Nuevo cardenal argentino, capuchino y redentor

“Llego al final de la nota, y leo: ‘Luis Pascual Dri´', entonces me desarmé, me puse a llorar, no sabía qué hacer”, reconoció el antiguo confesor del Papa Francisco al enterarse del nombramiento

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El Padre fue nombrado cardenal el pasado 30 de septiembre junto a los sacerdotes argentinos Ángel Sixto Rossi y Víctor Manuel Fernández (Vatican News)
El Padre fue nombrado cardenal el pasado 30 de septiembre junto a los sacerdotes argentinos Ángel Sixto Rossi y Víctor Manuel Fernández (Vatican News)

“Ya no soy yo quien vive sino Cristo que vive en mí”, dice Pablo.

Enseña Romano Guardini: “El nombre de Dios es propiamente todo. Hemos, pues, de pedir que nos enseñe a ‘no tomar su santo Nombre en vano’, antes bien a ‘santificarle’. Hemos de rogar que su Nombre resplandezca en toda su gloria. Jamás consintamos que se convierta en moneda que circula muerta de mano en mano. Ha de ser para nosotros infinitamente precioso, tres veces santo.” (Los signos sagrados, pag. 68, Cuadernos Phase 270).

El Padre Luis Dri, nacido en Federación, Entre Ríos hizo su carrera en el Seminario Capuchino de Montevideo y desempeñó su apostolado en Uruguay y en Argentina. Fue hecho cardenal por el Papa Francisco el día 30 de septiembre pasado en Roma y el miércoles último recibió los atributos de manos del Nuncio Apostólico Mirosław Adamczyk. La ceremonia presidida por el Arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, en la Catedral Metropolitana contó también con la participación de Monseñor Mario A. Poli, el Obispo Gustavo Carrara, el rector de la Catedral P. Alejandro Russo y una numerosa cantidad de fieles.

La importancia de ser cardenal

Para quienes no lo saben, la palabra “cardenal” designa la investidura eclesial dentro de la Iglesia católica inmediata anterior a la del “Papa”. El Colegio de Cardenales es un órgano que está integrado por “todos” los cardenales del mundo. El término “cardenal” deriva de “incardinados” que significa incorporados. En los primeros siglos, los que se incorporaban al Colegio eran solo los altos prelados de la diócesis romana, más tarde pasaron a ser también todos los altos prelados residentes fuera de Roma.

Constituyen el cuerpo consultivo del Papa y son los que eligen al Papa. Recientemente, Francisco designó veintiún nuevos cardenales, tres argentinos, según ya lo informó Infobae. Los argentinos son el fraile Dri, el hoy ex-Arzobispo de La Plata Víctor Manuel Fernández y Ángel Sixto Rossi, Arzobispo de Córdoba. En todo el planeta hoy los cardenales suman 243 de los cuales 137 son menores de 80 años con derecho a voto para el caso de elección papal.

¿Quién es Fray Luis Dri?

Se trata de un hermano capuchino, que vive y dedica gran parte de su tiempo libre -está jubilado-a la meditación y la oración, pero su principal tarea -nunca abandonada, por vocación y de servicio al prójimo- es la confesión. Nacido en Federación, Entre Ríos, tiene 96 años y el Papa Francisco lo ha destacado siempre como un gran confesor. En los hechos, Jorge Bergoglio se confesaba con Fray Luis cuando era Arzobispo y en varias ocasiones le pidió que fuera a Roma durante su pontificado. Jorge Fontevecchia dice, en una reciente entrevista que le hiciera a este último, que afirma “compartir la pasión por el perdón y el compromiso de cuidar al Papa y a la Iglesia”.

El nuevo cardenal afirma: “¡Yo soy un fraile común! Que no tiene grandes estudios, ni doctorado, ni nada”.

Sobre el momento en que recibe la noticia de su nombramiento, dice el Padre Dri en la nota periodística citada:

“(Yo) Estaba mirando Vatican News (portal oficial del Vaticano que informaba de la designación de nuevos cardenales), entonces seguí mirando, llego al final de la nota, y leo: “Luis Pascual Dri”, entonces me desarmé, me puse a llorar, no sabía qué hacer. En ese momento llega mi superior, porque yo bajo a confesar al santuario a las 8 de la mañana, la primera misa. Entonces me dice: “¿Viste la noticia?”. Yo no podía hablar, me dio un vaso de agua y me dijo: “Tranquilizáte, ahora vamos a atender a la gente, que hay mucha esperando”. Ahí fue la sorpresa más grande, voy para el templo y ya empezaron a llegar las noticias, viene gente a saludar, y yo me puse a llorar y a querer ser firme. Y bueno, comencé a confesar hasta las 11.30, como hago siempre, pero en medio de una incertidumbre, de un desasosiego, de una vergüenza. Vergüenza, sobre todo, porque digo: “¿Quién soy yo para que el Papa tenga esta atención conmigo?”. No sé si me conoces, pero soy muy de campo, me formé afuera, me fragüé en medio del campo atendiendo animales, a escuelitas rurales y todo eso, así que no podía entender… ¡Yo soy un fraile común! Que no tiene grandes estudios, ni doctorado, ni nada”.

