La Argentina, en la antesala del open banking

La interoperabilidad en el mundo de los medios de pago es una tendencia que crece globalmente y aporta un efecto dinamizador en el mercado de servicios financieros digitales, tanto en la banca tradicional como en las fintech. Pero no todo es color de rosa

En las últimas semanas la implementación de las “Transferencias Pull” ha generado un amplio debate mediático por las diferencias entre el BCRA y la principal plataforma de pagos del país. En lo personal creo adecuado que los Proveedores de Servicios de Pago (PSPs) puedan elegir si utilizan Debin o Transferencia Pull para permitir que sus clientes fondeen sus cuentas, priorizando la usabilidad en el primer caso o la nueva plataforma de interoperabilidad que permite cobertura sobre riesgo de desconocimientos en el segundo.

Más allá de esta discusión puntual, la implementación de “Transferencias Pull”, que sin dudas requiere ajustes de performance y usabilidad, es en definitiva un paso en la dirección correcta, dado que pone a la industria financiera local mucho más cerca del open banking o banca abierta.

Esta nueva funcionalidad, impulsada por el Banco Central, es gratuita y mandatoria para todas las billeteras y bancos, y funciona exclusivamente con cuentas que tienen el mismo titular.

De cara al usuario, la aplicación bancaria o billetera virtual de su preferencia ahora le permitirá vincular todas las cuentas con CBU (de cualquier banco) o CVU (de cualquier billetera virtual) que tenga a su nombre. Luego de una instancia de “consentimiento” que consiste en ingresar usuario y clave habituales, y el segundo factor de autenticación, en el caso de tenerlo activado, las cuentas quedarán conectadas permitiendo a partir de allí mover el dinero entre cuentas sin salir de la aplicación.

Esta funcionalidad, que en principio puede sonar básica y muy simple, tiene por detrás un desarrollo que implicó la estandarización de interfaces de conexión y definición criterios de seguridad de la información comunes en una plataforma de interoperabilidad que fue consensuada por gran parte de los actores de la industria, justamente por ser un habilitador en el camino hacia el open banking.

Con eje en el intercambio de datos a través de las API (Application Programming Interfaces), el open banking es un modelo que implica compartir información de forma fluida, y a la vez segura, con el objetivo de generar valor agregado al usuario, ya sea a través de la mejora de la experiencia y la simplificación de operaciones, o bien por el desarrollo de nuevos servicios, aplicaciones y herramientas que integran la información financiera en ecosistemas más amplios.

Los usuarios tienen todo para ganar. Además de la mejora en la experiencia y la transparencia, el open banking facilita a los usuarios una vista más completa y detallada de su situación financiera en una sola aplicación, lo que favorece la toma de decisiones y la planificación financiera

Es por eso que la interoperabilidad en el mundo de finanzas y medios de pago es una tendencia que crece globalmente y aporta un efecto dinamizador en el mercado de servicios financieros digitales, tanto en la banca tradicional como en las fintech, aunque no todo es color de rosa, ya que el open banking supone algunos desafíos para una implementación plena.

Del lado de los actores del sistema financiero implica un cambio de mentalidad importante ya que rompe con la idea de la propiedad de los datos y la información de los clientes, algo no menor en una industria tradicionalmente cerrada a la interoperabilidad.

Para los bancos centrales y los reguladores, el desafío pasa por establecer un delicado equilibrio en la normativa que promueva la innovación y que a la vez sea capaz de fijar estándares de seguridad de la información y la privacidad que garanticen los derechos y la protección de los usuarios, a través del control sobre qué datos comparten y con quién.

Los usuarios tienen todo para ganar. Además de la mejora en la experiencia y la transparencia, el open banking facilita a los usuarios una vista más completa y detallada de su situación financiera en una sola aplicación, lo que favorece la toma de decisiones y la planificación financiera. También les permite beneficiarse con el desarrollo de nuevos productos y servicios más personalizados que puedan cubrir sus necesidades específicas, como herramientas de gestión financiera, comparadores de productos, servicios de inversión automatizada, compras a crédito en un solo click, entre muchos otros.

En el mismo sentido, el ecosistema financiero en su conjunto tiene un beneficio sustancial de la mano del avance de la interoperabilidad y la banca abierta, que tiene que ver con la inclusión financiera, al acercar los servicios financieros a cada vez más gente, de la mano de herramientas y aplicaciones más simples e intuitivas.

El autor es CEO de Moni