Las generaciones presentes no deben saber quién fue el Cardenal Pironio, que será beatificado en la Basílica de Luján, este sábado 16 de diciembre.
Vigésimo segundo hijo de una mujer sencilla, nació en la provincia de Buenos Aires en la ciudad de 9 de Julio. Él, en palabras textuales, la describía así: “Si tuviera que hablar de mi vida, comenzaría con mi familia y, en particular, con mi madre, que fue una mujer sencilla pero de fe profunda. Yo soy el vigésimo segundo hijo, el último nacido, y tengo que reconocer que en esta historia hay algo de milagroso. Mis padres eran italianos. Cuando nació el primer hijo, mi madre tan sólo tenía 18 años y se enfermó gravemente. Durante seis meses estuvo en cama, sin poder moverse. Cuando se recuperó los médicos le dijeron que no podría tener más hijos pues, de lo contrario, su vida correría un grave riesgo. Al no saber qué hacer, mi madre fue a consultar al obispo auxiliar de La Plata, quien la tranquilizó y celebró una misa pidiendo protección”. Después de eso tuvo 21 hijos más, se ve que la bendición fue efectiva.
Su vocación religiosa fue incentivada por ella, y a los 18 años ingresó al seminario San José de La Plata. Cinco años después, a los 23 recién cumplidos, fue ordenado sacerdote el 5 de diciembre de 1943, en la Basílica de Nuestra Señora de Luján por Monseñor Anunciado Serafini .
Es nombrado profesor de Literatura, Latín, Filosofía y Teología sucesivamente en el Seminario Pío XII de Mercedes donde se dedicó a la formación del clero durante 15 años.
Entre 1953 y 1955, estudió en Roma, donde obtiene la licenciatura en Teología por la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino (Angelicum).
A su regreso de Europa sigue como formador en los seminarios de Mercedes y La Plata, hasta su nombramiento como Vicario General. El 8 de diciembre de 1958, Pironio fundó el Instituto Secular «Misioneras de Jesucristo Sacerdote» en la localidad de Mercedes (provincia de Buenos Aires), con la consagración de las tres primeras Misioneras.
Durante la década de 1950 aparecen sus primeros escritos en la Revista de Teología del Seminario de La Plata y en la revista de la Juventud Obrera de Acción Católica en la Argentina.
Sigue la guía pastoral del Padre Manuel Moledo, quien lo conduce en su formación universitaria y en la dedicación al movimiento de la Acción Católica. Desde sus primeros años como sacerdote acompaña como asesor a muchos grupos de jóvenes.
En 1958 Monseñor Serafini lo designa Vicario general de la diócesis de Mercedes y se desempeña como Profesor de Teología en la recientemente fundada Universidad Católica Argentina.
Rector del Seminario de Buenos Aires
En 1960 el Cardenal Caggiano, Arzobispo de Buenos Aires, lo nombra rector del Seminario Metropolitano de Villa Devoto, asume el cargo como el primer rector del clero diocesano después de la dirección de los padres jesuitas, que habían asumido su conducción desde el año 1620.
En 1963 es designado Visitador Apostólico de las universidades católicas argentinas. Fue decano de la Facultad de Teología de la UCA. Padre conciliar en la III y IV sesión del Concilio Vaticano II.
Como secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), Pironio ejerció marcada influencia en la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968), que definió el perfil de la Iglesia latinoamericana post-conciliar y una vez nombrado presidente del mismo, realizó la aplicación de las “conclusiones de Medellín” con sus “Escritos pastorales marplatenses II”, que tuvieron una amplia difusión en América Latina.
El 27 abril de 1972, la Iglesia marplatense escribiría otro capítulo en su historia, designado Obispo de esa Diócesis. Traería consigo una renovación a la Iglesia y la acercaría a la sociedad. Su prédica comprometida con la opción preferencial por los pobres, en línea con lo proclamado por la Iglesia latinoamericana en la conferencia de Medellín, le valió ser tildado por algunos de comunista. “Era una persona muy cercana con los jóvenes. En ese momento los jóvenes del Movimiento Diocesano le decíamos ‘el Monse’”, recuerda en diálogo con Lourdes Díaz, del Portal 0223, que continúa relatando un testimonio de Roberto Benzo, actual coordinador de Cáritas Mar del Plata, quien lo define como una persona cálida que estaba constantemente al servicio de los feligreses. “Siempre tenía un momento para hablar con quien lo necesitase y en cada charla te hacía sentir que no había nada más importante que lo que uno le contaba”, rememora.
Durante su obispado, Pironio mantuvo siempre una prédica de paz y compromiso social y llevaba a la práctica el concepto de “Iglesia pascual y peregrina” con gran presencia en los barrios de la ciudad. En vísperas del golpe militar del 1976, el religioso fue amenazado de muerte y luego de aparecer la Catedral de los Santos Pedro y Cecilia con la inscripción “Pironio Montonero”, el edificio tuvo que ser desalojado por una amenaza de bomba. Fue entonces que el gobierno de María Estela Martínez de Perón le ofreció a Pironio proveerle custodia personal, oferta que rechazó.
“No puedo aceptar eso. Primero, porque confío en la protección de Dios. Segundo, porque considero inaceptable que un obispo desarrolle su labor rodeado de guardaespaldas. En tercer lugar, porque pueden atentar y no solo matarme a mí, sino matar a un custodio; y su vida vale tanto como la mía”, sostuvo Pironio al declinar el ofrecimiento de la mandataria, comentaba este portal marplatense.
Fue promocionado por el papa Pablo VI a Prefecto de vida consagrada y sociedades de vida apostólica en septiembre de ese año y trasladado a Roma, ciudad en la que permaneció hasta su muerte, el 5 de febrero de 1998.
Monseñor Ariel Torrado Mosconi, Obispo actual de la Diócesis de 9 de Julio, lo recordó diciendo: “Sin lugar a dudas, encontramos en Pironio a un maestro de vida espiritual. Incansable predicador y director espiritual, su espiritualidad, refrendada por el ejemplo de vida, nos ilumina aún hoy”.
Pironio trabajó muchísimo para promover la fe de los jóvenes, como presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, fue el que propuso instituir la Jornada Mundial de la Juventud de la que se lo considera cofundador. El sábado 7 de febrero de 1998, el propio Juan Pablo II recordó el gran aporte del cardenal Pironio a la Iglesia Católica en la misa de su funeral.
La Jornada Mundial de la Juventud que hace poco celebró el Papa Francisco en Portugal, congrega millones de jóvenes de todo el mundo y es sin duda su mejor legado pastoral.