“A los 7 años (trabajaba) con los bueyes, plantando maíz, alfalfa…para poder vivir, porque el maíz es choclo para las gallinas, para los cerdos… y no puede faltar”.

Nació en un hogar muy pobre, con muchos hermanos y una madre que quedó viuda cuando Luis tenía tan solo 4 años. La madre lo crió y él hacía tareas en el campo desde los 7… entonces el periodista le pregunta cómo era su madre y él le contesta: “Mi madre era muy religiosa. Si me preguntas: “¿Qué recuerda de su madre?”, muchas cosas; primero, éramos muy pobres y no teníamos reloj, entonces cuando pasaba el coche motor que iba de Concordia a Federación, sabíamos que eran a las 8; entonces, todos a rezar el rosario. Había que despertarse e ir a dormir rezando el rosario. Pero además, la tengo presente a ella, caminando por el patio, con el rosario en la mano, siempre el rosario en la mano. Y ahí aprendí, así fue que mamé el rosario. Yo iba a la catequesis de los chicos, pero ya sabía todo, porque en casa ya me habían enseñado todo. Mi madre fue catequista, fue pedagoga, fue madre, fue todo, no tengo palabras para bendecir a Dios y agradecerle a mi madre.”

Los “frailes del pueblo” de sotana marrón con capucha

Los frailes menores, también llamados Capuchinos -orden a la que pertenece el Cardenal Luis Dri- son 11.000 distribuidos en 99 países del mundo y constituyen una de las tres alas de la Gran Familia de los franciscanos que tienen diversos “talantes y vestimentas” pero están unidos por el mismo espíritu de pobreza, austeridad, oración y fraternidad siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís.

El perdón incondicional del poder del espíritu

El subtítulo interpreta que -en sus declaraciones sobre el perdón -Fray Luis se refiere a que el cura concede desde la íntima comunicación con el penitente y el Espíritu Santo y no en al perdón en sentido jurídico.

Espiritualidad que expresa afirmando que “Perdonar es hacer presente a Jesús.”

Y remite a algunos ejemplos que ofrece el Maestro en los Evangelios. “Podemos comenzar -dice- desde el buen ladrón, desde Pedro, desde la adúltera, el hijo pródigo… -y prosigue- a veces me dicen: “Yo no puedo perdonar”, entonces hay argumentos humanos que no se pueden discutir, pero ¿qué hizo el padre del hijo pródigo? Vio al hijo que venía medio ciego, medio rengo, tropezando, que se iba acercando, lo abrazó y no lo dejó hablar. Ahí ya se perdonó todo. Y dijo el Padre: hagamos fiesta (porque) “mi hijo estaba perdido y fue encontrado, estaba muerto y ha resucitado”. Por más que el hijo mayor no quiera entrar y le diga: “Nunca me diste nada, y a este, que anduvo con prostitutas, le hacés una fiesta”.

El perdón del cura que cura al Otro perdonado

“El perdón no quita nada sino que dignifica a la persona y la libera” dice el Papa Francisco y, en igual sentido, dice Fray Luis “es el alivio de la persona. Tú fíjate que cuando vienen con la mochila bastante cargada piensan que no van a tener perdón, (es) cuando les digo: “Mira que Jesús vino a perdonar, Jesús vino a amar, Jesús vino a abrazar… Jesús vino a perdonar, abrazar y a bendecir, porque Dios es amor. Y eso lo dice el Papa muy claro en su libro, Dios es amor. Entonces, donde hay amor hay todo.”

“Porque es la presencia de Dios. Si tenemos a Jesús, ¿a qué podemos aspirar? Pero si tengo todo, pero no tengo a Dios, ¿qué tengo? No tengo nada. Entonces, acércate a Jesús, no te apartes de Jesús, eso es el perdón.”

En la confesión -dice Dri -no soy yo el que perdona sino Él

“Para mí, el perdón es conseguir abrazarse a Jesús, abrazarse a Él y dejar que Él obre. Porque, en realidad, no soy yo el que está perdonando, el que está acomodando”.

“Aquel bendito momento en que Jesús les dice a los apóstoles: ‘Reciban el Espíritu Santo; a quienes ustedes perdonen les serán perdonados, y a quienes no les perdonen les serán retenidos’. Desde ese momento, -agrega -tenemos aquella fuerza para perdonar y decir: ‘En el nombre de Jesús, yo te perdono, yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén’. ¿Quieres algo más grande que eso? Que estamos separados de Dios y poder establecer la amistad, la comunión con el mismo Dios, el Hijo de Dios que los hizo hermanos, hijos de Dios, hermanos de él. ¿Qué más quieres?”.

“¿Por qué es Usted un confesor especial para el Papa Francisco?”, pregunta el Periodista y responde el Cardenal: “Ay, no sé. Yo procuro ser amable, besar la mano siempre del penitente. Ahora que pasó la pandemia, besar la mano es cercanía, es confianza. ‘No tengas miedo, acá estoy yo, estoy para escucharte, para comprenderte’. Yo procuro ser amable, y lo digo con mucha reserva; hay gente que me dice: ‘Me gusta venir acá porque usted me escucha y me recibe con cariño, con amor’, y además les doy un caramelo, siempre les doy un caramelo.”

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