El desafío de un reset económico

Los desafíos no son pocos para el nuevo gobierno, pero creemos que está bien orientado y tiene el diagnóstico correcto

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Luis Caputo, nuevo ministro de Economía (Erica Canepa/Bloomberg)
Luis Caputo, nuevo ministro de Economía (Erica Canepa/Bloomberg)

Sin lugar a dudas, la economía argentina necesita un reinicio prácticamente completo.

En la actualidad, el sector público está quebrado. No tiene acceso al mercado financiero, no puede financiar la totalidad de sus gastos y cobra impuestos altos y complejos. En los últimos años, el gobierno ha encontrado una solución para obtener el dinero que le falta: la emisión monetaria. Esto provoca el deterioro del valor del dinero, los salarios y las inversiones del sector privado.

Para esconder las consecuencias de estas políticas, el gobierno argentino ha tomado medidas como el cepo cambiario, el control de precios, el congelamiento de tarifas de servicios públicos, la represión financiera y otros parches similares. Todo esto ha provocado un estancamiento económico que ya lleva más de una década y una aceleración inflacionaria que no se ha visto desde la hiperinflación de finales de la década de 1980.

Para la población, esto implica la caída del producto por habitante, una baja del salario real, el deterioro de las condiciones laborales y, en definitiva, el incremento de la pobreza.

El sector público está quebrado. No tiene acceso al mercado financiero, no puede financiar la totalidad de sus gastos y cobra impuestos altos y complejos

La herencia que recibe el nuevo gobierno no es menor.

Según nuestras estimaciones, la inflación a noviembre es de 162,4 % anual. Sin embargo, la inflación mensual en noviembre fue de casi 13%, lo que implica una inflación anualizada superior al 300 por ciento. El salario formal medido en dólares sería de solo 376 dólares mensuales. El salario real medido a precios constantes sería el mismo que había en 2003.

En este contexto, no es de extrañar que la pobreza, según la última medición del Indec, haya sido levemente superior al 40 % durante el primer semestre de 2023. Según el nowcast del economista Martín González-Rozada, en el período mayo-octubre de 2023, la pobreza habría alcanzado al 42,9% de la población argentina.

En gran parte, esto se debe a que Argentina no muestra crecimiento económico desde 2011. En esta última década, hubo años de rebote seguidos de años de contracción. Sin embargo, el nivel de actividad económica de octubre de 2023 es el mismo que teníamos en octubre de 2011, según el Índice General de Actividad de OJF (IGA-OJF). Pero la población es un 15% mayor.

No hay ninguna duda de que la economía argentina solo puede mejorar si vuelve a haber crecimiento económico, inversión, expansión de las exportaciones que permitan crear más empleos con mejores salarios.

La inflación a noviembre es de 162,4 % anual. Sin embargo, la inflación mensual en noviembre fue de casi 13%, lo que implica una inflación anualizada superior al 300 por ciento

Esto debe ser llevado a cabo por los trabajadores y empresarios argentinos. Sin embargo, el Estado tiene la función de crear las condiciones para que el sector privado pueda llevarlo adelante.

Mientras el Estado argentino esté en una situación financiera y fiscal tan débil como la actual, seguirá extrayendo recursos de la economía para poder pagar sus gastos. Por ejemplo, hoy el 72 % de la capacidad crediticia del sistema financiero argentino es absorbida por el Banco Central, el gobierno nacional y los gobiernos provinciales. A esto hay que sumarle el obvio impacto negativo del impuesto inflacionario sobre todas las operaciones comerciales.

A esto se suman muchísimas regulaciones pequeñas y no tanto que tienen impacto económico sobre la economía, no solo por el costo fiscal que tienen, sino también por el costo en tiempo y gastos administrativos que conllevan. Es muy difícil que haya crecimiento económico en un país donde el Estado está absorbiendo recursos, provocando demoras y pérdidas de tiempo e interfiriendo con el funcionamiento y desarrollo del sector productivo.

En este contexto, tiene mucho sentido los lineamientos que conocemos del programa económico del nuevo gobierno.

El 72 % de la capacidad crediticia del sistema financiero argentino es absorbida por el Banco Central, el gobierno nacional y los gobiernos provinciales

Por lo que sabemos hasta ahora, el núcleo del programa económico es el ordenamiento de las cuentas del Sector Público Nacional y del Banco Central. Esto tendría dos efectos:

– En primer lugar, cortaría la fuente de emisión monetaria, que es uno de los generadores de inflación.

– En segundo lugar, a la larga, permitiría un fortalecimiento de las políticas públicas. Un Estado sólido financieramente siempre será más capaz de desarrollar políticas de gobierno que uno que está fiscalmente quebrado y que, por ese motivo, altera todo el funcionamiento de la economía.

Los desafíos no son pocos para el nuevo gobierno, pero creemos que está bien orientado y tiene el diagnóstico correcto.

Por ahora, es lo único que podemos decir. En los meses venideros se verá si puede llevar a cabo las políticas que permitan volver a ordenar al Estado, volver a crecer y bajar la inflación.

El autor es Director de OJF y de la Escuela de Negocios de UADE

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