En Davos, Suiza, sesionó -como es habitual- el Foro Mundial en materia económica presidido por su fundador, el economista y empresario alemán Klaus Schwab, con la participación de unos 3.000 representantes del mundo de la política y la economía de 120 países. El Papa envió un texto que fue leído por el Cardenal ghanés Peter Appiah Turkson, presidente de las Pontificias Academias de las Ciencias del Vaticano.
El Mensaje hace desfilar los principales desequilibrios de un mundo que atraviesa una constante injusticia, conflictos sociales y violencia.
“Un mundo cada vez más lacerado, en el que millones de personas -hombres, mujeres, padres, madres, niños-, cuyos rostros son en su mayoría desconocidos, siguen sufriendo, entre otras cosas por los efectos de conflictos prolongados y de guerras abiertas” dice el Papa.
Las guerras actuales y los ataques a las poblaciones civiles
En relación a las guerras resaltó que en las circunstancias actuales “se desarrollan en los pueblos y implican a las comunidades civiles”.
El Santo Padre hace aquí una clara alusión -a nuestro juicio- sin nombrarlas a la guerra de represalias de Israel en la Franja de Gaza tras el ataque de Hamás en territorio israelí, a la invasión de Rusia en Ucrania y al interminable conflicto sudanés.
“Estos sufrimientos -señala el Papa, repitiendo la misma reflexión compartida con el Cuerpo Diplomático en la audiencia del 9 de enero a la que nos hemos referido- se ven agravados por el hecho de que “las guerras modernas ya no tienen lugar sólo en campos de batalla bien definidos, ni implican sólo a soldados…en un contexto en el que ya no parece respetarse la distinción entre objetivos militares y civiles, no hay conflicto que no acabe de algún modo afectando indiscriminadamente a la población civil.”
Las guerras son un mal mayor cuando nos acostumbramos a ellas
Como bien lo destaca el sacerdote Máximo Jurcinovic en su nota titulada “Francisco en Davos…”(Perfil 19/01/24) los dramáticos conflictos se naturalizan por “el acostumbramiento” que “genera solo insensibilidad frente al dolor y la muerte”. Como también resalta el Padre Máximo el Santo Padre en su Mensaje indica que “la injusticia” es “la causa primera de las guerras” y “la más significativa es el hambre.”.
Los indicadores del camino del derrumbe mundial se titulan: hambre, conflictos, guerras, más indiferencia.
Por ello el Papa Bergoglio alienta en su mensaje “la esperanza que en los debates de Davos se tenga en cuenta “la urgente necesidad de promover la cohesión social, la fraternidad y la reconciliación entre grupos, comunidades y Estados, para afrontar los desafíos que se nos presentan, el primero de los cuales -dijo -es la paz.”
Pero no “la paz de los cementerios” como lo afirma en Evangelii Gautdium sino la que es resultado del encuentro y del diálogo social.
Justicia y paz
En su Mensaje Francisco afirmó que “la paz que anhelan los pueblos sólo puede ser fruto de la justicia”, en consecuencia, para alcanzarla no sólo es necesario “dejar de lado los instrumentos de la guerra”, sino “afrontar las injusticias” que están en la raíz de los conflictos. En primer lugar, el hambre, “que sigue afligiendo a regiones enteras del mundo, mientras que otras se caracterizan por un derroche excesivo de alimentos”.
Las cifras del horror
El Santo Padre no exagera nada. Denuncia la más cruda realidad. La realidad concreta. Como lo indicamos en nuestra nota del. domingo pasado Francisco se está refiriendo entre otros a los casos a la Franja de Gaza, a Ucrania, Sudán del Sur, Myanmar y a las amenazas de guerra.
Según la información oficial que nos llega de quien fuera el primer embajador de Palestina en nuestro país Suhail Hani Daher Akel, “en Gaza, en casi 100 días de invasión se suman 23.708 palestinos asesinados, 60.100 heridos, de ellos 6226 casos que demandan tratamiento urgente en el exterior con prohibición de salida por parte de Israel y 119 periodistas palestinos asesinados…” a lo que se suma el bloqueo de alimentos, agua, medicamentos, electricidad, gas, atención médica a civiles, mujeres embarazadas y ancianos enfermos” según lo destaca la reciente denuncia por genocidio de Sudáfrica ante la CPI (Palestinian Information Post-PIP) en una región que padece del bloqueo del Estado de Israel desde hace 16 años”, denuncia que pone en crisis el principal respaldo del actual gobierno israelí.
En Sudán del Sur, de acuerdo con el informe de protección de ACNUR (ONU Refugiados - Link is external) se estima que “entre el 15 de abril y finales de agosto del 2023 la mayoría de las víctimas son civiles, atacados principalmente debido a su origen étnico, sobre todo en Darfur Occidental de los que casi 4.000 han muerto y 8.400 han resultado heridos. Trágicamente, las niñas y los niños desplazados, incluidos los refugiados, han quedado atrapados en el fuego cruzado, fueron asesinados o mutilados cuando sus escuelas sufrieron el impacto de los bombardeos. Quienes han llegado a lugares seguros sufren graves trastornos psicológicos.”
