Henry Alfred Kissinger, o el arte de la Diplomacia

Multifacético, fue el gran pensador de la diplomacia y de las Relaciones Internacionales del siglo XX, y hasta la fecha marcó una era como nadie

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Henry Kissinger fue secretario de Estado de Estados Unidos entre 1973 y 1977. (EFE/Andre Kosters)
Henry Kissinger fue secretario de Estado de Estados Unidos entre 1973 y 1977. (EFE/Andre Kosters)

Tal como un cristal de roca, Henry Alfred Kissinger fue un ser de múltiples facetas: profesor universitario, escritor, eximio diplomático y negociador, bon viveur, asesor de príncipes…y príncipe en sí mismo.

Nada de la personalidad de Kissinger fue ordinario. Nadie en el universo de las relaciones internacionales de los últimos 60 años generó tanta admiración y hostilidad al mismo tiempo. A su vez, nadie podrá negar que fue un insigne intelecto y practitioner del universo global, cual figura del renacimiento.

Filosófica e históricamente realista, siempre vivió y meditó en su tiempo. Seguía la máxima de Winston Churchill: “Estudie historia, estudie historia… En la historia se encuentran todos los secretos del arte de gobernar”.

Fue un hombre de acción que reflexionó sobre el significado de la acción y siempre buscó ir más allá del flujo diario de información, para auscultar las constantes detrás de la aparentemente caótica abundancia de palabras y hechos.

Kissinger profesor y autor, decía que el arte de gobernar requiere tanto de la visión para establecer objetivos de largo alcance, como el coraje para tomar decisiones, a veces desgarradoras, para avanzar hacia ellos.

Kissinger hombre de acción, por su parte, percibía correctamente que los líderes tenían que emitir juicios basados en intuiciones e hipótesis que no podían ser probadas en el momento de la decisión.

Henry Kissinger tenía 100 años. (Europa Press/Bao Dandan)
Henry Kissinger tenía 100 años. (Europa Press/Bao Dandan)

Es así que formuló la idea más importante sobre la naturaleza del arte de gobernar, el problema de las conjeturas: gran parte de la red de decisiones se basan en conjeturas. El decisor tiene que hacer una evaluación que no puede demostrar que es correcta cuando la hace. Solo lo sabrá retrospectivamente.

Por eso la gestión del riesgo es tan crítica para el líder como la habilidad analítica: el instinto y el juicio del líder son esenciales. Charles de Gaulle decía que “el carácter es la virtud de los tiempos difíciles”.

Kissinger señalaba que en tiempos de crisis- y transitamos uno de ellos- los lideres piensan y actúan en la intersección de dos ejes: el primero entre el presente y el futuro; y el segundo entre los valores y aspiraciones permanentes de aquellos a quienes lideran.

Y en estos tiempos turbulentos y de recesión diplomática, Kissinger nos recuerda que la finalidad de la diplomacia es trascender los ritmos ordinarios del conflicto con visiones extraordinarias de armonía.

Y para ello, nada mejor que rescatar el decálogo diplomático de Henry A. Kissinger.

1- Historia y largo plazo: su filosofía de la historia (desarrollada en su tesis doctoral The Meaning of History: Reflections on Spengler, Toynbee and Kant) se basa en el principio que los líderes que piensan que la historia debe cambiarse por completo, suelen generar más sufrimiento.

2- Linkages: Kissinger siempre intentaba relacionar los eventos entre sí, crear incentivos o presiones en una parte del mundo para influir en los eventos de otra. Buscaba acumular matices para una estrategia de largo alcance.

3- Conjetura: el estadista debe actuar siempre con un conocimiento insuficiente de los hechos, ya que, si espera a que se conozcan todos los hechos, será demasiado tarde para cambiarlos. El arte del estadista es el arte de encontrar el momento adecuado para actuar.

4- Trabajo previo: El secreto de toda negociación es una meticulosa preparación. Siempre tener un abordaje realista: ¿Se que no le gusta esta propuesta, pero cual es la alternativa?

5- Zoom out y zoom in: en toda negociación llevar adelante el proceso dual de expansión hacia su estrategia mayor y de regreso hacia la posición de la contraparte. Hay que leer la contraparte. Buscar entender lo que la otra parte está tratando de lograr porque, al final de toda negociación, se debe tener con quien concluirla. De lo contrario, solo está negociando un armisticio. Ajustar el estilo negociador al interlocutor y a su historia cultural.

6- Costo-beneficio: se paga el mismo precio por hacer algo a medias que por hacerlo completo.

7-Ambigüedad constructiva: las negociaciones no son lineales. Los bloqueos se vuelven difíciles de romper. A veces los acuerdos pueden lograrse solo mediante fórmulas que permitan lecturas disimiles y satisfactorias al mismo tiempo.

8-Persistencia: Shuttle Diplomacy: Desarrollar mecanismos de comunicación y de negociación a partir de las idas y vueltas entre las partes en conflictos, llevando propuestas, respuestas y mensajes, que el equipo de transporte a menudo moldea para mejorar el avance.

9-Pensar en términos de largo plazo y en el interés nacional. Interés nacional relacionado con los intereses nacionales de otros países. Si se hace valer sólo el interés propio, sin vincularlo a los intereses de los demás, no se puede concluir una negociación sustentable.

10- Resguardar identidad y principios básicos: cooperar sin perder el alma, ayudar sin sacrificar la propia identidad

En lo personal conocí a Henry Kissinger por primera vez en 1978, cuando vino a Buenos Aires y fue el key note speaker en el lanzamiento del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), creado por Carlos Manuel Muñiz (maestro y amigo).

Tiempo después, destinado en la Misión Permanente de la República Argentina ante la ONU tuve el privilegio de encontrarlo nuevamente, al acompañar a Carlos Manuel Muñiz - Representante Permanente entre 1982 y 1985- a habituales encuentros.

Finalmente conversé con él brevemente, siendo Embajador ante la Federación de Rusia, durante el Seminario de Primakov Readings, en 2017.

¿Qué decir de él? Fue el gran pensador y práctitioner de la diplomacia y de las RRII del siglo XX, y hasta la fecha marcó una era como nadie…

Concluyo con la siguiente reflexión de Henry Kissinger: todo un legado expresado en un párrafo:

“Cuando era estudiante, escribí mi tesis de licenciatura de 300 páginas, que fue prohibida después de que se permitiera, llamada “El significado de la historia”. El tema del sentido de la historia y hacia dónde vamos ha ocupado mi vida. El milagro tecnológico no me fascina tanto; lo que me fascina es que nos estamos moviendo hacia un nuevo período de la conciencia humana que aún no entendemos completamente. Cuando decimos un nuevo período de la conciencia humana, queremos decir que la percepción del mundo será diferente, al menos tan diferente como entre la era de la Ilustración y el período medieval, cuando el mundo occidental pasó de una percepción religiosa del mundo a una percepción del mundo sobre la base de la razón, lentamente. Esto será más rápido. Los tiempos difíciles llaman a la reflexión”.

* Ricardo Ernesto Lagorio es un diplomático argentino y ex embajador ante la Federación Rusa. Actualmente es miembro del Servicio Exterior de la Nación.

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