China: superávit estructural

Las cifras de comercio exterior de China mostraron el creciente saldo positivo de 748.130 millones de dólares en el período enero-noviembre de este año con motivo de 3.077.800 de exportaciones y 2.235.400 millones de importaciones. Los saldos favorables en el balance comercial no sorprenden porque son una consecuencia del modelo de crecimiento implementado a partir de la política de apertura iniciada en 1978 y acentuada después de la incorporación a la OMC en diciembre de 2001. En 2022, tuvo un superávit de 668.633 millones y en los últimos cinco años acumuló un saldo favorable de 2,5 billones de dólares.

En la última reunión de la Conferencia Central de Economía del PCC realizada en la segunda semana de diciembre para analizar la situación, en especial las dificultades originadas en el sector inmobiliario, durante 2023, se insistió en la necesidad de impulsar la demanda interna para reducir la dependencia del crecimiento de los mercados externos. No es la primera vez que las autoridades insisten en la necesidad de modificar la principal característica del modelo con escaso éxito. El Presidente Xi Jinping ya impulsó el concepto de “la doble circulación” en noviembre 2020 para marcar una diferencia con el modelo basado en la promoción de las exportaciones.

El comercio exterior de China representa el 38% mientras el consumo es del 53% del PBI de acuerdo a las cifras del Banco Mundial. Este último porcentaje es bajo en comparación con los datos en las economías desarrolladas. En los Estados Unidos, los porcentajes son del 25% y 67% respectivamente. La tasa de ahorro en uno y otro país muestra también importantes diferencias: en China es de 46% y en los Estados Unidos del 20%. Esto explica las diferencias en la utilización de los instrumentos de políticas económicas cuando se trata de impulsar el crecimiento y el empleo.

Un reciente artículo del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) de los Estados Unidos sostiene que las cifras del superávit de China serían aún mayores. El estudio señala las discrepancias entre los datos de la Aduana y los de la balanza de pagos y el tratamiento de las exportaciones e importaciones de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) creadas para promover las inversiones externas.

Los saldos favorables explican parte de la importante cifra de reservas internacionales que suman 3101 miles de millones a las cuales habría que sumarle las tenencias de los bancos oficiales en el exterior. Según el estudio citado, las tenencias serían de 2,5 billones, lo que haría un total de 5,6 billones de dólares. Los capitales externos generan ingresos adicionales en la balanza de pagos confirmando la solidez de la posición externa de China.

La iniciativa Ruta de la Seda para financiar, mediante préstamos de los bancos oficiales, las obras de infraestructura de las empresas chinas en los países asociados, tiene también el propósito de fomentar las exportaciones de servicios y bienes de capital y facilitar la internacionalización de las Sociedades del Estado.

Los persistentes superávits en el comercio exterior de China plantean un problema para los terceros países, incluyendo la Argentina. Si bien es cierto que el gobierno chino proclama su predisposición a una mayor apertura, la remoción de barreras de acceso y facilidades para la participación del sector privado acompañando esas definiciones con el despliegue publicitarios sobre ferias y misiones comerciales para promover importaciones, existen razones estructurales que constituyen un impedimento para lograr un cambio substancial en las importaciones y equilibrar la balanza comercial. En el estadio de desarrollo alcanzado por China, la disminución de la tasa de ahorro y un cambio en el consumo constituirían los factores claves para lograr un aumento de las importaciones y evitar los efectos negativos de persistentes déficits sobre los socios comerciales.