El Premio Nobel de Economía a Claudia Goldin revalorizó los estudios sobre la brecha salarial de género

Las mujeres argentinas ganan 25% menos que los varones y la diferencia se acentúa en las empleadas informales que pierden un 36,5% de sus ingresos. La investigadora galardonada estudia esa problemática y propone que los varones le pidan a las empresas tiempo para cuidar a sus hijos

Guardar
En Argentina las mujeres ganan
En Argentina las mujeres ganan menos, están más sub ocupadas que los varones, tienen pluriempleo y son menos registradas que los varones (Getty Images)

Las mujeres argentinas ganan 25% menos que los varones. 25% menos de guita para llegar a fin de mes, para tener leche, queso y carne en la heladera, para salir a comer afuera, para comprar una entrada para un recital, para irse un fin de semana largo, para llegar a pagar los aumentos de la prepaga o poder arreglar la canilla que pierde. Si la plata la robaran de la cartera sería un robo. SI la quitan de la cuenta también lo es. Pero, encima, ahora, la amenaza es mayor porque se niega ese robo cultural por ser mujeres.

La diferencia de la diferencia salarial sube a 36,5% entre las trabajadoras y trabajadores informales y baja a 17,5% entre las empleadas y empleados registrados, según las cifras del INDEC del primer trimestre del 2023. Pero en el subibaja la diferencia, impuesto, peaje o robo por cuestiones de género es siempre enorme y puede ser exorbitante para las más desprotegidas.

Las Naciones Unidas, junto con ONU Mujeres y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), promueven la igualdad de remuneración en trabajos de igual valor y la independencia económica de las mujeres. El problema se incrementa con la inflación, el endeudamiento, las madres que crían solas sin padres que aporten la cuota alimentaria de sus hijos e hijas y el trabajo no remunerado de la crianza y las tareas domésticas.

Las mujeres ocupan los cargos
Las mujeres ocupan los cargos menos rentados y eso no es casualidad porque se ponen barreras directas o indirectas para que sus trabajos valgan menos y no puedan ocupar los que más se pagan

El 9 de octubre Claudia Goldin ganó el Premio Nobel de Economía por estudiar las brechas de género. La Academia Sueca reafirmó que terminar con la desigualdad salarial y el inequitativo reparto de las tareas domésticas y de crianza es central para los estudios económicos. En una entrevista publicada en ElDiario.Es, de la periodista Ana Requena, Goldin enfatizó: “Los hombres deben decirle a sus empresas que no quieren perderse el cuidado de sus hijos”.

Goldin es profesora de economía en la Universidad de Harvard y publicó el libro Comprendiendo la brecha de género. Historia Económica de las Mujeres en Estados Unidos. Ella explicaba: “La brecha salarial de género siempre ha existido. Hasta la Biblia la mencionaba, así que no soy la primera que la descubrí. Las diferentes en los empleos de hombres y mujeres, en su preparación, y su experiencia previa han sido extremadamente importantes en el pasado. Pero hombres y mujeres a lo largo de muchos países tienen ahora niveles iguales de educación. Por lo tanto, el asunto hoy en día es por qué la brecha de género sigue existiendo si hombres y mujeres son tan similares cuando entran en el mercado laboral”.

La mayor explicación a la continuidad de la brecha de género es el trabajo que implica ser madre y la solución de Goldin es que los hombres inviertan más tiempo en la paternidad: “Sugiero que deben asumir su parte en los hogares para reducir la carga de las mujeres. Y, algo más importante, sugiero que los hombres deben decirles a sus empresas que no quieren perderse el partido de fútbol de los domingos de su hija o el concierto de sus hijos del sábado por la tarde. Cuando los hombres se pongan firmes con eso, sus empleadores encontrarán otra forma de gestionar sus empresas que asume que los trabajadores deben tener horarios racionales”.

