Malos resultados del comercio internacional y nuevos desafíos que deben atenderse

Las exportaciones y las importaciones han caído significativamente en lo que va de 2023. Más allá de la sequía, las condiciones macroeconómicas desalientan el intercambio con el resto del mundo

Guardar

Nuevo

En los primeros ocho meses del año, según información del Indec, las exportaciones cayeron 24,0% y las importaciones se redujeron 10,3% (EFE)
En los primeros ocho meses del año, según información del Indec, las exportaciones cayeron 24,0% y las importaciones se redujeron 10,3% (EFE)

En el corto plazo, los indicadores de la evolución del comercio mundial y la fragmentación de los mercados por razones geopolíticas marcan perspectivas negativas que la Argentina deberá enfrentar, aunque para ello primero deberá resolver sus limitaciones internas. La situación crítica de la macroeconomía ha ido encontrando sus límites a medida que fue avanzando el año electoral.

Las medidas de “estiramiento” de las condiciones precarias sobre las que se basa el funcionamiento actual de la economía abren un interrogante con respecto a su eficacia para contener los riesgos de un colapso (mayor caída de la actividad, mayor inflación/episodio de hiperinflación, entre otros).

El sector comercial externo no es ajeno a esta evolución. En los primeros ocho meses del año, según información del Indec, las exportaciones cayeron 24,0% (USD 45.388 millones) y las importaciones se redujeron 10,3% (USD 51.593 millones) con respecto al período correspondiente de 2022. El saldo comercial fue negativo en USD 6.205 millones.

La evolución de las exportaciones muestra semejanzas con la de 2018 cuando el país también sufrió una intensa sequía

El análisis de estos resultados podría llevar a una primera apreciación: la evolución de las exportaciones muestra semejanzas con la de 2018 cuando el país también sufrió una intensa sequía que redujo sensiblemente la producción agrícola. En efecto, el hecho de que las exportaciones estén históricamente concentradas en la agroindustria (este sector participa en un 50-60% en el total exportado) las sujeta a los riesgos climáticos y a los riesgos de los precios internacionales de los productos básicos.

Con respecto a este segundo aspecto, los precios internacionales se han ido moderando dentro de un cuadro de alta volatilidad, pero aún siguen siendo muy remunerativos teniendo en cuenta la productividad de la agroindustria argentina.

FIEL 2010
FIEL 2010

Con todo, un análisis más pormenorizado de las ventas externas muestra que las reducciones han sido generalizadas, registrándose caídas en todos los agregados de productos y en todos los principales destinos de venta.

Se debe notar también que, luego de la normalización pospandemia del comercio mundial en 2021, las cantidades exportadas cayeron 2,3% ya en 2022, a pesar de un claro repunte en los precios internacionales de los productos más vendidos por la Argentina (16,2 por ciento).

Esa evidencia apunta a un denominador común de la reducción en las ventas externas: un tipo de cambio “comercial” atrasado que, en el caso agroindustrial, se combina con la aplicación de derechos de exportación significativos.

Un denominador común de la reducción en las ventas externas: un tipo de cambio “comercial” atrasado que, en el caso agroindustrial, se combina con las retenciones

En el corto plazo, prevalece una expectativa de devaluación reflejada en la brecha entre la cotización oficial y la cotización financiera legal del tipo de cambio (dólar contado con liqui) del orden del 120% hacia al cierre de setiembre.

Por el lado importador, la mejor explicación para la reducción registrada es el racionamiento impuesto por las autoridades económicas a través de permisos, repitiendo la estrategia utilizada entre 2007 y 2015, en la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.

Dificultades para exportar

En síntesis, hoy en la Argentina siguen en aumento las dificultades para exportar en contraposición con las necesidades de corto plazo y se mantienen las limitaciones sobre las importaciones afectando a toda la actividad económica.

