El desempeño en 2023 de los patrimonios de los fondos comunes de inversión, y de las diferentes estrategias que lo conforman, estuvo determinado por las expectativas en torno a cada resultado y la evolución “crítica” de las principales variables económicas y financieras. De hecho, un cepo potenciado siguió encerrando a los fondos en pesos.
Ahora bien, los desafíos para 2024 son muchos, por lo que las mejores oportunidades las podrán capturar quienes logren adaptarse rápidamente a los cambios en la coyuntura. La incertidumbre (reflejada en la volatilidad de los retornos de las inversiones) se mantendrá alta, y la mayor o menor probabilidad de éxito que se vaya otorgando al ambicioso programa económico del nuevo gobierno, será lo que determine la combinación de estrategias óptimas para potenciar una posición y/o defender la misma, en el caso de un escenario es adverso.
En consecuencia, la necesidad de una administración activa y táctica de los portfolios será un diferencial clave, en un año que será difícil. Y esto último es válido analizado desde el lado de los inversores, como del lado de las Sociedades Gerentes.
No es un dato menor la concentración de los pesos, la liquidez dominante e incluso quienes son los principales cuotapartistas
No es un dato menor la concentración de los pesos, la liquidez dominante e incluso quienes son los principales cuotapartistas -en particular, si las reglas de juego cambian o las expectativas actuales se opacan-.
El año de la industria en números
Lo primero a mencionar es que la industria de FCI alcanzó un volumen de $26 billones de activos bajo administración (AUM), marcando un récord y reflejando una suba superior al 300% con respecto al 2022. Su tasa de crecimiento fue así muy por arriba del promedio anual del 67% de los últimos 5 años; y positiva en torno al 100% ajustada por inflación.
¿Qué explicó este crecimiento del AUM? Básicamente, y al igual que el 2022, el mayor aporte vino por el lado del rendimiento (71%) de los activos. Mientras que los flujos, en tanto, aportaron una proporción menor (29%). Foto última que aún es más clara si ese divide el año en dos. En el primer semestre 2023, de hecho, el crecimiento promedio del 9% mensual lo explica en casi 90% los rendimientos. Situación que se revierte en parte en el segundo semestre, en donde la suba promedio del AUM del 16% por mes, encuentra su razón en una ecuación de 67%/33% entre rendimiento y flujo.
Si bien durante 2023 se batieron varios récord en términos de AUM, el rasgo más característico quizás fue la alta volatilidad que se observó por momentos. De hecho, los flujos lo confirman. Sin ir más lejos, analizado por categoría se ve claramente como la liquidez fue clave -en especial, en el segundo semestre-. En el año, los flujos a Money Market (MM) sumaron unos $4,5 billones -sobre un total de $5,8 billones-.
Mientras que los Dólar Linked (DL) le siguieron, pero muy detrás con unos $545.000 millones -9% del total de flujo recibidos en la industria-. Los segmentos CER (cobertura contra la inflación) y de Renta Fija Corporativa, aportaron $191.200 millones y $130.000 millones, respectivamente.
Rendimientos
El ganador fue las carteras con Renta Variable, volvió a sobresalir con una suba en el año del orden del 340% -en línea al S&P Merval-. Detrás se colocaron los fondos CER con ganancias promedio de 256%, y por encima del coeficiente (152%); y los DL con avances del 239%. Por arriba del CCL (172%), pero por debajo del dólar oficial (357 por ciento).
Los flujos a Money Market (MM) sumaron unos $4,5 billones -sobre un total de $5,8 billones-
No obstante, la volatilidad fue un rasgo destacado. Particularmente, la Renta Variable presentó meses de fuertes variaciones, y hasta los MM -si bien suelen ser los más estables en su desempeño- se vieron también afectados por el movimiento de las tasas de interés.
En las categorías de Renta Fija en pesos, se observa que las opciones más agresivas dentro de cada estrategia fueron las que “más pagaron”. Esto se refleja tanto en los T+1 dinámicos (249% vs 173% promedio del segmento), los CER medio (269% vs 256% promedio) y hasta los DL soberanos (262% vs 239% promedio).
En la franja de moneda a dólares se notó un gran cambio en la tendencia de los rendimientos respecto de 2022. Luego de un año de retornos negativos, en 2023 las carteras en dólares con riesgo local promediaron avances del 13% y los Latam del orden del 3%. Cómo referencia, el índice EMBI Latam, en igual período creció un 12 por ciento.
Dentro de cada segmento y en lo que es riesgo local, los fondos volcados a renta fija soberana fueron los grandes ganadores. Estos promediaron subas por encima del 30% en el año, reflejando la gran recuperación de la deuda soberana argentina, aunque con una volatilidad bastante mayor a los corporativos y/o balanceados.
A la vez que, dentro de los fondos latinoamericanos, aquellos portfolios con mayor ponderación en Brasil lideraron las subas con un promedio del 3,6% en el año.
La autora es Team Leader de FCI de Portfolio Personal Inversiones (PPI)