Reforma laboral: el desafío de madurar

El sistema propuesto por el Gobierno podría servir para estimular la creación de empleo. Pero deben tenerse en cuenta otros factores fundamentales para lograr mayor ocupación laboral y evitar la “industria del juicio”

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El sistema laboral argentino plantea nuevos desafíos para poder estimular la creación de empleo (Imagen Ilustrativa Infobae)
El sistema laboral argentino plantea nuevos desafíos para poder estimular la creación de empleo (Imagen Ilustrativa Infobae)

El Imperio Romano fue, sin dudas, la piedra fundacional de la civilización occidental. Su gigantesco legado incluye la arquitectura, las artes, la infraestructura de gobierno, las leyes, las tácticas y estrategias de guerra, entre muchas otras. Pero hubo un aspecto en el que no fueron capaces de desarrollar un sistema eficiente: el manejo de la economía. Si bien Roma disfrutó durante siglos de prosperidad y crecimiento, no lo hizo por habilidad económica sino militar, mediante su permanente expansión territorial. A medida que crecían, imponían tributos a sus nuevas provincias o estados asociados y así financiaban el gasto del estado. El día que la expansión terminó y las provincias no pudieron resistir la carga impositiva (que Roma aumentaba permanentemente), el Imperio ya no pudo pagar la fiesta. Gastaba más de lo que producía. Fue el principio de su fin. Del legado romano, Argentina tomó la economía.

Aquí nadie se preocupó en analizar si la economía era sustentable. Y el sistema laboral es un claro ejemplo.

La reforma laboral y previsional propuesta por el presidente Javier Milei ha generado un amplio debate en el país, con implicancias que deben ser estudiadas y entendidas con mucha profundidad y detenimiento; el tema es mucho más complejo que la manera en que las partes interesadas lo plantean.

Estas reformas buscan (haciendo un resumen muy general) introducir una mayor flexibilidad en el mercado laboral a través de medidas como la reducción de los aportes patronales, la modificación del sistema de indemnizaciones por despido, el tiempo del periodo a prueba del empleado que se quiere incorporar, la modificación de la edad jubilatoria, entre otros, con el fin último del crecimiento de la economía y la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos. Hasta ahí, la teoría está perfecta.

Empresas, trabajadores, jubilados y Justicia

Estas dos reformas están intrínsecamente vinculadas y tienen un impacto directo en la vida de los trabajadores, los jubilados y las empresas; tres elementos que existen por la existencia del otro.

Nadie duda que el sistema actual en términos de legislación laboral ha sido un verdadero cáncer en la vida de las empresas, las cuales han enfrentado juicios que incluso muchos de ellos amenazaron o finalizaron con la vida de la compañía. La llamada “industria del juicio” es algo real y hoy las empresas al enfrentar un juicio laboral no se plantean si lo ganan o lo pierden, solo se plantean cuánto les costará.

Por un lado, la reforma laboral -al reducir las indemnizaciones y flexibilizar las contrataciones- daría un dinamismo y una motivación a las empresas a contratar más personal sin tener con cada contratación, una espada de Damocles que les caerá al momento de un eventual despido. Por otro lado, la reforma previsional, al disminuir los aportes, daría a las empresas mayor competitividad y por ende un crecimiento de la economía en su conjunto.

Pero aquí el tema central tiene dos aristas fundamentales: una, la macroeconómica, que plantea cómo se financiarán las actuales jubilaciones y pensiones; y otra arista es de aspecto psicológico, que podría explicar también por qué hoy existe una “industria del juicio”.

El aspecto psicológico consiste en la incertidumbre que existe en los trabajadores en actividad sobre cómo se podrán sostener económicamente en su vejez con el actual sistema de jubilaciones, y con la falta de empleo formal en el eventual caso que sean despedidos. Esta incertidumbre existe y se incrementa a medida que los años pasan y el momento de jubilarse está más presente que los recuerdos del colegio secundario, y puede tener como consecuencia que vean en un juicio a sus empleadores un resguardo económico para el futuro. Generando este espiral, la denominada “industria del juicio” o podríamos llamarla también la “industria del miedo al futuro”. En este capítulo, la justicia juega tambien un rol esencial velando en sus fallos por lo que es el motivo de su existencia, la justicia para trabajadores y para las empresas.

Equilibrio entre modernización y protección social

En conclusión, las reformas propuestas por Milei representan un intento de modernización del mercado laboral y del sistema de jubilaciones que Argentina deberia haber realizado hace decadas.

Sin embargo, es fundamental que estos cambios se realicen considerando un equilibrio entre la necesidad de dinamizar la economía y la protección de los derechos y la seguridad de los trabajadores y jubilados respectivamente. El desafío para Argentina será encontrar un camino que no solamente promueva la eficiencia económica, la competitividad y la protección a largo plazo de sus ciudadanos. Acá, empresa y trabajadores tendrán que poner su cuota de esfuerzo. Pero hay un tercer actor al que no podemos pedírselo más, que son aquellos que trabajaron toda una vida y hoy deben mendigar ayuda a sus hijos o a quien puedan porque reciben una jubilación que podríamos calificar como degradante. La sociedad no puede darle más la espalda a los jubilados. Porque además, cuando los trabajadores en su conjunto vean que ser jubilado no es una desgracia, no tendrán motivación para realizar juicios, que en muchos casos los hacen contra su propia convicción personal.

* El autor es asesor estratégico de empresas.

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