El DNU y el rol de la actividad feriante, para revertir el problema de la Informalidad

Según los registros del Estado, las ferias representan la actividad más grande del país, con aproximadamente un millón y medio de trabajadores

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En las ferias de Argentina, trabajan aproximadamente un millón y medio de personas
En las ferias de Argentina, trabajan aproximadamente un millón y medio de personas

En el contexto de una delicada situación económica y por ende social que transcurre la Argentina. Considerando los altos niveles de Informalidad, que están a la par que el empleo formal y que lo supera en más de 12 provincias. A sabiendas de que ese sector de la economía informal es un sector productivo, no registrado, que aglutina Trabajadores Independientes y cuentapropistas que compiten libremente, generando un gran mercado en negro.

Tomando en cuenta el DNU 70/2023 del presidente Javier Milei del pasado 20 de Diciembre, donde anuncia, entre otras cuestiones, la necesidad de “revertir el problema de la Informalidad”. Afirmando en su enunciado que “el empleo formal en el sector privado se mantiene estancado en 6 millones de puestos de trabajo desde esa fecha (2011), lo que ha provocado la anómala e inaceptable situación de que el empleo informal supere al formal en un 33%”.

Considerando que las llamadas “Nuevas formas de trabajo” por la OIT aluden al reconocimiento de nuevas actividades laborales no representadas ante el Estado, para generar trabajo decente y a su vez, mayor equilibrio fiscal, surge la necesidad de mantener la mirada propositiva al respecto.

El Sindicato de Ferias, creado recientemente, puede ser un factor aglutinante en este punto clave, dado que la actividad (al igual que en el resto de los países subdesarrollados) es la más grande, según los propios registros que posee el Estado.

Retomando el DNU del Presidente, teniendo como objetivo “darle seguridad jurídica a la relación laboral”, el mismo ofrece un “mecanismo para que los trabajadores independientes puedan operar un sistema flexible de colaboradores de hasta CINCO (5) personas”. Clave en aras de una registración masiva, ya que el trabajador feriante suele tener en su puesto a varios vendedores, en las grandes ferias.

Más adelante, el Capítulo IV del Decreto, sobre Trabajo, anuncia un “Sistema Único de Registro Laboral” a través de AFIP o de las autoridades administrativas del trabajo locales, las Agencias Territoriales o las dependencias en las distintas provincias. Aquí es cuando creemos importante articular las herramientas generadas recientemente desde la Organización SUTFRA.

Por un lado, el Registro Nacional de Trabajadores Feriantes, promovido por la OIT Argentina y aprobado por la cartera de Trabajo en la órbita de la Secretaría de Empleo, desde el cual hemos hecho relevamientos en varias provincias. Y por otro, lo que se denominó Monotributo Puestero, una figura para amparar esta nueva forma de trabajo, en referencia al sistema previsional, la seguridad social, salud y también para generar desde allí un piso salarial desde la canasta básica ya que, al ser una actividad atípica, no entrarían bajo el esquema “paritarias” como lo conocemos comúnmente, al no representarse la figura de una patronal.

En los registros mencionados, trabajados con la cartera laboral conjuntamente con AFIP por el monotributo puestero, se detectó que esta actividad informal ronda el millón y medio de trabajadores, entre las ferias de barrio, los outlets, los paseos de compra que abundan en todas las provincias, sin mencionar la feria más grande del continente, “La Salada”, y la proyección que tiene este mercado, con la elaboración reciente de “La dulce”.

Es por eso que creemos que las miradas propositivas deben prevalecer en los nuevos tiempos de cambio, que las herramientas generadas por la Argentina deben ser puestas a disposición, en lo que alude a las nuevas organizaciones. Y porque combatir la informalidad, en definitiva, es también combatir la pobreza.

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