Se llevó a cabo la 28ª Conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en un escenario global que ya enfrenta los efectos sin precedentes del calentamiento del planeta. Reunió a los Estados partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC); siendo organizado por el séptimo productor mundial de petróleo, los Emiratos Árabes Unidos (EAU). La cita mundial se celebró en Dubái, cuyo objetivo fue y es preservar el objetivo vital de 1,5°C, por encima de los niveles preindustriales desde 1850, para evitar graves impactos climáticos acordado en el Acuerdo de París de 2015.
Fue presidida por Sultan Ahmed Al Jaber, que es a su vez el CEO de la 12° empresa de petróleo más grande del mundo, la Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC). Su designación generó polémica ante el conflicto de intereses.
Las ausencias de los presidentes de los dos países que más contribuyen al calentamiento global, Biden (EEUU es el mayor emisor histórico) y Xi Jinping (China es el mayor emisor global), marcaron el inicio de la cumbre del clima.
Ha sido la más grande de la historia con más de 85 mil acreditaciones. Sin embargo, aumentar su tamaño no significó aumentar su ambición.
Comienzo prometedor
La conferencia se inauguró con anuncios de aportes para el Fondo de Pérdidas y Daños acordado en COP27. Lo hasta ahora aportado voluntariamente, 800 millones de dólares, es el equivalente a menos del 0,2% de las pérdidas irreversibles que sufren los países en vías de desarrollo. Si bien el fondo es insuficiente es positivo para la credibilidad porque ya existe y está operativo.
El segundo día se anunció la Declaración voluntaria sobre “agricultura sostenible, sistemas alimentarios resilientes y acción por el clima”. Un conjunto de 134 países firmaron pero Argentina no adhirió. La agricultura fue un punto de tensión para la mayoría de los países de América Latina, especialmente a partir del nuevo marco de la Unión Europea que pide garantizar que las exportaciones de productos primarios sean libres de deforestación.
Primer Balance Mundial
El objetivo principal de la COP28 fue realizar el Primer Balance Mundial de la historia (First Global Stocktake) para evaluar el grado de avance en la implementación del Acuerdo de París que establece que cada 5 años los países deben realizar un inventario global y establecer lineamientos para los próximos años. Esta sí hubiera sido la oportunidad histórica para un compromiso contundente de reducción exponencial de las emisiones de gases de efecto invernadero, siendo los combustibles fósiles responsables del 75% de los GEI. Sin embargo, por tercer año consecutivo no se logra incluir su eliminación progresiva los combustibles fósiles hasta su terminación (Phase out) a pesar que 130 países lo solicitaron, ni la reducción gradual de los combustibles fósiles sin una necesidad de terminación final (Phase down). El texto final no usa la terminología que muchos reclamaban, sino que se reemplaza por la frase que deja abierta a la interpretación por las Partes, “transitioning away from fossil fuels in energy systems”, es decir, “transitar dejando atrás (abandonar?) los combustibles fósiles en los sistemas de energía”. En definitiva, no se trata de eliminar, ni reducir, sino de un término a mitad de camino como “transitar”.
En el marco de la clausura de la COP28, el Secretario Ejecutivo de ONU Cambio Climático, Simón Stiell, recalcó que los estados insulares (ausentes cuando se convocó a plenaria) dejaron en claro que el consenso, no llega lo suficientemente lejos para proteger a sus poblaciones y para proteger el planeta; El acuerdo todavía deja mucho que desear respecto al ambición que la crisis climática necesita.
La industria petrolera consiguió un acuerdo que deja espacio para el gas natural como “combustible de transición”, incluye a la energía nuclear entre las tecnologías bajas en emisiones a promover y destaca la captura de carbono como solución climática. Esta tecnología permitiría, en teoría, seguir quemando combustibles fósiles sin emisiones.
Respecto a la financiación, sigue pendiente; no se logró definir la nueva meta que los países desarrollados deberán comprometerse desde el 2025 y reemplazar su aporte anual de 100000 millones de dólares que aún no cumplen.
El balance reconoce la ciencia que indica que las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben reducirse en un 43% para 2030, en comparación con los niveles de 2019. Señala que las Partes están desviadas en lo que respecta al cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París. Es un llamado a triplicar la capacidad de energías renovables y duplicar la tasa anual de eficiencia energética al 2030.
Se establecieron las metas para el Objetivo Global de Adaptación (GGA) y su marco, Según PNUMA se estima que las necesidades de financiamiento para adaptación en los países en vías de desarrollo es 18 veces más.
Sabor agridulce
Las conferencias de Naciones Unidas sobre Cambio Climático llevan 28 ediciones y 30 años de negociaciones. A pesar de sus muchos defectos y contradicciones se logró llegar a un acuerdo que requiere del consenso de todos, por lo cual el lenguaje se fue modificando para complacer a todas las Partes. Este acuerdo marca un paso adelante, aunque sea débil.
El mencionado éxito de la cop28 no es por el resultado del Acuerdo en sí, sino que pasa única y exclusivamente que por primera vez se reconoce explícitamente al principal culpable de la crisis climática: los combustibles fósiles. Se pudo conseguir a pesar de ser una COP organizada por el séptimo productor mundial de petróleo y presidida por el CEO de la 12° empresa de petróleo más grande del mundo. Pero ello también debilitó la salida contundente de los combustibles fósiles. Carece de compromisos vinculantes, lo que deja a los países decidir su propio ritmo de transición. Está plagado de lagunas jurídicas que benefician a los petroestados y a los lobistas de los combustibles fósiles.
El camino que tenemos por delante será desafiante. Azerbaiyán será el anfitrión de COP29, lo cual significa que durante tres años consecutivos una nación potencia petrolera, y con restricciones a la libertad de expresión, será sede de conversaciones sobre el clima. En ella se deberá establecer un nuevo objetivo de financiación climática, que refleje la escala y la urgencia del desafío climático.
El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo, el costo de la inacción supera el costo de la acción. En última instancia, el éxito o el fracaso de esta COP dependerá de cómo los países llevan el acuerdo a la implementación real de políticas, para acelerar la transición energética y todas las transiciones que se necesitan para que se empiecen a implementar acciones para salir de los combustibles fósiles y no traer falsas soluciones climáticas.