Todo sucede en la primavera de 2018. Gobernaba Mauricio Macri, pero el derrumbe de su gestión ya se podía sentir en el aire.
El domingo al mediodía, la televisión prefiere evadirse de la realidad y gana puntos de rating “Sin Codificar”, un programa de humor que conduce Diego Korol y en el que participan varios ex integrantes de Marcelo Tinelli. Con una escenografía de bajo presupuesto y una peluca muy usada, Campi imita al economista de moda bajo el apodo de Javier Mileidi. Desde la tribuna, le hacen preguntas Pachu Peña y Yayo Guridi, que además de humorista es economista recibido en la Universidad de Córdoba.
Hay risotadas, intercambios sobre la inflación e insultos a John Maynard Keynes. De repente, aparece el verdadero Javier Milei quien se enfrenta a los gritos a su imitador. Responde a dos o tres preguntas en tono solemne, mientras el estudio es una carcajada continua. Recita los postulados de la escuela austriaca libertaria y repite la necesidad de prenderle fuego al Banco Central. Todo tiene un clima surrealista que hoy se puede observar en YouTube.
Los humoristas le gastan bromas al invitado. Ninguno de ellos imagina que, cinco años después, ese economista al que le toman el pelo se va a convertir en presidente. Y que de Korol, Pachu, Yayo y Campi pasará a recibir mensajes de Joe Biden, de Donald Trump, de Volodimir Zelensky y del Papa Francisco.
El domingo a la noche, el presidente electo Milei se tomó un avión para hacer las primeras gestiones y conseguir fondos y respaldo para poner en marcha el plan económico.
Con la oferta a Luis “Toto” Caputo para que sea el ministro de Economía ya quedó en claro que la dolarización se va a demorar al menos dos años. Y que lo más probable es que jamás suceda. Ya renunciaron al ofrecimiento de conducir el Banco Central el economista Emilio Ocampo (el que traía el plan dolarizador que más le gustaba a Milei) y también Demian Reidel, el amigo del presidente que había trabajado con Macri pero que prefirió bajarse del barco antes de zarpar. Hay que tener mucha confianza en el capitán para hacerse a la mar cuando es obvio que va a haber tormenta.
Milei privilegió a “Toto” Caputo por sobre Federico Sturzenegger porque cree que tiene más experiencia como ejecutor en los mercados. Es cierto que es un trader de los más respetados en la Argentina y que se ganó aquel apodo del “Messi de las finanzas” cuando dirigía la mesa de dinero del Deustche Bank. Pero esa misma fama se complicó después de estar tres meses en el Banco Central junto a Macri. Como a tantos, el dólar y la incertidumbre argentina le torcieron el brazo. Su esposa, Jimena, le dijo basta una noche en la que los escracharon en un restaurante porteño.
Caputo juró no volver jamás a la función pública. Pero llegó el llamado de Milei y ahora tiene un problema más grave que el de la presión familiar. Tiene que conseguir que los bancos cambien más de 30.000 millones de dólares en Letras de Liquidación por bonos del Tesoro, y que alguien (fondos de inversión, bancos o el Fondo Monetario Internacional) le presten al menos la mitad de todo ese dinero para que la economía del nuevo gobierno tenga alguna viabilidad. A “Toto” le gustan las emociones fuertes.
La cuestión es que, si Milei tiene como mayor demanda de sus votantes frenar la inflación, calmar al dólar y devolverle a la economía las condiciones necesarias para volver a crecer, se trata de problemas que se resuelven con herramientas económicas. Las mismas que conoce desde que salió de la universidad.
Un curso acelerado de real politik para Milei
En cambio, el mayor desafío de gestión que tiene el presidente electo es el de construir gobernabilidad. Necesita mayorías en la Cámara de Diputados y en el Senado para sostener las leyes económicas y las de reforma del estado. Y está muy lejos de conseguir esos objetivos en las dos alas parlamentarias.
Por eso, el dilema que afronta Milei es el de expandir sus acuerdos políticos. Ya tiene uno en marcha con Macri y con Patricia Bullrich, a quien le ofreció el ministerio de Seguridad. Pero el ex presidente quiere más y su mayor aspiración es que uno de los suyos (el diputado Cristián Ritondo) termine siendo el presidente de la Cámara de Diputados. El argumento del ultra macrismo es que cuentan con más de cuarenta diputados que se sumarían a los 38 legisladores que suma La Libertad Avanza.
No deja de ser tentador. 80 diputados es mucho más de lo que Milei podía haber imaginado hace algunos meses. El problema es que necesita más. El analista Andrés Malamud, investigador en la Universidad de Lisboa, recuerda en estos días un número que el presidente electo deberá tener muy en cuenta. 86. Es la cantidad de diputados que necesita para evitar la posibilidad de un juicio político, la fantasía del kirchnerismo que apuesta al derrumbe del nuevo gobierno para volver al poder antes de competir dentro de cuatro años.