Claudia Goldin fue  galardonada
Claudia Goldin fue galardonada con el Premio Nobel de Economía por estudiar la brecha de género 2023 (Infobae España)

Las víctimas de la brecha de género son las madres, las trabajadoras, las mujeres más pobres y las profesionales. La diferencia salarial entre mujeres y varones se vuelve un agujero más grande cuando la inflación muerde el bolsillo como un cocodrilo hambriento que -ni para camuflarse- se queda quieto. Pero si a ese agujero no se lo quiere tapar, ni eliminar, sino negar, lo que se puede generar es que el agujero económico para las mujeres se pueda profundizar en un cráter imposible de aminorar. Y que las mejoras en igualdad se diluyan.

Las mujeres perciben ingresos que -en promedio- son un 25% menores a los de los varones. Ganar un cuarto menos que un marido, un hermano o un compañero de fábrica es imposible de tolerar y, mucho menos, de tapar con las manos. No es un vuelto. Es una vida a la que se le quitan un cuarto de posibilidades, supervivencia y gustos y a la que se le agregan deudas, sacrificios y postergaciones.

Sin embargo, un dato alentador es que la desigualdad de ingresos se redujo un 3,5% con respecto al primer trimestre del 2022. Esa cifra no se mastica si no alcanza para el pan, las papas fritas o las milanesas. No importa si se mejoran índices de igualdad y la plata no alcanza o en el teléfono no hay fondos para comprar yogurth y galletitas en el kiosquito de la esquina para que los chicos merienden.

La tasa de sub ocupación
La tasa de sub ocupación femenina es más alta que la masculina, según el informe "Igualar"

Pero si la igualdad ya no importa no va a crecer la comida, ni la plata (ni en pesos ni en dólares) sino que las trabajadoras van a quedar más retrasadas en la agenda económica argentina y van a seguir ocupando los puestos menos rentables y sin poder pelear por la paritaria de género que se necesita para que la casta (sí que es una casta) de los gremios con mejores negociaciones salariales se lleve la mejor parte y las mujeres la porción más chica y quemada de una torta en donde les tocan las migajas.

Desde el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad informan que las políticas públicas lograron mejoras (claro que en una situación en la que ser mujer, madre y vivir en Argentina e ir al supermercado es un deporte de alto riesgo) y dan estos ejemplos: hoy el desempleo femenino es de 7,8% (cayó un 0,5% respecto al 2022) y del 6,1% para los varones. También disminuyó la brecha en los índices de desocupación con respecto a los varones que paso de 2,4 a 1,7 puntos porcentuales.

En cambio, un dato negativo es que crece la informalidad laboral, pero además se acentúa la precarización femenina ya que la brecha de género entre varones y mujeres informales se incrementó de 4,2%, el año pasado, a 4,7% en el 2023, según el informe “Igualar”, elaborado base a datos, del primer trimestre de 2023, de la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

Las mujeres sufren más el
Las mujeres sufren más el pluriempleo o la necesidad de tener más de un trabajo que los varones en Argentina

Hoy las mujeres salen a trabajar más que nunca en la historia argentina. En el primer trimestre de 2023 la tasa de actividad económica (que incluye a las personas que buscan trabajo) alcanzó el 52,2%, un récord histórico desde que se comenzaron a publicar los registros de la Encuesta Permanente de Hogares en 2003. Esto quiere decir que está en su nivel más positivo el nivel de mujeres que trabajan o buscan trabajo y es un dato alentador para la autonomía económica femenina.

La diferencia es igualmente enorme. La tasa de actividad económica es del 52,2% para las mujeres y del 70,9% para los varones. Hay 18,7 puntos porcentuales de diferencia de participación en el mercado laboral entre señoras y señores. ¿Se puede negar una diferencia tan abismal?. “La remuneración media por puesto de trabajo en los asalariados registrados es mayor entre los varones en todos los rangos de edad”, afirma el informe “Remuneración al trabajo asalariado, ingreso mixto e insumo de mano de obra, por sexo y tramos de edad”, publicado en el 2022, por el Ministerio de Economía y el INDEC.