Además, las permanentes urgencias macroeconómicas hacen que se descuiden las relaciones económicas internacionales con los socios cercanos en el Mercosur y, en general, con el resto del mundo. En efecto, los riesgos impuestos por los acontecimientos locales determinan que, tanto en el sector privado como en el sector público, se preste poca o nula atención a la evolución del panorama internacional que, en el corto plazo, condicionará nuestros negocios externos y exigirá acciones de respuesta a múltiples desafíos.

las permanentes urgencias macroeconómicas hacen que se descuiden las relaciones económicas internacionales con los socios cercanos en el Mercosur y, en general, con el resto del mundo (Europa Press)
las permanentes urgencias macroeconómicas hacen que se descuiden las relaciones económicas internacionales con los socios cercanos en el Mercosur y, en general, con el resto del mundo (Europa Press)

Entre esos desafíos, las perspectivas económicas del mundo parecen mostrar un escenario de aterrizaje suave luego de la inflación de costos que siguió a la pandemia de 2020 y a la inesperada invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022. En general, el empleo se ha mantenido y sólo algunas pocas economías importantes sufren una recesión (Alemania en 2023). Sin embargo, los salarios reales han caído en el mundo, constituyendo un primer factor que resta impulso al comercio internacional.

Los organismos multilaterales que elaboran pronósticos sobre la actividad mundial coinciden en mostrar una reducción del crecimiento desde 2022 y, al menos, hasta 2024. El comercio internacional ha sufrido una desaceleración aún mayor que la actividad económica mundial, aunque se espera que en 2024 haya un leve repunte. Parte de la explicación de la desaceleración mundial está en los programas antiinflacionarios de los países más avanzados caracterizados por las subas de la tasa de interés y en la continuidad de su esfuerzo bélico en apoyo de Ucrania.

Las perspectivas económicas del mundo parecen mostrar un escenario de aterrizaje suave luego de la inflación de costos

Otra parte de la explicación del menor crecimiento mundial y del comercio esperado involucra factores variados, pero también importantes. Uno de ellos es la evolución económica de China. En ese país parecen haberse alcanzado los límites del crecimiento basado en la incorporación rápida de factores, especialmente mano de obra.

Aunque China ha invertido en nuevas tecnologías y ha escalado en las cadenas de valor globales para convertirse en un abastecedor de productos finales de alto valor agregado, la organización de sus mercados presenta fragilidades, sobre todo en el plano financiero.

En efecto, la desaceleración de la economía se ha combinado con cambios en la política que buscaron ordenar al sector financiero y tuvieron consecuencias negativas sobre la administración de la “burbuja” existente en el mercado de la construcción de vivienda. Recientemente, el desarrollador inmobiliario chino Evergrande presentó quiebra en los Estados Unidos y otros desarrolladores chinos han demorado los pagos de sus deudas internacionales.

Aunque China ha invertido en nuevas tecnologías y ha escalado en las cadenas de valor globales para convertirse en un abastecedor de productos finales de alto valor agregado, la organización de sus mercados presenta fragilidades, sobre todo en el plano financiero (Europa Press)
Aunque China ha invertido en nuevas tecnologías y ha escalado en las cadenas de valor globales para convertirse en un abastecedor de productos finales de alto valor agregado, la organización de sus mercados presenta fragilidades, sobre todo en el plano financiero (Europa Press)

La tasa de crecimiento de China en 2023 rondaría 5,5% y en 2024 sería levemente inferior. Esas tasas están muy lejos de los valores del 10% registrados en promedio entre 1980 y 2018. Otro factor lo constituye la fragmentación geopolítica que se ha sobreimpuesto a los flujos comerciales y de inversión introduciendo barreras y consideraciones de seguridad nacional en los negocios internacionales.

Según el seguimiento del Fondo Monetario Internacional, las barreras al comercio e inversiones se triplicaron desde 2019, pasando de un inventario de alrededor de 1.000 medidas a uno de alrededor de 3.000 medidas que se utilizan para limitar el comercio de bienes (la gran mayoría), servicios y los flujos de inversiones (en 2019, esas barreras eran casi inexistentes). Como parte de esa fragmentación, los flujos comerciales entre China y los Estados Unidos empiezan a dar muestras de “de-coupling”.

En el primer semestre de 2023, el flujo bilateral de comercio entre esos países descendió como consecuencia de las barreras impuestas por los Estados Unidos. Pero también la importancia de ese país como abastecedor de China se ha reducido a favor de otros competidores.

