En los distintos abonos, el Teatro Colón puso en escena Madama Butterfly, uno de los más conocidos trabajos de Giacomo Puccini, con texto en italiano de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Fue en la función del 8 de noviembre 2023.
La ópera narra la tragedia de Cio-Cio-San, la geisha japonesa de quince años, quien se casa legalmente, aunque transitoriamente, con Benjamin Franklin Pinkerton, un teniente de la marina norteamericana, que luego de abandonarla y reclamarle la entrega del hijo en común para ser educado en América, en cumplimiento de sus preceptos culturales y para salvar su honor, concluye suicidándose mediante el ritual del harakiri.
Se trata de una ópera que a pocos meses de su estreno en la Scala de Milán (1904), fue representada en el escenario del Teatro de la Opera de Buenos Aires. Este último fue el primer escenario fuera de Italia que se interpretó y a cargo de la batuta estuvo Arturo Toscanini. La misma ópera integró el primer programa del Teatro Colón.
En la función del pasado 8 de noviembre, Cio-Cio-San estuvo a cargo de Daniela Tabernig, argentina, quien completó sus estudios de canto en el ISATC y en el Conservatorio Nacional de Atenas, habiendo recibido el premio a la Mejor Cantante ACMA y el diploma de honor como mejor cantante de la década, Konex 2019, habiendo cantado en varios países y en distintas ocasiones en el Teatro Colón.
En la velada que anotamos, realizó una excelente interpretación del personaje central de la obra. En lo vocal se destacó. Gran actuación y canto en el dúo del final del primer acto con Fermín Prieto.
Pinkerton fue encarnado por el tenor Fermín Prieto, quien comenzó sus estudios en Mendoza, perfeccionándose en el ISATC y luego entre otros, con Teresa Berganza. Cantó en Buenos Aires Lírica, Juventus Lírica, Teatro el Circulo de Rosario, integrando actualmente el Coro Estable de nuestro primer coliseo. Su desempeño actoral fue convincente en todo el desarrollo de la obra, su voz estuvo a la altura del personaje y se destacó. Manejo de la voz y brillo en todo momento. Fue un acierto el dúo del final del primer acto con Daniela, como dijimos.
La orquesta estuvo conducida por el Maestro Carlos Vieu. Sintéticamente podemos apuntar que se graduó en dirección orquestal en la UNLP, discípulo de Guillermo Scarabino, fue becado por la OEA en el Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela. Ha dirigido varias orquestas nacionales e internacionales, además de ser profesor en la Escuela de Dirección Orquestal en la UCA. Se trata de un director con trayectoria, técnicamente solvente y con gran comunicación con el grupo musical. Puso el énfasis necesario para lograr esa emocionalidad tan especial que Puccini reclama. La musicalidad del compositor traduce un sentido muy humano. No existe la indiferencia en su partitura, salvo cuando de lo que se trata es de expresarla. De este modo, de la mano de Vieu la orquesta honró a Puccini. Por su parte, la Orquesta Estable cuenta con músicos de fuste, que conocen perfectamente la página de que se trata.
Maria Luján Mirabelli en Suzuki, tanto como Omar Carrión en el rol de Sharpless complieron con los roles perfectamente en lo vocal y en la actuación. La escenografía en las manos de Boni y la dirección por Livia Sabag mostraron, con la austeridad y color necesario, el lugar donde se desarrolla la obra.
En síntesis, nuevamente nuestro primer coliseo mostró su profesionalismo y calidad poniendo en escena una excelente interpretación de esta ópera que, dicho sea de paso, ha sido representada por las más destacadas voces de la historia de la lírica.