En Argentina, en el 2021, 46.236 adolescentes de 15 a 19 años y 1.394 niñas menores de 15 años tuvieron un hijo. En el 2019 eran 69.803 las adolescentes embarazadas y 1.938 las niñas con una gestación en curso. En 2013 eran 117.386. La reducción del 60% de las chicas que se convierten en madres por no tener otra opción es un dato esperanzador.
La implementación del Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA) es un éxito en Argentina. Ya que garantiza la libertad de elección, la provisión de anticonceptivos de largo plazo (como el implante subdérmico y DIU) y el acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Los objetivos del Plan ENIA son sensibilizar; potenciar las decisiones informadas; mejorar la accesibilidad y calidad de los servicios de salud y fortalecer las políticas para la prevención del abuso y la violencia sexual y el acceso a la Interrupción del Embarazo.
Si una adolescente quiere ser madre puede serlo y nadie se lo tiene que impedir. Pero, en la mayoría de los casos, la maternidad no es por elección, sino por accidente, abuso o falta de recursos. Entre las adolescentes de 15 a 19 años, 7 de cada 10, no planificaron su embarazo.
A partir del 2015 la reducción del embarazo adolescente se aceleró, junto con el efecto de Ni Una Menos y las políticas públicas a favor de los demandas de las mujeres y jóvenes. La marea verde y la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (27.610), el 30 de diciembre del 2020, generaron efectos concretos entre las chicas y los chicos con más posibilidades de disfrute presente y proyectos a futuro.
Los puntos a resaltar, para Valeria Isla, Directora de Salud Sexual y Reproductiva, son “las 700 personas, consejerías de salud sexual, prevención de embarazo no intencional, la incorporación de métodos de larga duración y la mayor disponibilidad de anticonceptivos gratuitos (desde hace 20 años) y el implante subdérmico que tiene una gran adherencia entre adolescentes”.
De todos modos, la Fundación de Estudios e Investigación de la Mujer (FEIM) lleva adelante la campaña #PuedoDecidir para prevenir el embarazo no intencional en la adolescencia, especialmente, en menores de 15 años. “Es importante que puedan decidir, ser madres o padres no debe ser un accidente”, resaltó Mabel Bianco, presidenta de FEIM.
Silvana Weller, Doctora en Salud Colectiva y responsable de Información para la Gestión en la Coordinación Salud Sexual, VIH e ITS, del Ministerio de Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires destaca: “Desde hace más de 20 años que contamos con estudios que muestran la asociación entre embarazo en la adolescencia y pobreza. Sin embargo, la diferencia entre las jóvenes más ricas y las más pobres no estaba en el comportamiento sexual (la edad de inicio de relaciones sexuales que es prácticamente la misma para las jóvenes de los diferentes sectores sociales) sino en el acceso a información adecuada y a un método anticonceptivo de modo gratuito y amable, sin retaceos ni miradas estigmatizantes”.
Por lo tanto, la mejora no es porque sí, sino porque Argentina ha democratizado la sexualidad en donde ahora todas las chicas, de todos los barrios, clases e ingresos pueden disfrutar de sus vínculos, pero ahora las que tienen menos dinero no son condenadas a cortar sus proyectos de vida por falta de plata. Todas pueden tener sexo sin que eso sea un sinónimo de maternidad obligada.
Weller resalta sobre el fenómeno en la Ciudad de Buenos Aires: “En los últimos años hubo un enorme descenso en la fecundidad de las adolescentes en toda la ciudad, pero de modo significativo en las comunas más pobres donde la mayor parte de la población puede resolver sus necesidades solo a través de los Centros de Salud y Hospitales del sistema público de salud”.
Las médicas que en vez de juzgar a las chicas por tener sexo o darles pastillas para no hacérselas fácil con un DIU o un chip (que dura tres años) hablan con confianza, no juzgan, comprenden y son prácticas a la hora de aconsejar y colocar un anticonceptivo son las heroínas en esta mejora para las chicas y chicos que quieren poder experimentar sin que eso signifique dejar la escuela, salir a trabajar o dejar otros planes por un embarazo no planificado.
