El domingo será un día de sol pleno. Un día perfecto para ir a votar. Un día peronista. Solo un detalle a tener en cuenta. El fin de semana es largo y mucha gente está enojada con la política y su propuesta electoral. Hay ansiedad y también desgano. Mucha desilusión.
La campaña fue salvaje y nos dejó bailando un tango feroz. “No están más Macri y Cristina Somos vos y yo Javier…vos o yo”, redundó enfático el candidato del oficialismo.
Una verdad a medias. Detrás de la elección reaparece difuso pero amenazante un revival de la grieta que nos partió al medio en los últimos 20 años. Los fantasmas desleídos de los ex presidentes bailan su propio “pax de deux” en las sombras.
¿Qué va a pasar este domingo? Es la dramática pregunta que nadie logra responder.
“A mí ya se me quemaron todos los papeles”, dijo un experimentadísimo hombre de nuestra política interpelado sobre esta cuestión. “La moneda está en el aire”, es una frase recurrente en las últimas horas.
Las encuestas, en las que se cree poco, hablan de un escenario de paridad, de empate técnico. Los candidatos se muestran expectantes pero cautos. No se respira euforia en ninguno de los espacios.
“Esta elección se gana en los márgenes, en los bordes”, sumó un hombre que conoce como nadie el paño bonaerense. Para tener un pronóstico más ajustado propone relevar las reservas en las remiserías del conurbano profundo. Sugiere que en la disposición del aparato peronista a movilizarse está la clave.
El voto remisero podría aportar a Sergio Massa esa diferencia que necesita para compensar lo que muchos estiman será la avalancha mileísta en las provincias del centro.
Sobre 35,394,425 almas que integran el padrón, hay todavía entre 10 y 12% de indecisos.
Un número de votantes suficiente para activar la llave del balotaje. Muchos de ellos vagan en estas horas como zombies sin saber qué hacer. Los últimos escarceos de los candidatos sólo aumentaron la confusión.
La campaña del miedo que con implacable empeño desplegó el oficialismo se pasó de rosca y tendría un efecto boomerang. En el balotaje también apareció esa tendencia tan de Massa de sobregirarse. Apareció un curioso sentimiento de empatía con un Milei buleado y humillado a fuerza de carpetazos. Algo de ese impulso anima a los más sensibles a ponerse del lado débil aún sin coincidir con sus ideas.
Entre la inestabilidad de Milei y la prepotencia avasallante de Massa, despuntó una nueva versión del miedo. El miedo al miedo. Miedo a la continuidad de un poder dominante que quiera seguir controlando la vida de todos y cada uno de nosotros. Miedo contra miedo. Una pulsión paralizante que no augura nada bueno.
En este contexto de confrontación las “fuerzas del cielo” impulsaron sobre la hora la viralización de un video para neutralizar la campaña aterrorizadora que desplegó Unión por la Patria. Una pieza mediática en la que el candidato de LLA se compromete a no hacer algunas de las cosas que venía anunciando.
“No vamos a privatizar la salud, no vamos a privatizar la educación, no vamos a privatizar el fútbol, no vamos a reformar el INCUCAI, no vamos a permitir la portación irrestricta de armas…”, reza a modo de mantra Javier Milei mirando a cámara. Un último y desesperado intento por escapar de la campaña negativa que le propinaron casi como una golpiza.
En las vísperas se abren nuevas grietas. ¿Votás en blanco, o te la jugás y votás a Milei para sacar a Massa y a todo lo K? ¿Te quedás en casa o vas a votar a Massa para frenar a la derecha? Todo muy utilitario. De amor ni hablar. Ni un hilito de ilusión.
Los massistas en campaña, no obstante, venden cautela, se muestran preocupados, una actitud que muchos creen es una estrategia. Una manera de presionar al aparato para que no se duerman.
