Recuerdo cuando era chica en el colegio en New Jersey y a mediados de diciembre nos hacían armar una lista de objetivos para el año siguiente. En inglés se llama “New Year’s Resolutions”. Si lo googleás, podés encontrar artículos de The Economist que inclusive dan tips. Era una forma de ordenarnos, nos decían. Tener objetivos para el año siguiente.
Enero siempre es un momento de reflexión, donde miramos nuestro año y hacemos un balance de las cosas que salieron bien y mal. La realidad es que las cosas no van a cambiar solo por que haya cambiado el año, no nos va a ir ni mejor ni peor solo por eso. Lo bueno y malo no está encasillado en un período de tiempo predefinido por el universo. Para mí, nuestro proceso personal es una sumatoria de instancias que hacen a nuestro ser. No tiene un principio ni un fin, solo es.
Entonces, si tenemos eso en cuenta, ¿qué debemos hacer con nuestras carreras laborales? ¿Hay espacio para pensar en un corte de actividades estratégicas de nuestras carreras porque es verano? Si estamos en búsqueda de algo nuevo, ¿es buena idea tomarnos un recreo?
Algo que aprendí es que los impulsos aislados no funcionan. Arrancar y frenar no es la fórmula. Ni en una dieta, ni en cualquier proceso comercial, y tampoco en nuestras carreras laborales. Lo que sí funciona, y muy bien, es la constancia, el método y el proceso continuo. ¿Por qué? Porque arrancar y frenar nos hace perder tiempo y foco. Hay que rebobinar, ir marcha atrás y retomar. Para hacer eso, gastamos energías que ya habíamos alocado y perdemos tiempo valioso, y también puede dañar nuestra imagen.
Nuestras carreras laborales y la búsqueda de crecimiento y nuevos desafíos son exactamente iguales. No estoy hablando desde la inconformidad constante, sino desde la visión de que todos los días debemos crecer, aprender algo nuevo y también dejar algo para la sociedad. Esa rueda es la que estimula y hace crecer a todos.
Volvamos entonces al New Year’s Resolution en la primaria en New Jersey. ¿Qué es? Básicamente, una lista de objetivos que designás como tus metas para el año siguiente, todas aquellas cosas que vas a querer lograr. Las listas, cuando yo era chica, solían ser larguísimas. Si guardabas la lista de un año a otro, lo más probable era que se repitieran los ítems. ¿Por qué?
Los seres humanos nos movemos en función de nuestros hábitos. Para poder lograr cambios, hay que cambiar hábitos, y eso solo se logra a través del método y la repetición. La realidad es que los hábitos no se cambian, se pisan.
Recordemos siempre que no existe la suerte como suerte en sí. Depende de cada uno de nosotros. Hay una frase de Séneca que dice: “La suerte es donde confluyen la preparación y la oportunidad”. Hay que prepararse, hay que tener foco, hay que ser consciente y hay que tener estrategia de carrera.
Entonces, si pensamos en nuestras carreras laborales, pensemos en el largo plazo: ¿qué quiero lograr? Para el largo plazo, hoy en día no suele ser más de cinco años. ¿Qué puedo hacer en 2024 para encaminarme hacia eso que deseo para 2029?
Esos objetivos tienen que ser obtenibles en un año, con un esfuerzo razonable. Laboralmente, recomiendo fijarse cinco objetivos a corto plazo. Porque los objetivos siempre tienen asociadas acciones que uno tiene que realizar para poder alcanzarlos. Además, nos van a sacar de nuestra zona de confort.
De los cinco objetivos, dos deberían ser personales y tres laborales. ¿Por qué incluyo objetivos personales? Porque si nuestras vidas personales están en eje nos es más fácil concentrarnos en nuestras carreras profesionales. Entonces, primero, ¿cómo fijo los objetivos?
a. Tienen que ser logros que te hagan cambiar hábitos, salir de la zona de confort, que impliquen un aprendizaje.
b. Los objetivos solo pueden depender de vos. Si dependen solamente del accionar de otra persona, no son objetivos realistas.
c. Dividí la lista en 3 categorías: Varita mágica, Objetivos desafiantes y Low hanging fruit.
Varita mágica: si tuvieras una varita mágica, podes imaginarte cualquier cosa. Anotá lo que te haría volar. Muchas veces vi que esos objetivos “varita mágica” eran obtenibles, solo faltaba la estrategia asociada para lograrlos.
Objetivos desafiantes: cambios que te gustarían realizar, pero los ves lejos y posiblemente estancados.
Low hanging fruit: están al alcance y se pueden realizar fácilmente, pero por fiaca no has puesto foco.
d. Lograrlos cambiarían tu vida desde lo profesional y/o personal.
Una vez que tengas los objetivos:
1) Armá un plan de acción con fechas en agenda. Sin un cronograma es casi imposible, porque el día a día va a pisar cualquier proyecto.
2) Pensá cómo lograr los objetivos, o el mismo camino a lograrlos, podrían potenciar tu reputación e imagen en el mundo laboral.
3) Durante el año revisá el cronograma para ver si vas de acuerdo con el plan.
4) Las metodologías ágiles nos enseñaron también que es válido revisitar un plan y redefinir en función de lo que vas aprendiendo. ¡Eso no significa tirar la toalla!
5) Alocá tiempo en tu agenda para poder destinar horas de calidad a tus nuevos proyectos.
6) Definí un presupuesto económico, mensual o anual realista, para poder invertir en tu crecimiento.
7) Buscá cursos, capacitaciones y charlas donde puedas cerrar las brechas de conocimiento que tengas.
8) Sí o sí, ampliá tu red de contactos por fuera de tus ámbitos habituales. Networking es una herramienta muy poderosa.
9) No tengas miedo de mostrarte tal como sos. La transparencia ahorra mucha energía y es justamente a lo que vamos como sociedad.
10) Involucrá a otras personas para que te puedan apoyar. Tienen que ser personas que realmente apuesten a ver un crecimiento en vos.
11) Mantené, en todo momento, una mentalidad abierta al cambio y al aprendizaje.
Suena desafiante, ¿no? Pero si disfrutás el proceso y te divertís, en el camino lo vas a poder lograr. Solo depende de vos, dar ese primer paso y animarse es genial. A medida que veas que vas avanzando, también sentirás que se allana el camino. Los primeros pasos son los más complicados. Una vez que veas el crecimiento constante como parte de tu ser, se va a haber transformado en un nuevo hábito que te ayudará a potenciarte a lo largo de los años.
Cuando te pregunten cómo lo hiciste, no dudes en compartir el proceso, porque vas a potenciarlos para que también puedan crecer.