Es una hipótesis malvada, pero es la hipótesis que asusta en los informes reservados de casi todos los bancos extranjeros.
Por eso, los armadores políticos del gobierno de Milei trabajan día y noche para armar un acuerdo con un sector del peronismo que los ponga a resguardo de cualquier hipótesis conspirativa. El futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, es quien explora los contactos y teje las redes para evitar que la nueva gestión caiga en un pozo del que no pueda escapar. Lo ayudan en la tarea varios legisladores de La Libertad Avanza junto al ascendente y designado ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro.
La primera movida del futuro Gobierno fue estrechar los lazos con el saliente gobernador de Córdoba y además ex candidato presidencial, Juan Schiaretti. Por esa gestión llega al Anses el ministro de Finanzas schiarettista, Osvaldo Giordano, y arriba a la secretaría de Transporte Franco Mogetta Prevedello, quien lleva cuatro años en el mismo cargo en la provincia de Córdoba.
Claro que la gran prenda de negociaciones la presidencia de la Cámara de Diputados, que Macri ha pedido para Ritondo. El ex presidente ha insistido mucho ante Milei con los supuestos errores que él ha cometido y que no quiere que su aliado repita.
- No arregles con el peronismo, Javier. Yo dejé que mi gobierno lo hiciera y me cagaron todos. Me cagó Massa después de haberlo llevado al Foro de Davos, y me cagaron los gobernadores después de que me aconsejaran darles la plata que me pedían. Y cuando las cosas se pusieron mal, desaparecieron todos. Haceme caso, esto es sin el peronismo.
Pero Milei, como se lo transmitió a Alberto Fernández en la charla que mantuvieron en la Quinta de Olivos, cree que Macri es demasiado antiperonista. “Y yo soy menemista”, fue la frase que le dijo sonriendo a Alberto. Esa es la clave que hay que seguir para decodificar los movimientos de sus operadores políticos.
La Libertad Avanza maneja tres opciones alternativas a la postulación de Ritondo para la presidencia de la Cámara de Diputados. Y las tres apuntan a consolidar el acercamiento con sectores peronistas.
1.- Florencio Randazzo. El diputado fue candidato a vicepresidente de Schiaretti y aunque integra un bloque de apenas 3 diputados podría arrimar a unos 20 legisladores. Tiene buena relación con varios de los gobernadores peronistas y siempre se refirió a Milei en términos respetuosos. Públicamente decía que era el que más posibilidades tenía de llegar a la Casa Rosada. Sus detractores recuerdan que fue ministro de Cristina Kirchner y que su vínculo con los gobernadores es un mito.
2.- Miguel Angel Pichetto. Al contrario de Randazzo, no tendría el veto de Macri. Tiene llegada a la UCR y a Elisa Carrió, por lo que podría arrimar votos de esas bancadas para algunos proyectos. También conserva buenos vínculos con el sindicalismo y con varios gobernadores peronistas, aunque no con todos. Milei lo tiene en buena consideración. No es el caso del bloque de LLA.
3.- En estas negociaciones, no ha habido demasiada interacción con el bloque de La Libertad Avanza, 38 diputados que sienten que deberían consultarlos antes de tomar la decisión sobre la presidencia de la Cámara Baja. Se reunirán para definir la estrategia, pero entre ellos comienza a sobresalir un nombre. El de Martín Menem, quien siempre ha despertado las mejores sensaciones en Milei. El riojano, hijo de Eduardo Menem, tiene la confianza del presidente electo y llegada a varios gobernadores peronistas. Su flanco débil es la poca experiencia parlamentaria, pero hay que anotarlo en esta lista. Y puede ser la sorpresa.
4.- El otro flanco parlamentario es el Senado, donde el peronismo ha sido conducido por Cristina Kirchner durante dos décadas y en donde Milei solo cuenta con 7 senadores, a los que podría agregar una decena entre legisladores del PRO y algún que otro provincial. Solo un acuerdo con un sector del peronismo podría acercarlo a los 37 que necesita para aprobar leyes y nombrar al presidente provisional del Senado, el tercer cargo de la línea de sucesión presidencial que históricamente conserva el ganador de las elecciones. Desde el kirchnerismo avisan que no se lo darán si Milei no tiene los números suficientes. Por eso, la vicepresidenta Victoria Villarroel evalúa candidatos peronistas a los que podría respaldar. Entre ellos, sobresale el de la senadora Alejandra Vigo, cordobesa y esposa de Juan Schiaretti. El Senado es una batalla política de las más difíciles que tendrá el nuevo presidente.
A dos semanas de asumir como presidente, Javier Milei experimenta un curso acelerado de realpolitik que le permita consolidar una estructura que hoy no tiene y que necesita.
Si logra sostenerse sobre una pata del PRO y una pata peronista, tendrá una base para afirmar el comienzo de su gobierno. Recién entonces, deberá arrancar y mostrar que está en condiciones de cambiar esta decadencia por un camino que se parezca al futuro.