Las mujeres en Argentina ganan,
Las mujeres en Argentina ganan, en promedio, un 25% menos que los varones, según datos del INDEC

Hoy la informalidad laboral es del 39,3% en las mujeres y del 34,6% en los varones. La brecha es de 4,7 puntos porcentuales y subió 0,5 puntos del 2022 al 2023. También hay diferencia entre lo que gana una trabajadora informal y un trabajador informal. Y eso implica que hay diferencias entre mujeres con trabajos formales e informales. Las que más pierden por la desigualdad de género son las que más aportan sin que les aporten a ellas: la señora que va a limpiar sin recibo, jubilación ni aguinaldo o bono de refuerzo por inflación a una casa en la que sabe dónde va colgada cada percha o cual es la comida preferida de cada hijo/a y se las prepara con cariño, tiempo y mala paga.

“El 98 % de quienes trabajan en casas particulares son mujeres; si todas estas trabajadoras estuviesen registradas, la tasa de informalidad en la economía argentina se vería reducida en un 6,7 % (del 36,7% al 30%). En mujeres, bajaría 14,7 puntos porcentuales, desde el 39,3% al 24,6 %”, detalla el informe “Igualar”.

En cuestiones de machismo sale mucho la frase “antes era diferente”. Sí y eso lo padecen más las señoras mayores ya que entre las trabajadoras, de más de 50 años, se sufre más la desigualdad salarial o el impuesto no asumido por ser mujeres que, quienes dicen querer bajar impuestos, no se plantean reducir porque, simplemente, no la ven. En los países desarrollados, en cambio, las señoras son las estrellas de las casas de ropa, las publicaciones o el turismo para que vivan a full esa etapa de la vida. Pero no pueden vivir a pleno si se caen sus pesos (además de la inflación nacional) porque son damas y no caballeros.

La periodista Ana Requena y
La periodista Ana Requena y la ilustradora @modernadepueblo realizaron un trabajo para mostrar la brecha de género con Onu Mujeres España

Si la brecha de género se mide por puesto de trabajo la diferencia entre los que cobran un sueldo todos los meses y están registrados es de 26,4% y, entre los que no tienen recibo de sueldo, ni aportes asciende a 44,7%. Esto quiere decir que las mujeres acceden a trabajos menos remunerados y se da por muchas razones: se las estimula menos a que aspiren a los oficios mejor pagos, son madres y tienen que cuidar a sus hijos e hijas, se las discrimina directamente o se desinflan los valores de las profesiones más feminizadas.

“En el mercado de trabajo, las mujeres continúan siendo relegadas a las actividades con menor remuneración: por ejemplo, el salario promedio en los servicios de atención a personas mayores, donde la participación de las mujeres alcanza el 88%, es nueve veces menor que el del sector hidrocarburífero, en el que la participación de las mujeres es de apenas 22%”, ejemplifica el informe “La participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción”.

Las barreras pueden ser directas. Por ejemplo, el gremio La Fraternidad bloqueó históricamente que haya mujeres conductoras de trenes, las heladerías se negaban a contratar chicas para poner chocolate o frutilla en los potes para llevar y hubo que recurrir a la Corte Suprema para que las empresas de transporte contraten colectiveras.

Las políticas públicas para reducir
Las políticas públicas para reducir la brecha de género son necesarias para que el problema no se agrande y pueda disminuir

En Argentina solo el 5,4% de las mujeres ocupadas están en cargos de dirección o jefatura. Mientras que el 8,5% de los varones son jefes. La diferencia es de 3,1% y no se cortó la brecha sino que se agrandó un 0,5% del año pasado a la actualidad.

Las mujeres ganan menos porque les pagan menos. Las mujeres más pobres son las que menos ganan por ser mujeres. Las mujeres ganan menos porque son desalentadas a confiar en ellas y piden menos. Las mujeres ganan menos porque son bloqueadas para ocupar puestos en los que se gana más o desestimuladas a estudiar carreras en las que se crezca. Las mujeres ganan menos porque les ven la cara o les exigen que muestren el cuerpo. Las mujeres ganan menos porque sufren abusos, acosos y maltratos laborales en mayor proporción que sus compañeros y eso las corre de la carrera laboral para acceder a más puestos jerárquicos.

