“A partir de mañana” cantaba Alberto Cortez.
Y también lo cantaremos los argentinos, feriado de por medio.
La pregunta clave aquí es si ese mañana inaugura una transición colaborativa, en particular en el mercado cambiario y monetario o si, como de alguna manera sugirió el ministro Massa en sus palabras de reconocimiento de la derrota, le pasa automáticamente la posta al nuevo presidente sin escalas.
La irresponsabilidad de la gestión del kirchnerismo, que se inició en el manejo fiscal y monetario post pandemia del tándem Alberto Fernández - Martín Guzmán y que llegó a su climax en los últimos meses, con un ministro de Economía que renunció implícitamente a su cargo, dando paso a un candidato que no tuvo dudas en exacerbar el desequilibrio fiscal, el atraso cambiario y tarifario, el agotamiento de las reservas del Banco Central y la consecuente aceleración de la tasa de inflación obliga a medidas urgentes, antes de que lleguen las importantes.
Seguir hasta el 10 de diciembre con el pseudo feriado cambiario para el acceso a dólares y con un indeterminado tipo de cambio para las exportaciones es imposible sin paralizar la actividad económica y sin acelerar peligrosamente el precio del dólar y la tasa de inflación
Obviamente, lo primero en la lista de urgencias es el mercado de cambios, más ahora que, por la insistencia del presidente electo en imponer, eventualmente, la dolarización, la búsqueda por anticiparse a dicha dolarización puede impulsar aún más la brecha cambiaria y la caída de la demanda de pesos.
En ese sentido, está claro que seguir hasta el 10 de diciembre con el pseudo feriado cambiario para el acceso a dólares para pago de importaciones y con un indeterminado tipo de cambio para las exportaciones, resulta prácticamente imposible, sin paralizar la actividad económica y sin acelerar peligrosamente el precio del dólar libre y la tasa de inflación.
¿Dónde está el piloto?
En otras palabras, sería extremadamente peligroso que el martes por la mañana el mercado de cambios abriera con las ¿reglas? que rigieron hasta el viernes. Como dijo el presidente electo, el gobierno saliente tiene que “hacerse cargo hasta el 10 de diciembre”.
Pero para que las nuevas reglas cambiarias, fueran las que fueran, puedan ser creíbles, además de ser técnicamente razonables, requieren un mínimo de acuerdo, de una transición en serio.
Además de lo cambiario, hay un presupuesto a votar en el Congreso, junto a una contrareforma impositiva que es necesario frenar. Y hay que generar las condiciones para retomar la quita de subsidios energéticos que este gobierno puso en suspenso en medio de la campaña.
De la promesa al programa
El Presidente electo Milei garantizó el respeto por los compromisos asumidos por el Estado, pero esa garantía, depende de un programa, no basta con una promesa.
En ese sentido, ni las medidas urgentes y mucho menos las importantes, podrán consolidarse sin respaldo político y el apoyo del Congreso, en dónde La Libertad Avanza es minoría y en dónde sus eventuales socios del PRO todavía tienen que recomponerse de su propia derrota.
Es cierto que el resultado de las elecciones, le han dado a Javier Milei un contundente respaldo de la sociedad, pero ese respaldo se basa en expectativas que serán difíciles de consolidar sin un programa profundo de cambio de régimen, que vaya más allá de los slogans de campaña.
En síntesis, a partir de mañana se define lo urgente, y esa definición puede o no, facilitar la velocidad de los importante.
Entre mañana y el 10 de diciembre podremos tener un camino coordinado hacia el cambio o la coronoación de un pésimo ciclo de gobierno, con un irresponsable abandono de tareas, o más precisamente, un irresponsable abandono del peso.