Los libertarios pretenden curarse en salud y meten ruido. “Los votos están, pero hay que cuidarlos”. Trabajan a sol y a sombra para sumar fiscales. Dos por mesa es el objetivo.
Karina Milei, “el Jefe” y el apoderado de LLA Santiago Viola, presentaron una denuncia preventiva en la Justicia. Temen que la Gendarmería meta mano en las urnas. También piden que se tomen recaudos en las fronteras.
“Un delirio afiebrado de alguien que no conoce el procedimiento electoral”, asegura una dirigente peronista con todos sus años en la política.
El clima es pesado, enrarecido. Hay un estado de máxima alerta. Pidieron a la Dirección Nacional Electoral, que depende de la Secretaría General de la Presidencia, que compartan con la Cámara Nacional Electoral la información de los GPS de los vehículos que van a trasladar las urnas al final de la votación.
“Las fuerzas del cielo” desconfían de los legionarios de Massa. Piensan que el candidato-ministro hará todo lo que sea necesario para ganar esta elección sin tener contemplaciones con nada ni con nadie.
La provincia de Córdoba es clave. Milei cerró su campaña en Córdoba capital con un acto fervoroso y multitudinario.
A la hora de atrapar a los votantes nadie parece reparar en gastos. El operativo de seducción a los cordobeses incluye algunos disparates memorables.
Massa aseguró sin sonrojarse que baila cuarteto en su casa y Milei redobla la apuesta asegurando que su perro Conan, con el que se supone habla en su versión clonada, es cordobés. Excesos que no ayudan.
“Tengo 3.200 ñatos en mi empresa y uno me salió fallado”, dijo Eduardo Eurnekián en la mesa que el Consejo Interamericano del Comercio y la Producción, CICYP, tendió este miércoles para que 287 empresarios pudieran escuchar a Milei. El mítico empresario, que supo emplear al libertario durante muchos años, conserva a sus noventa un filoso sentido de la ironía.
“El verdadero salto al vacío es seguir por este camino”, dijo ante los hombres y mujeres del círculo rojo sentados a la mesa. Insistió con que lo que está en juego es la discusión entre populismo y república. Habló de plan de estabilización por la vía del shock, pero sumó un nuevo término a su léxico liberal: secuencialidad. Una palabra que remite al gradualismo de los tiempos de Macri.
¿Cómo voy a abrir el cepo sin antes resolver el problema de las leliqs? Devoto del libre comercio, aseguró que abrirá la economía cuando haya condiciones de competitividad. Nunca antes. Aseguró también que no es cierto que la obra pública genere empleo y reivindicó un modelo a la chilena, de iniciativa privada “no apta para corruptos”. Dijo que el Mercosur está fallado e insistió en que el Estado debe desentenderse del comercio internacional.
El candidato libertario habló en tono de profe presidenciable. Solo se le escapó el modo Milei para provocar a los empresarios que escuchaban sin mostrar mayores emociones.
“Despierten, no se dejen seguir robando. Hay que rebelarse, es ahora”. Los increpó con tono desafiante.
Milei se fue del Hotel Alvear sin comer y repartiendo besos y abrazos. Ni león libertario ni gatito del todo mimoso del poder.
El jueves fue el turno de Sergio Massa. La misma gente, el mismo lugar. La campaña del miedo a la medida del target. “Una apertura indiscriminada a la economía termina con la gente en la calle”.
Massa volvió a la carga con un acuerdo de unidad nacional y la definición de diez políticas de Estado. Evangelizó con oraciones de diálogo y consenso. Dijo que quiere ser el Presidente que termine con la grieta y aseguró que la mitad del Banco Central y la oficina anticorrupción quedará en manos de la oposición. No dijo cómo saldrá del drama de las leliqs ni cuándo podrá pagar la deuda pendiente con los importadores. Otra bola que no para de crecer.
De la inflación y la pobreza ni hablar. Con fe y esperanza de que llueva, pero no demasiado como para arruinar la siembra y de que los precios internacionales corran con viento de cola. O sea, en manos de Dios.
