No llores por mí, Argentina

Tuvimos personas que a lo largo de sus vidas lo intentaron y salieron airosas en sus objetivos: próceres, Premios Nobel, deportistas que llegaron a ser ídolos mundiales, un Papa argentino y algunos presidentes que también hicieron honor a su investidura. La benevolencia del destino nos da una nueva oportunidad en este balotaje

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(Crédito: Franco Fafasuli)
(Crédito: Franco Fafasuli)

A mis 84 años, habiendo transitado una vida intensa de trabajo y con salud, doy gracias infinitas a Dios por haber tenido a lo largo de ella más éxitos que fracasos.

Habiendo recorrido el planeta tierra en una proporción significativa, sus territorios y su gente, se despertó en mí desde temprano el interés enorme por conocer cosas nuevas. A esos deseos se sumó la audacia para lograrlos y también mi talento creativo.

Así fui trazando un circuito de vida que, al día de hoy, aunque siga mirando el futuro, tengo como todo buen chofer mi espejo retrovisor el cual me permite ver momentos especiales; muchos de ellos únicos y de los que en algunos casos me tocó ser protagonista.

Todo esto me sucedió en el ámbito artístico-cultural, en una gama muy amplia: en el poder, en el deporte y en lo social. Desde el más alto al más popular, que me obligan a preguntarme: “Fernando, ¿cuántas vidas viviste? Respondo: “Aquellos músculos que no se entrenan en ningún gimnasio me permitieron vivir varias, que en definitiva son una sola: la mía”.

Con respecto a las herramientas que utilicé, voy a enumerar algunas: inquietud por el conocimiento, oídos abiertos, ojos para captar detalles, voluntad, ayudar y pedir ayuda, ser libre y no acomplejado por mis falencias, humor, ser deportista aunque no fuese un crack, saber lo que es ser discreto pero ser fundamentalmente extrovertido, respetuoso y considerar que la mujer y el hombre somos exactamente iguales (salvo un detalle, ellas nos dan la vida).

Amo mi país, lo recorrí mucho, amo mi ciudad también. Recorrí todos sus barrios, amo y cuido a los animales, me deleito por las mañanas con el trinar de las aves. Pero hace tiempo que las escucho cantar más bajito.

¿Será verdad que más cerca de la partida no podré ver un país equilibrado y que el barajar y dar de nuevo nos permita refundar una nación que posee en su tierra y sus costas prácticamente todos sus activos y riquezas vírgenes? No, no! no es mentira; es verdad.

Vivimos 48 millones de personas donde entran cómodas más de 300. Podemos alimentarnos y darle al mundo alimentos y tecnología a cientos de millones en el exterior. ¿Qué esperamos? ¿Que en 20 años o antes invadan este oasis y que nosotros seamos casi espectadores? ¿No estamos leyendo y viendo que en el mundo hay hambre y guerras que carcomen vidas sin cesar?

Señores somos tapones de nuestros poros, somos el clavel del aire de nuestros propios árboles. Dejemos respirar a nuestra tierra por favor. Aunque no nos lo digan somos el hazmerreír del mundo. No hay un grupo de patriotas en serio que diga “síganme los buenos”.

Sabemos que los extremos, acá y en el mundo, los rige el fanatismo o la sinrazón. Que no nos preocupe, ya se integrarán o la ley los encaminará. Pero necesitamos que la selección de los mejores se auto convoque (juventud y el toque necesario de experimentados ) y tome la manija.

El ego, la grieta y el odio debemos, al menos por 10 años, sepultarlos. Me tildarán de iluso o infantil , aunque les cueste creer no lo soy. El famoso dicho “si se quiere se puede” hagámoslo realidad.

Cuando en alguna reunión de amigos esbocé algo similar me respondieron “la clase empresaria solo tiene una bandera: el dinero”. Está bien, es así en todo el mundo. Pero acá podrán destinar una proporción de sus tenencias en forma paulatina a la producción real. Las leyes deben permitir que esto suceda con pautas claras.

El Estado no es el padre de las 48 millones de criaturas que viven en este país. El Estado es un concepto político referido a una forma de organización social, que cuenta con instituciones soberanas, que regulan la vida de una cierta comunidad de individuos en el marco de un territorio nacional.

Ahora encararemos un balotage que determinará quién es nuestro próximo presidente. Cómo en toda campaña volaron acusaciones y propuestas de todos los colores, alianzas y rupturas salvajes. Pero al final surgirá un ganador, que será el nuevo presidente.

Ahí, insisto con mi ilusión y propuesta. ¿Podrá ser la oposición quién proponga lo que a su criterio es mejorable y acompañar lo lógico? No nos auto flagelemos. Llegamos al colmo que los peores enemigos formaban o forman parte de sus propios espacios. No va más. Pero si quieren y no cambiamos radicalmente nuestras maneras podemos estar un poco peor.

Tuvimos personas que a lo largo de nuestra vidas lo intentaron y salieron airosas en sus objetivos. Próceres, Premios Nobel, legisladores legendarios de diversos signos políticos con moral y ética insuperables, deportistas que llegaron a ser ídolos mundiales, un Papa argentino y algunos presidentes con vocación legítima de poder que también hicieron honor a su investidura.

La benevolencia del destino nos da una nueva oportunidad para que no sigas llorando por mi Argentina.

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