Son tan nefastos los populismos de izquierda como los de derecha

El análisis de la marcha del gobierno de Javier Milei, en medio de la discusión pública sobre las reformas que impulsa a través de un DNU y de la ley ómnibus que se debate en el Congreso

Javier Milei habla en las escalinatas del Congreso el día que asumió como Presidente (Foto: EFE/ Juan Ignacio Roncoroni)

Arranca sin duda la semana hasta ahora más compleja de este mes y medio que lleva Javier Milei al frente de la presidencia de la Nación, con varios temas importantes que ocurren de modo simultáneo.

El primero es, naturalmente, el tema de los tipos de cambio, no por los tipos de cambio en sí, sino porque los tipos de cotizaciones y la ampliación de la brecha están reflejando muchas dudas e interrogantes respecto del problema económico o de su falta de consistencia en materia de cómo hacer para parar un poco la inflación.

Se va ampliando la brecha, que estaba en 20% y ahora en 60%, y van subiendo los tipos de cambio, el contado con liquidación ya está arriba de los $1.300, como consecuencia de que mucha gente empieza a ver inconsistencias en el programa antiinflacionario, en el programa básico económico de la Argentina.

En segundo lugar, el Presidente deberá enfrentar además de este tema el paro de la CGT, que obviamente tiene consignas naturalmente muy políticas, y esta amenaza tan inapropiada que presentó el sindicalista (Héctor) Daer, diciendo que aquellos que voten la ley no van a poder salir a la calle, lo cual constituye una amenaza inaceptable en un país democrático.

Además tenemos el tema de la ley ómnibus, que me parece que se fue un poco por las ramas y perdió un poco el sentido de las prioridades.

A esto se le debe agregar que le falta una intervención personal del Presidente, que se ha vuelto otra vez un Presidente un poco teórico. Esta mañana dijo, por ejemplo, que si el DNU se aprueba o finalmente se rige el DNU, eso nos convierte en poco menos que en Alemania. Con ese criterio podríamos convertir en ley, por ejemplo, los libros del doctor Benegas Lynch, ¿no? Y directamente volvernos la suma de Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Estados Unidos, si tan fácil fuera.

El Presidente, además de plantear estos aspectos teóricos, empezó a sugerir que aquellos que se contraponen a sus ideas están llenos de tongos. Yo le recomendaría al Presidente, si me permite una recomendación, que no se meta mucho en el tema de los tongos.

Me parece que acá hay unos tongos muy visibles y recientes que están siendo olímpicamente ignorados por el Gobierno. Y unos cuantos tongos se mantienen en la Argentina sin pasar del espíritu libertario del Presidente. Por ejemplo, los regímenes especiales, el de Tierra del Fuego, del que vive la mitad de la política argentina. Y el Presidente no incluye esos temas en su programa de ordenamiento de las cuentas públicas. Hay unos cuantos tongos que están pendientes de la explicación de parte del Presidente.

Finalmente, estamos viendo un Milei que está mostrando algunos rasgos otra vez un poco intolerantes, ¿no? Lo ha hecho con periodistas, lo ha hecho con legisladores, lo hace con los actores y generalmente con sus críticos. Ahora voy a citar una frase genial, me parece que vale la pena tener enmarcadita esta frase que escribió Jorge Fernández Díaz en su artículo de la Nación, cuando dijo que “si el populismo de izquierda nos parecía nefasto, no veo por qué debe parecernos más encantador el populismo de derecha”. Y tal vez fue de las frases más inteligentes y más importantes

Guarda que estamos viendo de vuelta, en un contexto muy complejo para la Argentina, un político divisivo, un político que prefiere confrontar y no acordar. Yo no tengo muy claro con qué herramientas Milei puede confrontar. Los Kirchner, que fueron los reyes de la confrontación, tenían un poco más con qué, ¿no? Milei no tiene mucho para confrontar, excepto sus teorías, sus libros, sus libros de Benegas Lynch, su decreto que nos supone el lugar de Alemania, y algunas ideas teóricas como expresó en Davos

Acá estamos viendo una ausencia del Presidente en la discusión legislativa. Me parece que a estos proyectos que se han enviado al Congreso les falta una intervención personal del Presidente en la discusión con los legisladores, como hace (Joe) Biden o como hacía (Donald) Trump, su admirado Trump, que sentaba en la mesa a los tipos del partido contrario para discutir el asunto y no denegaba el asunto en secretarios o ministros o funcionarios.

Estamos viendo una especie de populismo de derecha que no tiene por qué ser, como dice Jorge (Fernández Díaz), más encantador que el populismo anterior. Dicho esto, y con toda la preocupación que a mí me genera este cuadro de cosas: unos tipos de cambio que están mostrando inconsistencias en la política económica; una huelga de la CGT que careció de la intervención personal del Presidente en el diálogo; una ley ómnibus que perdió el sentido de las prioridades, en la que tampoco interviene el Presidente en su negociación; un DNU que a juicio de Milei nos convertiría en poco menos que en Alemania. Todo con esta intolerancia que está presentando Milei ante la crítica.

*Las palabras de Marcelo Longobardi en Radio Rivadavia