Entretanto en la mesa 24 algunos parecían estar almorzando la cena. Una suerte de juntada de ministeriables. Daniel Scioli, Juan Manuel Urtubey y Graciela Camaño e Ignacio de Mendigueran compartían emociones con Leonardo Madcur, Lisandro Cleri y Guillermo Mitchel. La plana mayor del staff masista se prepara para ser gobierno.
El empresario Francisco de Narvaez ocupaba un lugar de privilegio en la mesa 1. Desmintió una y otra vez que se está preparando para un cargo en el caso de que el oficialismo llegue al poder.
En las calles de Ezeiza militantes de Unión por la Patria salieron a cruzar a los libertarios que esperaban a Milei. Todo terminó a los golpes. Hubo varios hechos de violencia directa contra jóvenes que repartían boletas. Una estudiante de Economía de 20 años terminó hospitalizada. Asusta pensar en el día después.
Macri salió a pedir por las pantallas el voto a Milei. Es de esperar que en el caso de que se imponga el candidato de LLA, se haga cargo de la situación y garantizará su respaldo a la gobernabilidad de punta a punta. Su fervorosa adhesión a Javier Milei terminó con Juntos por el Cambio y dejó seriamente dañada a la oposición. Cabe preguntarse quién hará de contrapeso parlamentario al Presidente que nos demos el próximo domingo.
El radicalismo exhibe fisuras que Massa se encarga de profundizar. La oferta del ministerio de Economía a Horacio Rodríguez Larreta suma leña al fuego. El jefe de Gobierno de la Ciudad aseguró que en ningún caso será parte de un gobierno de Massa pero los recelos y desconfianza están a flor de piel.
Gerardo Morales, presidente del radicalismo, sigue batallando desde su internación. Hospitalizado por un cuadro infeccioso, postea una carta abierta contra Javier Milei.
“Parece que no entendés nada”. La disputa gira en torno a la internación del gobernador jujeño en un sanatorio privado. Milei lo fustigó en las redes.
La hiperactividad en las redes venía del fin de semana cuando cruzó violentamente a Mauricio Macri quien ironizó acerca de que Morales votaría en el mismo sentido que Milagros Sala. A lo que el jujeño le respondió “estás enfermo de ambición de poder” y aseguró que debería estar preso. “Si querés entro en detalles”, amenazó. Una seguidilla que no admite retorno.
Gane quien gane preocupa el día después de mañana. Si gana Massa, cabe preguntar quién encarnará una oposición consistente capaz de sostener un diálogo y contener al oficialismo cuando se exceda.
La verdadera disputa de poder comienza el lunes y es la que en medio de una transición que promete ser tempestuosa se suman los desgarros internos de ambas fuerzas.
Si el que se impone Massa deberá construir su liderazgo batallando con un kirchnerismo devastado por el desastre del gobierno de Alberto Fernández al que él mismo pertenece.
Si gana Milei tendrá que encarar la gobernabilidad integrando a su nuevos aliados no sin resistencia de los libertarios de la primera hora.
Los candidatos llegan a la final sin haber podido superar sus puntos débiles.
Milei no logró enmendar los temores que hay en torno a su inestabilidad emocional y su capacidad de articular la base de la gobernabilidad.
Massa por su parte sabe que su punto más débil sigue siendo la credibilidad, la confianza. Frente a los empresarios de Cicyp hizo expresa alusión a este asunto.
“Yo sé que tantos años en la vida pública, les genera dudas… que pueden tener dudas sobre mi personas y mis ideas” . Habló de esto a reiteración, como quien tiene plena conciencia de su mayor carencia.
A la consigna básica que ordena esta campaña de “continuidad o cambio”, se suma la de “populismo o república”. Las cartas están sobre la mesa. Solo resta ir a votar. No te quedes afuera.