Desde el 30 de noviembre y hasta el 12 de diciembre de 2023 se realizará en Dubai la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como COP28. Reconociendo la naturaleza global de la emergencia climática que se vive y sus diferentes impactos en comunidades y en la economía, esta cumbre se celebra en un contexto internacional complejo y con muchas incertidumbres que, sin duda, repercutirá en las conversaciones y negociaciones que se llevarán a cabo en esos días y en especial las relacionadas al objetivo del Acuerdo de París de mantener por debajo de los 1,5 °C el aumento de la temperatura global.
La COP27 realizada en Egipto el año pasado se centró en la implementación de diversos compromisos tomados en la COP26, en particular la aprobación de los artículos del Libro de Reglas para reglamentar el Acuerdo de París. La conferencia concluyó con casi 200 países y territorios acordando el Plan de Implementación de Sharm el-Sheikh. Se puede decir que, en general, se han logrado avances importantes, pero aún queda mucho por hacer y definir. La pregunta central es: ¿dónde estamos para mantener el aumento de la temperatura global dentro de 1,5 °C? En este tema, el Acuerdo de París de 2015 contiene dos objetivos: 1) mantener el aumento muy por debajo de los 2 °C desde los niveles preindustriales; y 2) perseguir los esfuerzos para mantener que el aumento no supere el 1,5 °C. Debido al creciente consenso en la COP26 de Glasgow los países acordaron poner e límite de 1,5 °C; y el plan de implementación de la COP27 reconoció que para ello se requieren reducciones de emisiones rápidas, profundas y sostenidas, y un aumento significativo en la financiación climática.
Sin embargo, el plan no aborda las acciones, soluciones y vías adicionales necesarias para llegar a ese objetivo, esto es lo que se abordará en la COP28. El concepto de mantener los aumentos de temperatura a 1,5 °C se mantuvo vivo en las anteriores conferencias, pero solo por poco, y ciertamente existen algunas dudas sobre si ese número finalmente no se terminará superando. El último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) alerta sobre las dificultades de alcanzar el objetivo de este Acuerdo. Ahora la atención estará en Dubai donde se espera habrá una presión aún mayor para abordar este tema crucial. Y una cuestión clave es cómo movilizar capital privado para apoyar la financiación limitada del sector público. Parece que la agenda climática ha cruzado un obstáculo importante. La era de los grandes anuncios de compromisos ha terminado y el desafío ahora es demostrar acciones tangibles sobre el terreno.
Según el informe “Climate Vulnerable Economies Loss”, las pérdidas combinadas relacionadas con el clima en las dos últimas décadas totalizaron aproximadamente US$ 525 mil millones para 55 países vulnerables, o alrededor del 20 por ciento de su PIB colectivo. A medida que se intensifica el calentamiento global, será cada vez más importante adaptarse al cambio climático.
La COP 28 de Dubai presenta desafíos renovados. Por lo pronto, conseguir el difícil consenso para la transición energética ya que hay un número importante de países que todavía se oponen. Y la cumbre funciona por consensos, es decir alcanza con que un país se niegue para que no haya acuerdo. El 16 de octubre, el Consejo de la UE, presidido por España, aprobó las conclusiones que servirán de posición negociadora general de la Unión Europea en Dubai. En el tercer y último diálogo técnico del balance de la evaluación mundial, antes de su fase política en la COP28, se debatió acerca de cómo acelerar el progreso colectivo en materia de mitigación, incluidas las medidas de respuesta; adaptación, pérdidas y daños y medios de implementación (financiación climática, transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades).
Corregir el desajuste climático y frenar la pérdida de biodiversidad son algunos de los retos que deberá abordar la COP28. Sin embargo, se vislumbran obstáculos y falta de consenso por la actual crisis energética, la inflación y la creciente incertidumbre geopolítica mundial por las guerras y un crecimiento económico lento. Un escenario complicado y que difícilmente cambiará en el corto plazo.
La COP28 se centrará en la evaluación de las medidas tomadas en los primeros cinco años de la implementación del Acuerdo de París, dejando en evidencia que, a pesar de los avances, los planes actuales no son suficientes para limitar el aumento de la temperatura global a menos de 1,5°C. Tanto el IPCC como el Informe Global de la ONU han demostrado que el mundo se aproxima a los 2,6°C. Sin embargo, la comunidad de expertos sostiene que existen las herramientas para reducir las emisiones y lograr la meta establecida, a través de la expansión de las fuentes de energías renovables y la eliminación gradual de los combustibles fósiles.
El evento de Dubai se realizará en base a cuatro contenidos, sin embargo, dos de ellos son de especial relevancia para Argentina. El primero es acelerar la transición energética y reducir las emisiones hasta el año 2023, con el objetivo de disminuir la dependencia de los combustibles fósiles. Y, el segundo, es el financiamiento climático.
Según la Agencia Internacional de la Energía, el mix energético de Argentina está conformado por gas natural (55%) y petróleo (33%). A su vez, es el segundo país con la mayor reserva de gas de esquisto y la 4° mayor reserva de petróleo de esquisto a nivel mundial (el esquisto es gas y petróleo atrapado en sedimentos de roca abundantes en esquisto que está a profundidades de mil a cinco mil metros). Sumado a esto, se espera que el pico de la demanda de petróleo a nivel mundial ocurra previo al 2029 o 2030, y luego comenzaría a disminuir.
Si bien, se prometía la eliminación gradual de los combustibles fósiles, hoy hablamos de disminuir la dependencia de estos. Lo cual posiciona a Argentina en un escenario complejo, pero con oportunidades de transitar de forma planificada y con recursos hacia una economía sostenible.
El segundo punto clave para Argentina es el financiamiento climático, más específicamente esto se presenta en la propuesta de la alianza de países de la que forma parte el país para lograr el canje de deudas por acción climática. Es decir, condonar un porcentaje de la deuda externa de los países al 2030 para que, durante una década, tengan espacio fiscal en sus presupuestos enfocados en invertir en acción climática y protección ambiental. Debido a que América latina y el Caribe son altamente vulnerables a los impactos climáticos y generan apenas el 8,3% de las emisiones globales, este sistema de canje de deuda viene a poner en escena la propuesta base del Acuerdo de París que se refiere a “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, es decir los países como Argentina que tienen poca contribución a las emisiones globales requiere de apoyo para lograr sus objetivos y el canje de deuda podría ser un camino para ello.
Para Argentina, la COP28 representa una oportunidad. Sin embargo, en la cumbre se vislumbran obstáculos y falta de consensos por un escenario mundial caracterizado por la crisis energética, la inflación y la creciente incertidumbre geopolítica. Un escenario complicado que abre la pregunta acerca de si la COP28 permitirá a Argentina superar sus desafíos económicos al tiempo que avanza con velocidad en sus compromisos climáticos.
Acerca de las autoras:
Romina Bracco es Socia líder de Sostenibilidad & ESG de KPMG en Argentina
María Julia Arana es Gerente Senior Advisory-ESG de KPMG Sudamérica