Economía del tiempo: ¿cómo impactan los desequilibrios macro en la calidad de nuestras vidas?

En Argentina rompemos todos los manuales y para evitar la pérdida del valor adquisitivo del dinero los argentinos dedican cada vez más tiempo al consumo

Un billete de mil pesos argentinos sobre varios billetes de 100 dólares estadounidenses (REUTERS/Agustin Marcarian/Illustration)

¿Cómo pueden influir los desequilibrios macroeconómicos en nuestras vidas? ¿Qué cálculos subestimamos respecto a la administración de recursos escasos y el tiempo que le dedicamos para adquirirlos?

Uno de los recursos más escasos que intentamos administrar en nuestras vidas es el tiempo.

¿Si el tiempo sería dinero que uso le daríamos? ¿A su vez, qué es lo que genera la pérdida de valor de nuestro dinero en relación al uso del tiempo? ¿Cuánto vale? Es el barómetro de nuestro bienestar o malestar permanente y en aquello que lo empleamos se nos va la vida, literalmente.

El hombre dirime su tiempo entre el trabajo y el ocio, descanso y esparcimiento. En Argentina rompemos todos los manuales y para evitar la pérdida del valor adquisitivo del dinero los argentinos dedican cada vez más tiempo al consumo. De acuerdo a la CAME mientras las ventas minoristas cayeron 0,7% interanual en octubre, crecieron 4,7 % frente al mes anterior. Los consumidores se stockean y cambiar sus pesos frente a bienes y servicios adelantándose al efecto post elecciones. Un argentino está dedicando en promedio 1,8 horas diarias a realizar sus compras de consumo masivo pasando por un supermercado de gran cadena, verdulería, carnicería, autoservicio, tienda de descuento y mayoristas con el objetivo de generar ahorro, adelantar sus compras y preservar el uso de su dinero fruto de su esfuerzo y trabajo. El problema que luego de trabajar dedica aún más horas a trabajar de consumidor con una moneda que cada vez vale menos.

Los argentinos no confían en las políticas económicas, tienen incertidumbre sobre el futuro y se sacan los pesos argentinos de encima a una velocidad cada vez mayor

Cuando la moneda abunda pierde poder adquisitivo. Los argentinos dedicamos más tiempo al consumo para adelantarnos a la pérdida de su valor y visitamos más puntos de venta para ahorrar en nuestras compras aquello que la moneda nos da en “garantía de pérdida”.

Si la emisión monetaria genera la pérdida del valor del dinero, ¿por qué si la base monetaria aumentó 6% interanual en noviembre vamos camino a 180% en 2023? Básicamente, porque la misma cantidad de pesos circulan a una velocidad de casi tres veces su base. Los argentinos no confían en las políticas económicas, tienen incertidumbre sobre el futuro y se sacan los pesos argentinos de encima a una velocidad cada vez mayor. El dinero pierde valor frente a los bienes y servicio que desean adquirir.

Donde no hay precio más temprano que tarde se resiente la cantidad hasta perder la calidad del bien o servicio ofrecido en el mercado o se llega a la escasez. Es lo que sucedió hace dos fines de semana cuando los argentinos dedicaron en promedio 2,5 horas para cargar nafta. Es lo que sucede con las prepagas donde cambian tiempo por dinero para pagar copagos por fuera del servicio que ya le pagan a su obra social por qué su vida es más importante que el dinero a pesar que no se cumplan los compromisos contractuales entre el prestador del servicio y el cliente. Es lo que sucede con los alquileres cuando se regula su precio por ley y el inquilino dedica horas y días para encontrar un departamento para alquilar por falta de oferta en el mercado.

El dinero pierde valor frente a los bienes y servicio que se quieren adquirir

¿Si tomamos el ingreso de un salario mínimo en dólares, cuántas horas necesitamos trabajar para comprar bienes indispensables? Tomando un Salario Mínimo, los argentinos necesitan para comprar un jean 111 horas de trabajo (equivalente a más de 13 días laborales), ocupando el segundo lugar dentro de los países de Latinoamérica con más horas necesarias de trabajo para comprar ese bien. En primer lugar se encuentra Venezuela, con 2400 horas: tomando el salario mínimo formal de USD 4 necesita más de 1 año de trabajo (días de 8 hs c/u, mes de 20 días y año de 245 días laborales). Sin embargo, la mayoría de los venezolanos cobran aparte un salario informal incrementando su ingreso. En tercer lugar se encuentra Brasil con 58 horas de trabajo necesarias para adquirir el mismo bien. En el otros extremos están Chile (21 horas, más de 2 días laborables de 8hs), Uruguay (29 horas) y Ecuador (33 horas).

En economía hay un concepto muy útil que es la tasa marginal de transformación que es el costo de oportunidad que tenemos por una hora de ocio. Es decir, el ingreso adicional que logramos por renunciar a un hora de tiempo libre para lograr mejorar nuestro ingreso por hora porque lo que ganamos no nos alcanza. Este es el efecto que deriva en Uber, por ejemplo, donde muchos argentinos dedican luego de trabajar en relación de dependencia a ofrecer su auto o moto en servicios de viajes para compensar con más horas de trabajo lo que su ingreso en relación de dependencia, o incluso en forma independiente, no le da para mantener su calidad de vida.

En Argentina se necesitan 131 horas (equivalente a más de 16 días de 8hs laborales) para comprar un par de zapatillas. Nuestro país ocupa el segundo lugar en la región. Primero está Venezuela, con 3.400 horas, y en tercer lugar Brasil con 58 horas. En el caso de los países con menos horas necesarias de trabajo para comprar el mismo par de zapatillas, Chile y Ecuador necesitan 56 horas y Uruguay, 74 horas.

La caída y velocidad de circulación del peso no se detiene y la inflación continúa en un sendero de dos dígitos mensuales

En nuestro país la pérdida de poder adquisitivo del peso ha deteriorado fuertemente el nivel de ingreso de los argentinos. Incluso en bienes que en dólares son más económicos que en otros países de la región requieren más horas de trabajo por parte de los argentinos para poder adquirirlos. A pesar de la suba del salario mínimo vital y móvil en diferentes tramos perdió fuerte poder adquisitivo frente a la devaluación y la inflación. Mientras en agosto un salario mínimo equivalía a USD 201 hoy a pesar de los aumentos equivale USD 146.

Los desequilibrios macroeconómicos que recibirá la próxima gestión son importantes con un déficit fiscal muy por encima del 1,9% en el 3% del PBI que se financia con emisión monetaria y que tiene un dique de contención de pesos acumulados en los pasivos remunerados del banco central por $28 billones.

A su vez, la caída y velocidad de circulación del peso no se detiene y la inflación continúa en un sendero de dos dígitos mensuales. La ilusión monetaria sostenida en que más pesos es más riqueza se ha cruzado con la ilusión fiscal donde más gasto financiado con más emisión de moneda no hará perder su valor. Sin embargo, los ingresos de los argentinos se encuentran en la anteúltima posición en América Latina. Por delante nos quedan más horas de trabajo por menos bienes a cambio de la moneda en la cual recibimos nuestros ingresos. Por delante nos queda más horas dedicadas al consumo que se restan tiempo dedicado al ocio, esparcimiento y descanso en nuestras vidas. Las malas políticas públicas generan en el transcurrir del tiempo de nuestras vidas privadas un malestar siempre presente frente al bienestar general de la sociedad que esas mismas políticas nos prometen ofrecer.