Ellas al poder

A lo largo de la historia de la humanidad, hemos tenido mujeres destacadas que nos han demostrado que el poder es un concepto asexuado

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Congreso de la Nación
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A lo largo de la historia, un gran número de mujeres han dejado una huella con su labor y trayectoria en diversas áreas como la ciencia, física, aviación, medicina, diseño, entre otras industrias. Muchas de ellas, al haber sido pioneras, han logrado abrir puertas para que jóvenes aspirantes puedan sentirse motivadas a seguir un camino en esa misma profesión.

En línea con esto, la incorporación de la presencia femenina en la esfera política, se ha tomado un tiempo considerable, pero hoy ya no es una utopía, sino una realidad. El techo de cristal está en proceso de romperse en su totalidad, ya que las mujeres han logrado poco a poco, alcanzar puestos más altos en la política.

Desde que las primeras mandatarias llegaron al poder hasta la actualidad, las mujeres han gobernado bajo la consideración social de que ese tipo de liderazgo era un lugar exclusivamente masculino. Lidiar con los estereotipos, a menudo las ha enfrentado a juicios y adjetivos que difuminan sus ideas, su trabajo y su imagen. Por esto, en su camino de ascenso, se han visto dos formas de pararse ante el poder y de reflejarse en su posición: intentar hacer lo justo y necesario e imitar la impronta masculina o demostrar con firmeza que una mujer, con su estilo, puede liderar y gobernar.

Sin embargo, según las Naciones Unidas, los datos muestran que la representación de las mujeres es insuficiente en todos los niveles de toma de decisiones del mundo. En el caso de Argentina, la Ley de Paridad mejoró el lugar que las mujeres ocuparon en las listas, en particular en los distritos grandes, al obligar a los partidos a alternar hombres y mujeres. Pero aún siguen existiendo dificultades para encabezar dichas listas, posición de vital importancia para resultar electa en los distritos.

Existen cada vez más pruebas de que la presencia de mujeres líderes en la toma de decisiones mejora numerosos procesos. Esto es así ya que demuestran una mirada diferente sobre las discusiones trascendentales, obteniendo grandes resultados económicos y generando un cambio en la narrativa, representando, no solo a la propia voz femenina, sino también una nueva época de madurez política y negocios.

Recientemente, pudimos ver en el panorama internacional dos mujeres que marcaron un hito en la política: Kamala Harris, quien se convirtió en la primera mujer vicepresidente de los Estados Unidos de América, y Giorgia Meloni, la primera mujer en la historia en lograr ser la primera ministra de Italia. Estas nuevas figuras en lo más alto de la política, además de cumplir un rol fundamental para sus respectivos gobiernos, se han convertido en una inspiración para miles de jóvenes niñas que aspiran a ocupar un alto cargo político.¨Seré la primera, pero no seré la última mujer en este lugar¨ expresó Kamala Harris.

Por otra parte, en los últimos 20 años en Argentina fuimos, y somos, testigos del logro de varias mujeres que se han preparado, buscando aportar algo diferente e innovador en el ámbito político. Por más que existan diversas ideologías y pensamientos con los que se identifiquen y defiendan, a todas estas mujeres audaces las representa la dedicación y las une el trabajo que realizaron para lograr llegar a aquellos espacios que alguna vez eran vistos como lejanos. De esta manera, gracias a la resiliencia, las mujeres en los distintos estratos del gobierno argentino, han logrado demostrar que se necesita de ellas, su voz y su estilo de liderazgo.

Kamala Harris, vicepresidenta de Estados Unidos (Reuters)
Kamala Harris, vicepresidenta de Estados Unidos (Reuters)

En los comienzos de las mujeres en el ámbito político, se le ha dado mayor importancia al tono de voz, la emocionalidad, las expresiones o una suposición de “falta de coraje” por el simple hecho de ser mujer, siendo esto el tema de conversación en lugar de su conocimiento. A raíz de esto, muchas mujeres se limitaron y enfocaron en construir una imágen que demuestre firmeza para que la atención sea plena en el mensaje a transmitir.

