Carta a la Militancia: una lloradita y a seguir

Ganar las elecciones solo nos daba tiempo, para hacer las cosas que hay que seguir haciendo, ahora desde afuera

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Búnker de Unión por la Patria luego del balotaje. Crédito: Nicolas Stulberg
Búnker de Unión por la Patria luego del balotaje. Crédito: Nicolas Stulberg

La última noche, en el bunker, escuché: ¡No lloremos! ¡Así no nos ven tristes!

Está bien llorar, no solo es por tristeza, es por conciencia. Hoy tengo una sola certeza. La etapa que viene va a ser muy difícil para la mayoría del pueblo argentino. Y sí, lloramos. Lloramos porque ahora tienen al Estado Nacional de su lado como un instrumento para acelerar eso que siempre intentan por afuera con corridas cambiarias, por adentro con endeudamientos y ahora promoviendo nuevamente privatizaciones.

Lloramos por la memoria de los que pelearon hasta acá y no llegaron a ver esa Argentina grande con que San Martín soñó. Lloramos por lo que no hicimos cuando tuvimos la oportunidad y por eso, entre otras cosas, perdimos. Lloramos porque no podemos enojarnos con nuestro pueblo. La gente siempre vota para adelante. Con ganas de mejorar y cambiar las cosas que están mal, y ese cambio eran otros.

Nosotros defendimos el orden establecido, que sabemos que es muy injusto. Por eso también lloramos. Pero además de llorar tenemos que reflexionar y después seguir. Quizás para entender esta derrota electoral hay que pensar bien qué es una victoria. ¿Es una victoria ganar las elecciones? ¿Alcanza solo con el Estado para transformar la realidad de nuestro país? Son interrogantes que tenemos que volver a discutir porque la institucionalización de la militancia fue tal cómo dice Raquel Robles: “Nos derrotaron cuando dejamos de resistir y toleramos que la militancia se confundiera con una campaña electoral...”.

Fui formado en una idea: la victoria es la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria. Y para lograrlo hay que construir la organización popular necesaria que le dé una relación de fuerzas favorable al pueblo. El Estado es un instrumento que nos permite acelerar ese proceso, pero no es el fin en sí mismo. Ganar las elecciones solo nos daba tiempo, para hacer las cosas que hay que seguir haciendo, ahora desde afuera.

Esto convierte a la derrota electoral de anoche en una derrota táctica, momentánea, que puede ser superada. No pretendo quitarle dramatismo a lo que se viene en la Argentina con el nuevo gobierno, sólo pretendo que nos enfoquemos en nuestras tareas a partir de ahora.

Si alguna vez queremos volver a ganar una elección, primero debe haber una autocrítica. Yo no se la pido a los insaurraldes de la vida, que como las brujas: que los hay, los hay. La tenemos que hacer nosotros y puertas adentro, debate de por medio.

Tenemos que lograr que nuestro movimiento se organice de otra manera, que sea más democrático, más participativo. No solo representan quienes tienen un cargo en el Estado. Hay que reconstruir la representación del movimiento popular con menos burocracia y más organización popular. Un verdadero recambio generacional, sin chorros y que las principales banderas tengan que ver con lo que le pasa a la gente y no a los dirigentes.

Lo segundo que hay que hacer es estar todos y todas bien juntos, abrazados, en comunidad, forjando la unidad del movimiento nacional desde ahora. Para salvar a la Patria no hace falta ser gobierno. Como en este caso, a veces hay que salvarla del propio gobierno y la unidad es una condición básica para lograrlo. Pero la unidad no solamente con los conocidos, hay que buscar la unidad con otros sectores que se vayan viendo afectados por las políticas de Milei y para esto tenemos que estar juntos.

Ayer me contaban compañeros de otros pagos que, en Brasil, cuando Bolsonaro ganó las elecciones, la militancia brasilera repetía: ¡Acá nadie le suelta la mano a nadie!

La tercera tarea es cantar una nueva canción. Ya lo dijeron varios compañeros. Claro está que sin autocrítica y sin reorganización del movimiento no podemos encontrar las nuevas canciones, o nuevas propuestas que sinteticen la voluntad de transformación de nuestro pueblo porque volveríamos a tropezar con las mismas piedras. Se trata de encontrar las políticas que promuevan la transformación de nuestra realidad, pero sobre todas las cosas que surjan del seno de nuestro pueblo. Estoy hablando de Trabajo y Economía Popular, Inflación y Consumo Popular, Ecología y Bienes Comunes, Inseguridad y Narcotráfico, Salud, Educación y Hábitat. Cómo dice Álvaro García Linera: “Construir una nueva generación de reformas”.

Si hacemos todo esto seguimos adelante. Como seguimos en cada momento de la historia, el pueblo siempre sigue. Lo hizo con la resistencia peronista hasta que volvió Perón, siguió luchando contra la dictadura primero la juventud maravillosa y después sus Madres y Abuelas. Siguió cuando vino el Menemismo desde Cutral Co y Tartagal, siguió Norma Pla y los jubilados, siguieron los maestros con la carpa blanca. Y con la Alianza también siguió hasta llegar a la Plaza a decir ¡que se vayan todos!

Cuando asumió Macri decían que nos habíamos ido, pero el pueblo siguió, esta vez caminando desde San Cayetano a Plaza de Mayo y defendiendo a nuestros jubilados porque ya no estaba Norma. Y ahora, nos toca seguir de vuelta. La historia sigue y siempre, pero siempre la escriben los pueblos.

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