Navidad: un llamado a dejar los temores y reconstruir la confianza

Su verdadero significado nos ofrece un sendero hacia la esperanza y la paz

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El nacimiento del Niño Dios ocurrió en Belén de Judá, cumpliendo así con lo dicho por el Ángel de la Anunciación a María - crédito Catolicismo Digital
El nacimiento del Niño Dios ocurrió en Belén de Judá, cumpliendo así con lo dicho por el Ángel de la Anunciación a María - crédito Catolicismo Digital

Cuando el Ángel se apareció en la noche oscura de Belén, les dijo: “No temáis; os ha nacido un Salvador el cual es Jesús”.

La gran incertidumbre que se vive hoy en nuestro país, pero que también podemos asociar a un fenómeno más global, es un disparador de la ansiedad y la angustia. Hay muchas preguntas y pocas respuestas. Es la compulsa entre querer hacer algo y no saber por dónde empezar. Esta ansiedad se encarga de engendrar angustia.

El estado de angustia altera la vida, enferma, no solo el alma sino que dinamita la salud física y las relaciones entre personas. El grave riesgo de no saber cómo descomprimir la angustia es caer en la oscuridad de la depresión. Ante estos escenarios el Ángel vuelve a decir: “No temas”.

Vivir de manera plena la Navidad y su verdadero significado nos ofrece un sendero hacia la esperanza y la paz. En el relato del nacimiento de Jesús, el mensaje de los ángeles es claro: no debemos temer, ya que el nacimiento de Cristo trae consigo gran alegría y esperanza para todos. La historia de la natividad es un testimonio de fe y confianza en la providencia divina.

Estoy convencido de que al abrazar el significado verdadero de la Navidad, dejando de lado la inmediatez del consumismo, podemos encontrar la fuerza para dejar de lado la ansiedad y confiar en que, así como el nacimiento de Cristo trajo esperanza al mundo, también podemos confiar en que Dios está guiando nuestro camino.

Navidad es el tiempo para alzar nuestros ojos a Dios, aquel que nunca falla y siempre nos acompaña, Navidad es la iluminación, no sólo de la noche de Belén, sino de la noche de nuestras vidas. Es un recordatorio de que podemos dejar nuestros temores al confiar en la presencia de Dios, experimentar su amor perfecto, regocijarnos en la llegada de Jesús como Salvador y encontrar la paz que solo Él puede ofrecer.

En esta Navidad, deseo que cada uno de los argentinos encuentre el sendero hacia el verdadero sentido de esta fiesta.

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