Las mujeres ganan menos porque tienen que quedarse en su casa a cuidar a sus hijos o llegar a la hora en la que la escuela abre la puerta para que los busquen y tienen que decir que no, quedarse menos horas o cambiar de empleo para poder ser madres en mucha mayor medida que los padres a los que no los afecta su carrera laboral tener hijos. Las mujeres ganan menos porque si cuesta ser madre y trabajar ser madre de más de un hijo es una soga que las retiene en lo que pueden llegar a hacer y no en lo que aspiran a ser para ganar más o sentirse más plenas.

Las mujeres trabajan menos horas porque trabajan más horas en trabajos no remunerados de crianza y de cuidados (de hijos e hijas, limpieza, padres, madres y otros familiares) pero aun así la diferencia salarial por hora persiste. Es de 9,1 entre quienes están en blanco y de 15,3 para trabajadoras informales. Si no hay conciliación familiar y laboral las mujeres tienen más barreras para ser madres y tienen que poder decidir libremente gestar, parir y criar, sin que perder el trabajo o ganar menos sea un problema para no maternar.

La ilustración sobre brecha de
La ilustración sobre brecha de género de Ana Requena y Moderna del Pueblo para Onu Mujeres de España

Las mujeres ya tienen el derecho de decidir si quieren ser madres o si no quieren y la garantía que el Estado va a garantizar anticonceptivos y la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Pero también se tiene que garantizar que todas las mujeres que quieran embarazarse, fertilizarse y continuar con su embarazo puedan hacerlo y no dejen de hacerlo por no contar con dinero o porque las podrían despedir o desplazarlas de su puesto o de posibles ascensos.

Entre los argumentos negacionistas de la brecha de género se dice que ya existe igualdad ante la ley. Claro, una maestra cobra igual que un maestro. Por eso, la brecha de género en la enseñanza (un rubro completamente feminizado) es de solo 1,4 ante la misma cantidad de horas trabajadas. El punto no es la ley, sino la trampa. Y quienes la pagan por lo que no les pagan.

El tiempo de las mujeres no es un tiempo propio, sino, en gran medida, donado a su familia y a la construcción social del cuidado que beneficia a quienes limpian, cocinan, le dan la medicación a los padres y madres mientras sus hijos trabajan o le hacen el almuerzo a sus hijos mientras ellos comen en la oficina y, en definitiva, se encargan de la reproducción que va a garantizar la supervivencia de las futuras generaciones.

Las mujeres tienen el acceso
Las mujeres tienen el acceso mucho más difícil si quieren llegar a trabajos mejor pagos

En ese escenario, claro, son las mujeres las que más problemas tienen para conseguir trabajos de jornada completa para poder juntar más plata. “La tasa de subocupación horaria es de 11,7% para las mujeres, 4,1 puntos superior a la de los varones (7,6%). Esta brecha se redujo 0,4 puntos porcentuales con respecto al primer trimestre de 2022. De este modo, las mujeres no solo enfrentan mayores dificultades para conseguir trabajo, sino también para trabajar una jornada completa”, indica el informe “Igualar”.

Otro hit del negacionismo de la brecha de género es que “las mujeres no quieren trabajar”. Fake. Fake. Fake. Y más fake. Las mujeres tienen más trabajos que los varones. “El pluriempleo alcanza el 11,7% sobre el total de mujeres ocupadas, contra el 6,2% de los varones ocupados, con una brecha de 5,5 puntos porcentuales. Esta brecha se incrementó 0,6 puntos porcentuales con respecto al primer trimestre del 2022″, indican los datos del INDEC.

La comida a la mesa no se puede dejar de llevar y los brazos de las madres (y la carga mental) suman laburos para defenderse de la inflación y en muchos casos hacerse cargo solas de sus hogares. En ese escenario, las pibas también pierden. Las que menos cobran son las jóvenes ya que, en datos del 2022, las chicas menores de 30 (con trabajo formal) cobraban un ingreso promedio de 125.284 y los varones de 50 años o más se llevaban al bolsillo (o a la billetera electrónica) 295.973 pesos.

Todas las mujeres cobran menos. Y este Premio Nobel también es para y por ellas.

Guardar