Cada 5 de Enero por la noche, había que dejar los zapatos en un lugar determinado de la casa, un balde de agua para los camellos y si era posible un poco de pasto. Recuerdos de la infancia ligados a las vacaciones del Colegio, al verano y a momentos entrañables de la infancia.
La fiesta de los Reyes Magos o Día de Reyes es comúnmente llamada Epifanía, palabra que en griego significa “manifestación”, en el sentido de que Dios se revela y se da a conocer a los pueblos ajenos al mundo de Israel. Jesús es el Mesías prometido para el Pueblo Judío. Sin embargo estos Magos de Oriente guiados por la estrella, se dirigen a Jerusalén para adorar al enviado del cielo que ha nacido, y vienen de otros pueblos, visitan al Rey Herodes, que a su vez les señala que el Mesías debía nacer en Belén. Tras abandonar el palacio y ser guiados por la estrella, los magos encontraron al niño en un establo, junto a María y José. Al postrarse ante él le ofrecen dones. Oro, porque es Rey; Incienso, porque es Dios; y Mirra, como anuncio de sus futuros sufrimientos. Fueron advertidos por un ángel de que no volvieran al palacio de Herodes ya que este solo quería acabar con la vida del niño.
La fiesta de la Epifanía es una de las más antiguas de los cristianos, muy probablemente la segunda después de la Pascua (Pascua de Resurrección). Se inició en Oriente y luego pasó a Occidente por el siglo IV.
Al principio los cristianos conmemoraban las tres Epifanías en una misma fecha: el Nacimiento, la adoración de los Reyes y el Bautismo de Jesús por San Juan Bautista en el Jordán. En algunas iglesias orientales incluso se celebra el nacimiento de Cristo el 6 de Enero.
En la Edad Media la Epifanía pasó a conocerse más como la fiesta de los Reyes Magos. Es en esa época cuando se les da los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar.
En España, y gracias a los testimonios escritos y artísticos que se guardan en la Biblioteca Nacional, somos testigos del nacimiento de esta versión de la historia, en concreto en una de las piezas más excepcionales del siglo XII, el llamado “Auto de los Reyes Magos”, una obra fundamental en la historia de la literatura española por ser el texto teatral más antiguo que se conserva en lengua castellana. En dicha obra aparecen Melchor, Gaspar y Baltasar, pero no son definidos como “reyes”, sino como steleros, es decir, astrólogos. Fue encontrada en la biblioteca de Toledo. El texto habla sobre la llegada de los Reyes Magos y, por eso, también se la conoce con el nombre de Adoración de los Reyes Magos y está escrita en castellano medieval. En ese tiempo eran comunes las obras de teatro litúrgico que se interpretaban como una catequesis para el pueblo. El texto de autor anónimo fue compuesto posiblemente por algún Obispo Toledano.
El Papa Francisco explicó el significado de los tres regalos de los Reyes Magos.
Al reflexionar sobre el relato del Evangelio de San Mateo, que relata el episodio de los Magos que ofrecen al Niño Jesús oro, incienso y mirra, el Papa explicó cuáles fueron los tres regalos que los Sabios de Oriente recibieron de Dios: “Tres preciosos dones que también nos conciernen a nosotros”.
En primer lugar, el Papa se refirió al “don de la llamada” y destacó que “Dios nos llama a través de nuestros más grandes deseos y aspiraciones”.
“Los Magos se dejaron asombrar e incomodar por la novedad de la estrella y se pusieron en camino hacia lo que no conocían… Se sintieron llamados a ir más allá”, dijo el Papa.
En esta línea, el Santo Padre subrayó que “esto también es importante para nosotros: estamos llamados a no contentarnos, a buscar al Señor saliendo de nuestra comodidad, caminando hacia Él con los demás, sumergiéndonos en la realidad. Porque Dios llama cada día, aquí y hoy, en nuestro mundo”.
En segundo lugar, el Papa Francisco se refirió al “don del discernimiento” porque los Magos no se dejaron engañar por Herodes sino que “saben distinguir entre la meta del viaje y las tentaciones que encuentran en el camino”. Sin duda si queremos recibir un regalo de parte de los Reyes es algo bueno para pedir para nuestras vidas. ¡Feliz fiesta de la Epifania!