La Argentina debe permanecer en Fonplata

Sería un error tanto geopolítico como económico proceder a un retiro que no parece tener beneficio alguno

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La sede de Fonplata (Ph.
La sede de Fonplata (Ph. FONPLATA)

Ante el inminente cambio de Gobierno, uno de los temas que habrá que replantear es la manifestación realizada por la República Argentina de considerar su retiro del Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (Fonplata). Se trata de un Banco de Desarrollo Multilateral Regional con larga tradición, reconocido prestigio e incesante crecimiento, conformado por la Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay. La manifestación de la Argentina ocurrió, curiosamente, escasos días después de celebrarse la elección del presidente ejecutivo del Banco, donde el país había propuesto un candidato. Se alegaron escuetamente motivos de reorganización en los aportes a los Organismos Multilaterales de Crédito cuando, por el contrario, no se advierten razones objetivas para interrumpir un vínculo histórico y virtuoso con Fonplata.

El organismo presidido por la brasileña Luciana Botafogo, funcionaria de carrera y primera mujer en liderar un Banco de Desarrollo en la región, tiene activos cerca de 25 programas de financiamiento en la Argentina, la gran mayoría ejecutados por el gobierno Nacional y un buen número por gobiernos provinciales como Chaco, Salta y Buenos Aires. Estos préstamos cuentan con garantía soberana y proveen recursos en condiciones favorables, que el país no podría obtener de ninguna otra forma, para llevar adelante planes de desarrollo social y productivo con una agenda federal.

En los últimos 10 años, merced a dos capitalizaciones, la Argentina ha aportado cerca de USD 300 millones al Banco y ha recibido préstamos por un valor de alrededor de USD 1.000 millones

Para dimensionar los beneficios de Fonplata podemos destacar que en los últimos 10 años, merced a dos capitalizaciones, la Argentina ha aportado cerca de USD 300 millones al Banco y ha recibido préstamos por un valor de alrededor de USD 1.000 millones. Este efecto multiplicador en la capacidad prestable es producto del apoyo de los cinco países en los últimos años mediante las citadas capitalizaciones, que posibilita complementar una operación profesional de la administración de un Banco con un criterio político de desarrollo regional. Ello generó un crecimiento exponencial de FONPLATA, que posibilitó una calificación de riesgo de AA y un aumento total de las operaciones aprobadas anualmente que va de los casi USD 100 millones en 2013 a un monto de más de USD 600 millones para los siguientes años.

Las principales virtudes del Banco residen en su estructura austera y eficiente, la celeridad en la aprobación de los proyectos, su adicionalidad técnica, la capacidad de adaptación a las necesidades de los prestatarios (clave en el caso de préstamos provinciales y aún municipales como ocurre en las operaciones con Brasil) y, en última instancia, a la ausencia de toda injerencia externa a la región. En efecto, Fonplata tiene la mejor relación entre gastos administrativos y cartera de préstamos entre los Bancos de Desarrollo y aplica las normas nacionales en materia socio ambiental.

Luciana Botafogo
Luciana Botafogo

En momentos en que mucho se habla de los condicionamientos de los Organismos Internacionales no existe en el Banco ninguna agenda ajena a la de sus países miembros. La voluntad de integración de un país comienza en la relación con sus vecinos y es por ello que no puede concebirse el abandono de Fonplata por parte de la Argentina, más aún cuando la reciente aprobación del ingreso de Bolivia por parte del Senado de Brasil convierte a Fonplata en un guante que calza exactamente en la medida del Mercosur.

Un dato que no debe pasarse por alto es que actualmente la Argentina es deudor neto del Banco. Por lo tanto, en caso de efectivizar su retiro, el país debería afrontar servicios de deuda con flujo negativo por varias decenas de millones de dólares y no obtendría ningún capital para aplicar en otros Organismos de Crédito. Pero además, el otro gran perjuicio reside en lo que Argentina se perdería de obtener en materia de préstamos en condiciones favorables y sin condicionamientos. Una cuenta apurada permite pensar que en los próximos 4 años el país accedería fácilmente a una suma de 500 millones de dólares. Sería un error tanto geopolítico como económico proceder a un retiro que no parece tener beneficio alguno.

Más allá de la orientación del nuevo gobierno en materia económica, el fenomenal rezago en materia de infraestructura social y productiva que padece la Argentina convierte en banal cualquier antinomia entre financiamiento público y privado para los próximos años. Los Bancos Multilaterales de Crédito seguirán siendo relevantes para el desarrollo del país porque son los únicos actores que, en estos momentos pueden movilizar el financiamiento que necesita el país en condiciones razonables.

La presencia de una fuente de financiamiento de un Banco de Desarrollo asegura concurrencia y confiabilidad en los procesos de selección y permite obtener de los contratistas y oferentes de las obras mejores condiciones

Aún cuando luego de un proceso de estabilización Argentina pueda atraer las esperadas inversiones privadas, los Bancos de Desarrollo seguirán siendo de mucha utilidad para participar en diversos instrumentos de financiamiento. Existen muchos ejemplos internacionales de relación virtuosa entre el financiamiento privado y la Banca de Desarrollo. Los Organismos Multilaterales pueden convertirse en catalizadores, mediante el cofinanciamiento, la estructuración de fondos y el otorgamiento de garantías. Al trasladar su sistema de inmunidades y el carácter de acreedor preferente a un financiamiento conjunto, los Bancos de Desarrollo ayudarían a optimizar la inversión y bajar los costos del financiamiento.

Desde otra óptica, la presencia de una fuente de financiamiento de un Banco de Desarrollo asegura concurrencia y confiabilidad en los procesos de selección y permite obtener de los contratistas y oferentes de las obras mejores condiciones, producto de la baja del riesgo político y la estabilidad del flujo de financiamiento. Por lo tanto, Argentina no debería prescindir de ninguno de los Organismos Multilaterales de Desarrollo de los cuales es parte. Cada participación del país en ellos es sinónimo de valor.

Es de esperar que en el 2024, cuando se cumplan 50 años de la firma del Convenio Constitutivo que dio origen a Fonplata en la Ciudad de Buenos Aires, la Argentina renueve y fortalezca su vínculo histórico y virtuoso con el Banco. Será una decisión en estricta defensa de los intereses superiores de la Nación.

El autor es abogado y socio director de INFOMEDIA

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