Por: Martín Mazza, gerente regional de Latinoamérica de Tools for Humanity.
Las capacidades de la inteligencia artificial se acercan cada vez más a las de los humanos y ya incluso nos superan en muchos aspectos. Hoy en día un software es capaz de resolver un Captcha mejor que los propios humanos, cuando justamente había sido diseñado para probar humanidad en internet. El reciente auge de los grandes modelos lingüísticos (LLM por sus siglas en inglés) demuestra que estos modelos son cada vez más versátiles y, al parecer, también más “inteligentes en general”, pero lo son mucho más porque perfeccionaron el aprendizaje de la principal interfaz con los humanos: el lenguaje.
Estos avances marcan que la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) podría estar llegando en el corto plazo, dado que ahora tenemos modelos entrenados para imitar a la perfección a los seres humanos en interacciones digitales. La era de la AI ya comenzó.
Dados los más recientes avances en inteligencia artificial, se puede volver imposible determinar si estás comunicándote con un humano o un bot a través de tu conexión a internet, o mirando un contenido creado por un humano o un bot. Puede sonar a Blade Runner, pero garantizar que del otro lado de una conexión a internet haya alguien en vez de algo, hace de la red un lugar más democrático y sobre todo más seguro. Ahí es donde entra en juego la preponderancia de una prueba de humanidad.
La prueba de humanidad (PdH) es un mecanismo que establece la humanidad y singularidad de un individuo
En pocas palabras, la prueba de humanidad (PdH) es un mecanismo que establece la humanidad y singularidad de un individuo. Puede considerarse el primer y más fundamental elemento para establecer la identidad digital. La solución ideal es crear un protocolo de identidad abierto y sin permisos que puede utilizarse de forma anónima para demostrar la unicidad y la humanidad, así como para revelar selectivamente credenciales emitidas por otras partes.
La IA avanzada puede ser una herramienta potenciadora, pero, como todas las tecnologías emergentes, introduce consideraciones nuevas y complejas. Por un lado, debe limitar la cantidad de cuentas que cada persona puede crear para protegerse de ataques en línea por múltiples identidades seudónimas generadas por un solo atacante (en jerga, ataques Sybil) y por otro debe prevenir la difusión a gran escala de contenidos generados por IA que parezcan realistas con el fin de engañar o difundir desinformación.
La PdH aborda ambos problemas. En primer lugar, proporciona una limitación natural de la tasa mediante la autenticación de cuentas. Esto elimina la posibilidad de que los ataques sybil escalen notablemente. En segundo lugar, permite filtrar contenidos o cuentas que han sido confirmadas o no como humanas, ayudando a enfrentar la propagación viral de la desinformación generada por IA.
El proyecto Worldcoin creó una posible solución llamada World ID, que es una identidad digital que preserva la privacidad
Para proteger la privacidad, el proyecto Worldcoin creó una posible solución llamada World ID, que es una identidad digital que preserva la privacidad. Para este mecanismo de prueba de humanidad se obtiene una imagen de un iris humano y a partir de ella se genera un código numérico único. El World ID se asemeja a un “pasaporte digital”, puede vincularse a una wallet crypto compatible de las cuales la primera es World App, creada por Tools for Humanity, aunque habrá más disponibles a medida que el protocolo se siga integrando con otras aplicaciones y descentralizándose.
World ID preserva la privacidad de sus usuarios, puede considerarse un monedero de identidad que vive en el teléfono de su titular y puede utilizarse de forma anónima gracias a las pruebas que demuestran que se trata de una persona real y única. A medida que la comunidad continúe desarrollando el protocolo, se sumarán funcionalidades como las que ya existen en las que cualquier persona puede demostrar que es humano sin develar ningún dato personal. Estas tecnologías nos invitan a pensar sobre una internet futura, donde no debamos comprometer nuestra privacidad pero aún así disfrutar su propósito inicial: el intercambio libre de información entre todos los usuarios.
El autor es gerente regional de Latinoamérica de Tools for Humanity