“La respuesta del sector de salud fue clave porque es el que cuenta con el acceso al método”, valora Weller. En un país con grietas, amenazas de explosión y desabastecimiento hace falta valorar lo que funciona bien y debe mejorar (y no retroceder). En ese sentido, Weller valoriza: “Son importantes las políticas de difusión de derechos, la posibilidad que tienen los jóvenes de concurrir a un establecimiento a partir de los 13 años sin el permiso de sus padres y derecho a elegir y disponer de un método”.
La información es importante, pero mucho más que los anticonceptivos estén para ofrecer y se puedan aceptar sin tener que pagar a cambio. Por eso, Weller enfatiza: “Se duplicó la oferta de métodos anticonceptivos y se sostiene, a gran escala, la provisión de los implantes subdérmicos, conocidos también como chip. Es posible que la gran oferta de este método, que tuvo enorme aceptación entre las adolescentes, haya tallado fuerte en el descenso de la fecundidad”.
El acceso al aborto legal, seguro y gratuito también es clave en el progreso de un indicador que le da a las chicas la posibilidad de vivir la vida que eligen y no a tener que amoldarse a lo que les toca. “Por supuesto el acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo permitió a muchas jóvenes con menores recursos a poder acceder a una interrupción de calidad sin riesgos para su salud, algo que antes quedaba relegada a los grupos más privilegiados que podían realizar esta práctica de modo privado”, afirma Weller.
Pero, además, en la clandestinidad si una clienta volvía era más negocio. En cambio, en un centro de salud pública, una adolescente que recurrió a una IVE se va con un anticonceptivo, la mayoría de las veces, un implante subdérmico, que actúa a largo plazo y sin riesgo de olvidos o fallas.
La mejora es integral y también se nota en las médicas y médicos. “Notamos cambios culturales muy favorables: apertura a cumplir la ley y permitir el acceso de las jóvenes sin reclamar la presencia de sus padres; alta imaginación y acciones tendientes a acercarse a los jóvenes que tradicionalmente no concurren al sistema de salud”, remarca la responsable de Información para la Gestión en la Coordinación Salud Sexual, VIH e ITS, del Ministerio de Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En la franja de 10 a 14 años el uso de anticonceptivos no baja la tasa porque no se producen por decisión, sino por abusos. Por eso, el incremento de 0.7 a 0.8 de la tasa de fecundidad en la adolescencia temprana es una alerta. En 2021, último año con datos disponibles, la tasa de fecundidad adolescente temprana fue de 0,8 por mil, mientras que la tasa de fecundidad adolescente tardía fue de 27,0 por mil.
Sin embargo, las mejoras no son iguales en todo el país. En 11 de las 24 jurisdicciones nacionales hay más embarazos adolescentes que en el promedio nacional. Formosa es la provincia con peor nota en el boletín de derechos de las niñas de todo el país: se da la tasa de fecundidad adolescente temprana más alta, 4,1 por cada 1.000 embarazos. Por el contrario, el mejor promedio es el de Tierra del Fuego que no tuvo ninguna niña madre.
En cuanto a la tasa de embarazadas adolescentes, a partir de los 15 años, hay 9 provincias con una tasa de fecundidad por encima del promedio nacional. En los extremos, la mejor nota es para la Ciudad de Buenos Aires (con una tasa de fecundidad adolescente tardía de 6,7 por 1.000) y la peor nota es para Chaco (con una tasa de 52,6 por mil) y Misiones (con una tasa del 52,4 por 1.000), según datos del Ministerio de Salud de la Nación.
Argentina no puede tener tanta diferencia territorial para el futuro de las chicas según donde nacen y donde pueden cuidarse, disfrutar y proyectarse. Y tiene que avanzar en lo que falta para que todas puedan decidir y que no decidan por ellas en contra de los avances que no se meten en sus sábanas, sino que las hace libres para disfrutar, crecer y proyectar.
Más información:
-Línea de Salud Sexual: 0800 222 3444
-Campaña Puedo Decidir: www.puedodecidir.org