(Y siguen los ejemplos…).
Primero el bien común de la familia humana y para ello Estados y empresas deben ir tomados de la mano
“En medio de la violencia y la agresión, -prosigue diciendo el Santo Padre en Davos -es esencial que los Estados y las empresas se unan en la promoción de modelos de globalización con visión de futuro y éticamente válidos, subordinando la búsqueda del poder y el beneficio individual al bien común de la familia humana”.
El Pontífice les recordó la “responsabilidad moral” que se deriva de su papel en la “lucha contra la pobreza”, en la consecución de un “desarrollo integral para todos nuestros hermanos y hermanas”, en la “búsqueda de la convivencia pacífica entre los pueblos”.
¿Cómo es posible que en el mundo actual se muera todavía de hambre, que se explote a la gente, que se la condene al analfabetismo, que carezca de atención médica básica y que se quede sin un techo?
Modelos de globalización con visión de futuro y éticamente sólidos
Estos fenómenos no conciernen sólo a algunos países, sino a todo el mundo, subraya el Papa Francisco y en un mundo “cada vez más amenazado por la violencia, la agresividad y la fragmentación, es esencial que los Estados y las empresas se unan para promover modelos de globalización con visión de futuro y éticamente sólidos, que por su propia naturaleza deben subordinar la búsqueda del poder y el beneficio individual, ya sea político o económico, al bien común de nuestra familia humana, dando prioridad a los pobres, los necesitados y los que se encuentran en situaciones más vulnerables.”
Las empresas, el mundo financiero y la debilidad de los gobiernos
El Papa considero también los poderes financieros que hoy operan en contextos económicos cada vez más amplios, donde “los Estados nacionales tienen una capacidad limitada para gobernar los rápidos cambios de las relaciones económicas y financieras internacionales”.
Rechazo a los abusos de los sistemas financieros y la usura ejercida contra los países menos desarrollados
“Las empresas -dijo el Papa -deben ser guiadas no sólo por la búsqueda de un justo beneficio, sino también por elevados estándares éticos”, especialmente en relación con los países menos desarrollados que “no deben estar a merced de sistemas financieros abusivos o usureros.”
Los recursos naturales deben destinarse a combatir la pobreza y no a enriquecer a unos pocos dice Francisco
“La explotación de los recursos naturales sigue enriqueciendo a unos pocos, dejando a poblaciones enteras, que son las beneficiarias naturales de esos recursos, en un estado de indigencia y pobreza.¿Cómo ignorar entonces la explotación generalizada de hombres, mujeres y niños obligados a trabajar por bajos salarios y privados de perspectivas reales de desarrollo personal y crecimiento profesional?”
Para los latinoamericanos, como para las naciones neocoloniales hay una verdad de Perogrullo. Sin embargo, mucha gente no sabe que la verdad es que es falso que ofreciendo los recursos naturales a las multinacionales del oro, la plata, el petróleo, el litio, la industria ictícola u otros, los países logran el camino de su crecimiento! Ese camino no es otro que el camino del “vaciamiento” del “despojo” donde lo único que crece es “la pobreza” y “la corporación de la logia de los pulcros” (Gunter Kusch) liga de extranjeros con cipayos, corrupción mediante.
Bienvenidas sean las empresas extranjeras a explotar nuestros recursos en condiciones análogas a las que los Estados (Canadá, Estados Unidos, Europa, imponen en sus propios países.
Impulsar la acción internacional coordinada con los Estados para el desarrollo
“Lo que se necesita, según el Papa, es un desarrollo “auténtico” y “global”, compartido por todas las naciones y en todas las partes del mundo o retrocederá incluso en áreas caracterizadas hasta ahora por un progreso constante”. En dirección al desarrollo compartido “es evidente la necesidad de una acción política internacional” que se concrete en “medidas coordinadas”.
Las estructuras intergubernamentales y el necesario control y dirección en el sector de la economía
“Es importante que las estructuras intergubernamentales (ONU y otras, agregamos nos) puedan ejercer eficazmente sus funciones de control y de dirección en el sector económico, ya que la consecución del bien común es un objetivo que está fuera del alcance de los Estados individuales, incluso de aquellos que son dominantes en términos de poder, riqueza y fuerza política.”
Además, escribe el Papa Francisco, las organizaciones internacionales están llamadas a “garantizar la realización de esa igualdad que está en la base del derecho de todos a participar en el proceso de pleno desarrollo, respetando las legítimas diferencias”.
El amor, la justicia y la solidaridad son valores irrenunciables por los que hay que luchar todos los días
De ahí la invitación a cada nueva generación a “retomar las luchas y las conquistas de las generaciones pasadas, apuntando cada vez más alto”. Porque “la bondad, junto con el amor, la justicia y la solidaridad, no se consiguen de una vez para siempre, sino que deben realizarse cada día”.