Sin embargo, esto ha implicado que a muchas figuras se las califique como “mujeres bravas” o “autoritarias”, ignorando los juicios que recibieron a lo largo de su trayectoria que hicieron que, consecuentemente, busquen construir una imágen que logre cumplir con las expectativas de la sociedad, demostrando sus logros y capacidades aún más que las figuras del género contrario.

En este contexto, otro de los puntos claves a tener en cuenta en el escenario político y empresarial es la comunicación de la vestimenta. Durante mucho tiempo, cuando se hablaba de la imagen de poder, se visualizaba a un hombre exitoso en un traje. Y, si analizamos las vestimentas de las mujeres que han llegado a desempeñarse en puestos destacados en las altas esferas de la administración pública, se hace presente la influencia de la sastrería con estilo masculino en todas ellas. No obstante, en los últimos años, algunas representantes se han atrevido a reivindicar la feminización de la indumentaria política, demostrando su poder a través de la misma y comenzó a tomar fuerza la idea de que si la mujer política acepta imitar el patrón masculino, estaría abandonando su lugar en la sociedad y a muchas votantes.

Mujeres que han alcanzado grandes éxitos en sus carreras profesionales han sabido gestionar su imagen logrando que la forma en la que se muestran, acompañen sus ideas y no compitan con ellas, demostrando así que debe existir una estrategia integral en la construcción de la imagen: se debe analizar cómo se quiere ser percibida por la sociedad y cómo se desean comunicar los mensajes, pero sin perder el estilo y la personalidad propia, ya que con ellas estarán dejando una huella.

Tal como expuso Michelle Obama: “la exposición de una mujer en el ámbito profesional, siempre será prejuzgada y la sociedad sacará conclusiones solo con ver cómo uno se presenta ante el mundo. Suena superficial, pero es la cruda verdad. Entonces, en lugar de victimizarse o negarlo, hay que afrontarlo y controlar lo que nosotros podemos decidir sobre cómo mostrarnos y en cómo queremos que llegue nuestro mensaje.”

Un ejemplo de lo mencionado anteriormente podría ser Angela Merkel, quien ha permanecido en el puesto número uno en la lista de mujeres líderes en el mundo durante 10 años consecutivos y nos ha demostrado lo que es ser una mujer en el poder. Ella decidió aprovechar el camino estilístico emprendido por la La Dama de Hierro, pero lejos de querer imitarla, creó una imagen específica para ella. Un peinado basado en la personalidad que proyecta y una vestimenta que logra simplificarse en chaquetas y pantalones, jugando con una amplia gama de colores.

De esta manera, la construcción de la imagen de las mujeres del poder ha logrado exitosamente que se las asocie, por ejemplo, con la defensa y seguridad, como es en el caso en la Argentina con la candidata a presidente Patricia Bullrich, a pesar de que históricamente a nivel mundial los hombres eran los asociados a las fuerzas de seguridad.

Por supuesto que “ellas al poder” no significa que únicamente por diversidad, sin importar la capacidad, una mujer deba ocupar un puesto de poder. Si no que lo importante es que exista la posibilidad de que se pueda demostrar la destreza, el conocimiento y su capacidad para ese puesto y evidenciar que la mujer tiene en ella misma la fortaleza de liderar. No es democracia sin mujeres en posiciones de poder y la diversidad en sus aportes y perspectivas, tan solo le da mayor fuerza a cualquier mesa de decisiones.

A lo largo de la historia de la humanidad, hemos tenido mujeres destacadas que nos han demostrado que el poder es un concepto asexuado en todas sus apreciaciones independiente de cualquier género. Entonces, ¿Qué legado nos están dejando las mujeres en el poder? Que si quieres cambiar algo, no esperes, empezá por liderarlo.

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