Rusia se ha retirado del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT, en su sigla en inglés), firmado en 1996 por 185 países, y que es una norma esencial para erradicar y prevenir la carrera de armamentos nucleares. El CTBT es un importante instrumento multilateral, concluido en la Conferencia de Desarme, que además contribuye a reducir los riesgos que nuevos países adquieran armas de destrucción en masa. El Presidente Vladimir Putin, asimismo, ha señalado la intención de acondicionar los polígonos de prueba para reanudar las detonaciones con fines experimentales con el propósito de modernizar y ampliar el arsenal de armamentos nucleares. La última prueba nuclear del Kremlin fue realizada en 1990.
Un día después de revocar la ratificación al CTBT, Moscú realizó el lanzamiento del misil Bulava, con un alcance de 8 mil kilómetros y equipado con diez cabezas nucleares. La provocación del Kremlin con la prueba del misil balístico intercontinental junto con la lamentable desvinculación al CTBT, son actitudes militaristas vistas con preocupación por la amplia mayoría de la comunidad internacional al haber sido adoptada en medio de reiteradas amenazas del uso del arma nuclear en la mayor invasión vivida por Europa desde la segunda Guerra Mundial.
Es, asimismo, un serio traspié para la entrada en vigor del CTBT (ratificado por casi la totalidad de los Miembros de las Naciones Unidas incluyendo dos países poseedores de armas nucleares, Francia y Reino Unido). El tratado prevé que solo puede entrar en vigor una vez que sea ratificado por ocho países clave, entre los que se encuentran Estados Unidos, China, India, Pakistán, Israel e Irán. Siria y Corea del Norte (que es el único país que ha realizado ensayos nucleares en las últimas dos décadas), ni siquiera lo han firmado.
Sin embargo, el valor diplomático y técnico del CTBT es significativo. El sistema de monitoreo del tratado se encuentra en pleno funcionamiento y cuenta con cientos de estaciones sismológicas, indicadores de niveles de radiación en la atmósfera y mecanismos de medición de ondas sonaras que atraviesan los Océanos, con la capacidad de detectar cualquier explosión nuclear como ha sido el caso de las realizadas por Corea del Norte desde 2006. La eficacia del sistema de verificación incluso fue capaz de identificar el lugar de la implosión del Submarino ARA San Juan en el Atlántico Sur a finales de 2017.
La Argentina, que ratificó el CTBT en 1998 y que cuenta con cinco estaciones de monitoreo para la detección de ensayos nucleares y un laboratorio de radio nucleídos, debería reclamar que Rusia revierta su decisión en particular al tratarse de un país que había sido hasta ahora líder de los intentos multilaterales para la entrada en vigor del CTBT. Es imperioso que nunca más haya un ensayo nuclear.