Massa más Massa que nunca y Milei, muy Milei

El candidato de Unión por la Patria y el de La Libertad Avanza se enfrentaron en el último debate antes del balotaje del próximo 19 de noviembre

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Es imposible saber cuántos argentinos decidieron su voto esta noche. No hay por el momento encuesta que pueda dar respuesta a esa pregunta. Considerando el escenario de paridad o empate técnico con el que se llegó hasta aquí es probable que la jornada haya sido definitoria.

Los analistas calculan que entre un 10 y un 15% del electorado llegó a este debate sin una decisión tomada y buscando desesperadamente argumentos que les faciliten tan difícil opción.

“Si fueras Pinocho, ya me habrías lastimado un ojo”, le descerrajó Milei a Massa a poco de iniciado el encuentro.

La cuestión de la mentira apareció por momentos como dominante en el contrapunto que mantuvieron a poco de empezar. Se acusaron mutuamente de mentirosos. Las chicanas dominaron desde el vamos.

“Hiciste tu carrera como standapero de TV”, fue una de las respuestas de SM.

Massa dispuso de una estrategia y la desplegó con precisión profesional. En el primer round logró colocar a Milei a la defensiva. Un sitio del que casi no pudo salir a lo largo de todo el debate.

En el más sensible de los puntos a desarrollar, el de la economía, el ministro-candidato acorraló al libertario exigiendo que respondiera por sí o por no una demoledora andanada de preguntas. Milei quedó enredado en la dinámica tan astuta como perversa que le plantó el candidato del oficialismo.

Lejos de imponer su propia agenda, Javier Milei malgastó su tiempo intentando dar explicaciones y defenderse de la metralla dialéctica de su oponente. Nunca pudo desarrollar con eficacia el detalle de su propuesta para la economía. Se quedó sin minutos. Sergio Massa no le dio tregua. Expuso una a una sus contradicciones, haciendo eje en la marcha atrás hacia la moderación que se vio obligado a profundizar tras recibir el apoyo de la línea macrista del PRO.

Massa invitó a la audiencia a googlear en los archivos para cotejar las contradicciones del libertario con sus declaraciones de pocas semanas atrás. En tiempo real, en la cuenta oficial del ministro-candidato se iban posteando los videos en cuestión. Todo prolijamente pensado y monitoreado. Nada quedó librado al azar.

El ministro-candidato habló casi todo el tiempo mirando a cámara. El economista referenció todas sus exposiciones respondiendo a Massa. Lejos de hablarle a la gente, se concentró en descalificar a su oponente exponiendo con números el fracaso de su gestión económica y la debacle de su gobierno. Se limitó a la letra gruesa de los datos de la debacle económica y social.

Milei estuvo lejos de aprovechar algunas cuestiones centrales que Massa ha esquivado con premeditación y alevosía. Ninguna pregunta directa acerca de los funcionarios de su espacio comprometidos en la causa de “chocolate Rigau”, ni qué piensa hacer con el funcionario de la AFIP imputado en la causa de espionaje ilegal, nada acerca de su posición en relación al juicio a la Corte Suprema. Todo muy light.

La experiencia mediática como panelista acopiada por Milei en las pantallas del prime time no le alcanzó esta vez al libertario. Massa no logró hacerlo desencajar, pero lució descolocado y el esfuerzo por contener la agresividad tan propia de su carácter le comprometió fuerte la gestualidad y movimientos.

Milei volvió una y otra vez con sus frases y eslóganes de campaña. Por momentos se enredó en explicaciones más propias de una exposición académica que de un mensaje a la gente.

Impostado o no, Sergio Massa se manejó con aplomo y solvencia. Premeditación y alevosía para profundizar la campaña del miedo. No reparó en gastos ni picardías.

Salió a buscar el voto negativo.

Se picantearon fuerte con un psicotécnico. No pudiendo llevarlo al derrape emocional, apostó a la descalificación. Fue especialmente así cuando le señaló haber quedado fuera del Banco Central luego de una pasantía que no logró revalidar.

Milei señaló las promiscuas relaciones que Massa tiene con conocidos y poderosos empresarios y el ministro le enrostra su paso por la Corporación América, del empresario Eduardo Eurnekian

“Tus nuevos socios, los que te abandonaron hoy en el salón te llevaron a una chicana berreta”, contragolpeó Massa.

El candidato oficialista logró en todo momento dar vuelta la carga de la prueba. Era el ministro el que debía ser interpelado y fue el libertario quien terminó dando explicaciones. Para Milei una oportunidad perdida.

Esto no es entre Macri y Cristina, esto es entre vos y yo. Macri y Cristina ya tuvieron su oportunidad

La frase apareció casi sobre el cierre y es probable que Sergio Massa haya forzado el discurso para despegar del Gobierno del que forma parte. Una manera de diluir la consigna que habla de optar entre continuidad y cambio.

Cuando hace unas semanas le preguntaron a Massa si se consideraba kirchnerista, se fastidió y dijo que la pregunta era una chicana de campaña. Tiró la pelota afuera. Esta vez pareció querer precisar que él es otra cosa.

Massa es massista. Si deja a Milei en el camino le espera una nueva batalla. Terminar con el kirchnerismo. Puede que le demande un tiempo, como mucho dos años. Llegado al poder más temprano que tarde se va a quedar con todo.

El peronismo busca un nuevo liderazgo y Massa está aquí para hacerse cargo. Massa no es Alberto. Puede prometer terminar con todo lo K pero también es garantía de continuidad. Más de lo mismo. Más Estado, más capitalismo de amigos, más populismo, más poder concentrado a fuerza de látigo y billetera.

Massa estuvo esta noche más Massa que nunca. También Milei estuvo muy Milei. No se sacó, pero el enorme esfuerzo por mostrarse forzosamente moderado le jugó absolutamente en contra. Uno de los dos será el nuevo presidente de los argentinos. La definición está todavía en manos de los indecisos.

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