La escalada de barreras comenzó en 2018 con el gobierno del presidente Trump en Estados Unidos y ha ido adquiriendo diferentes formas de represalias bilaterales, alcanzando a la regulación de inversiones y prohibición de exportaciones que se fueron sumando a los iniciales aranceles a las importaciones.

Fuente: WEO FMI, octubre 2023
Fuente: WEO FMI, octubre 2023

Los conflictos comerciales han complicado aún más el funcionamiento del multilateralismo que ya había quedado limitado por el pobre resultado de la última ronda de negociaciones comerciales lanzada en 2001, la llamada Ronda de Doha, en el marco de la Organización Mundial del Comercio. Durante esa ronda se avanzó en un acuerdo amplio de facilitación del comercio para reducir los costos burocráticos del intercambio internacional con cierto éxito (Acuerdo de Bali, 2013).

En contraste, la Ronda nunca fue dada por finalizada ni fueron firmados nuevos acuerdos sobre temas bajo discusión como los subsidios agrícolas, el comercio de servicios y la protección de la propiedad intelectual. En febrero de 2024 se realizará una nueva Conferencia Ministerial (la 13) de OMC en Abu Dhabi.

Entre las actividades preparatorias, se observa la mayor importancia que se le está asignando a la relación entre las políticas industriales y las políticas de comercio de los principales países participantes (especialmente los de mayor desarrollo y los países en rápido desarrollo como China e India).

Los conflictos comerciales han complicado aún más el funcionamiento del multilateralismo

Está pendiente aún una reforma del propio organismo multilateral que se comenzó a discutir más formalmente en 2018, en ocasión de la reunión del G-20 en Buenos Aires.

Entre las múltiples reuniones internacionales que exploran realineamientos, el foro del G20 se llevó a cabo a principios de setiembre en India y, aunque su declaración final evitó condenar la invasión rusa a Ucrania al no mencionar al país agresor, logró el consenso necesario para el señalamiento del conflicto y la responsabilidad que le cabe al país que no respeta la soberanía de sus vecinos.

Bajo esta forma de redacción indirecta, se logró el respaldo de China a la declaración final. En esta edición del G20 se aceptó la incorporación de la Unión Africana que representa a 55 países de ese continente. Este hecho puede interpretarse como una respuesta a las múltiples iniciativas que se vienen llevando adelante desde el llamado Sur Global, expresión amplia que designa al grupo de países en desarrollo del mundo.

Efectos sobre la Argentina

En primer lugar, el menor crecimiento mundial tiende a reducir la demanda de productos básicos, sus precios y los márgenes de ganancia del negocio agroindustrial, particularmente en un marco de alta volatilidad de los precios el petróleo.

En segundo lugar, el menor crecimiento de China también afectará directamente a nuestras exportaciones. Este país está entre los tres principales clientes y es el segundo abastecedor, luego de Brasil.

El menor crecimiento mundial tiende a reducir la demanda de productos básicos, sus precios y los márgenes de ganancia

También se observa que los Estados Unidos y la Unión Europea han lanzado iniciativas de financiamiento de construcción de infraestructura para equiparar su presencia en Asia y América Latina a las acciones que ya había tomado China desde 2013 con su Belt and Road Initiative (BRI).

La Argentina adhirió al BRI, en contraste con Brasil que no lo ha hecho. Dada la necesidad de inversiones que tiene nuestro país, el escenario de mayor oferta financiera multilateral quizás brinde alguna oportunidad adicional.

Por último, la Argentina no debería quedar al margen de discusiones internacionales como el reforzamiento del multilateralismo, la reforma de la OMC o el rol de los países en desarrollo en la gobernanza mundial. Su condición de miembro del G20 y sus intereses nacionales así lo aconsejan.

Como se aprecia, los desafíos son varios y se están desarrollando en el presente. En un año de elecciones presidenciales cabe discutir cómo se va a responder a ellos, recordando que insistir con alineamientos automáticos internacionales por razones ideológicas es lo opuesto a las buenas prácticas en la construcción de una estrategia externa de corto y largo plazo.

Los autores son economistas de FIEL. Esta columna fue publicada en Revista Indicadores de Coyuntura de FIEL, Octubre 2023

Guardar

Nuevo