¿Puede Massa atraer votantes de La Libertad Avanza?

Luego de la remontada del candidato de Unión Por la Patria en las elecciones generales, comienzan los interrogantes sobre la composición de los votantes libertarios y las posibilidades de que migren hacia el peronismo

Javier Milei (AP Photo/Natacha Pisarenko)

El escenario post 22 de octubre está muy convulsionado. Así como desde el oficialismo esperaban mayor paridad en los resultados, la meseta entre las PASO y las generales del espacio de Javier Milei y su posterior acuerdo con un sector de Juntos por el Cambio muestra un estado de alerta donde hace un mes se veían ganadores en primera vuelta.

Ante esta situación se abre una interrogante natural cuando se avecina el balotaje. ¿Qué fidelidad tiene el votante con el candidato de La Libertad Avanza (LLA) luego de las últimas apariciones públicas de su candidato? ¿Es factible que una parte de su electorado se aleje al conocer sus propuestas y sus acuerdos políticos?

En este sentido, nos proponemos analizar tres elementos. En primer lugar, en una investigación que realizamos entre el programa Argentina Futura y FLACSO, identificamos cómo el acercamiento de Milei con las juventudes muestra una relación con el candidato de tinte emocional y no programática. Frente a esto, la pregunta que se abre es si, ante propuestas como la libre portación de armas, los vouchers educativos, o la venta de órganos, esos votos continuarán fieles al candidato libertario.

La mayoría de los y las jóvenes que aseguraron simpatizar con el líder libertario no sostenían una agenda de derecha. Por el contrario, en las entrevistas que se realizaron en el trabajo de campo era recurrente la reivindicación a la educación pública, el reclamo para que el Estado intervenga con políticas más fuertes de protección ambiental e, incluso, muchas mujeres que votaban a LLA se mostraban a favor de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. En este sentido, se evidencia que quienes votan por Milei no necesariamente acuerdan con su agenda de extrema derecha.

Al ser un fenómeno reciente, todavía no existe un bloque homogéneo ni tampoco se ha consolidado una identidad política estable. En otros países, como Francia y Alemania, las juventudes que optan por opciones de extrema derecha suelen hacerlo desde un lugar más ideologizado, por lo tanto, es un voto más duro e inamovible. En el caso argentino, todavía es un voto contradictorio, que expresa un malestar, desilusiones, pero aún está en disputa.

Sergio Massa realizó una serie de anuncios para los trabajadores de plataformas de delivery

En segundo lugar, en estrecha relación con este primer elemento, tenemos la variable del futuro. En estas últimas semanas, Sergio Massa ha consolidado una visión de futuro, generando certidumbre de cara a una posible asunción como jefe de Estado. El mantenimiento del subsidio al transporte, la devolución del IVA en los productos de la canasta básica, la eliminación del impuesto a las ganancias, la incorporación de la robótica y la programación en el ámbito educativo, el fortalecimiento de la moneda nacional y la profundización de las relaciones comerciales con EEUU y China, así como el pago total de la deuda con el FMI, fueron algunos puntos que se trataron en estas semanas. Por el otro lado, el pacto de Javier Milei con Mauricio Macri y Patricia Bullrich mostró la fragilidad de sus propuestas de gobierno, tal es así que el mismo Macri consideró como “una incógnita” lo que vaya a hacer el candidato libertario si llegara a ser electo. Este punto es importante especialmente en la franja de votantes de entre 25 a 30 años, en la cual problemáticas como trabajo y vivienda pasan a tener una relevancia mayor en su vida cotidiana, a diferencia de lo que sucede entre los votantes menores de 25 años.

Un tercer elemento que se pone en juego es la reafirmación del sistema democrático. En este punto, La Libertad Avanza, con especial impulso de su candidata a vicepresidenta, Victoria Villaruel, se ha propuesto denostar la figura de Raúl Alfonsín, un símbolo de la democracia Argentina, más allá de su pertenencia a la Unión Cívica Radical. Aquí, también podemos ver una posible migración de votos hacia Sergio Massa.

Los ataques libertarios a la justicia social, la educación pública, la iglesia, la ciencia y los derechos humanos tocaron fibras sensibles de nuestra sociedad. Aun con sus debilidades y sus deudas, desde 1983 hasta la actualidad, Argentina es uno de los países de América Latina en el cual su población continúa valorando positivamente el sistema democrático. El acuerdo de Milei con la denominada “casta” desplazó el eje de discusión: ahora, el antagonismo en el que se presentan las elecciones del 19 de noviembre es más y mejor democracia o autoritarismo disfrazado de libertad.

Por otro lado, dirigentes de distintos espacios políticos aseguraron en esta última semana que los votos pertenecen a los votantes y no a los candidatos. Si bien la afirmación resulta incuestionable, es necesario advertir que, cuando los representantes toman decisiones, los y las representadas también lo hacen. A veces con ellos, otras veces a pesar de ellos.

Los resultados de una elección son producto de muchas variables, pero algunas siempre predominan sobre otras. De lo que se trata es de captar cuáles son las que más influyen: ¿será el bolsillo? ¿la ideología? ¿los valores? ¿las expectativas? ¿las costumbres? Como podemos observar, hay una multiplicidad de sentidos que pueden orientar una acción social como es acudir a las urnas. Lo que nos importa destacar es que, en esta ocasión, estamos ante una sociedad que atraviesa un momento de malestar, de angustia y de irascibilidad.

En este escenario, la incertidumbre va a ser un factor central: la fuerza política que logre instalar la idea de que puede dar más certezas en el corto y mediano plazo, y que pueda transmitir la sensación de protección y de cuidado, probablemente logre buenos resultados.