La desigualdad por motivos de género nos atraviesa a todas las personas y en todos los ámbitos de la vida. Se reproducen roles, conscientemente o no, así como maneras de actuar típicos de una cultura patriarcal que acepta como “naturales” ciertas conductas. Hablamos con esto de exclusiones o diferencias laborales, maltratos dentro y fuera del hogar, discriminación, destrato, violencia.
Despues de cuarenta años de multitudinarios Encuentros nacionales y plurinacionales el 3 de junio de 2015 la sociedad se expresó masivamente en las calles para decirle basta a la violencia contra las mujeres. Miles en todo el país le reclamamos al Estado políticas públicas con presupuesto para prevenir y erradicar la violencia de género. La marea verde logró en las calles el aborto legal, seguro y gratuito.
¿Por qué luchamos por conseguir un Ministerio de las Mujeres, Géneros y diversidades? Su creación en la máxima jerarquía del Estado respondió a esa demanda social. Se creó para mejorar la respuesta del Estado en la prevención y el abordaje integral de las violencias de género con políticas públicas, con presupuesto. También, para promover más igualdad y transformar las estructuras que reproducen las violencias.
Las desigualdades son condición propicia para las múltiples formas en que la violencia se manifiesta, incluso las más extremas, como los femicidios, transfemicidios y travesticidios que ocurren todos los días.
Para combatir esas desigualdades y todas las formas que la violencia adopta es que necesitamos un Ministerio, porque enfrentamos desafíos grandes que requieren de una estructura acorde. Y porque además es menester trabajar fuerte en la promoción de un verdadero cambio cultural que promueva más igualdad de oportunidades.
La mitad de los países de la región ya cuentan con un Ministerio de la Mujer según datos del 2021 y ellos han sido nuestra conquista como movimiento.
Los Ministerios de las Mujeres o de Equidad de Género tienen un rol fundamental en la construcción de capacidades, en la creación de redes con actores no gubernamentales, y en la generación de evidencia sobre el estado de las brechas de género y la efectividad de los programas implementados. Aunque la misión de estos ministerios es esencial para el desarrollo de los países, muchas veces se enfrentan a grandes obstáculos para cumplir sus funciones.
Los Ministerios de las Mujeres tienen como principal misión la promoción e implementación de políticas transversales de género, donde es esencial promover el cambio cultural en articulación con la sociedad civil.
Los países con mayor trayectoria en el desarrollo de instituciones que trabajan para alcanzar la equidad de género suelen contar con planes estratégicos fuertes. Estos guían las acciones y políticas priorizadas para alcanzar objetivos medibles. Los planes contienen detalles sobre la lógica de trabajo, los planes de acción, prioridades, tiempos, objetivos y resultados esperados o metas que le dan una estructura clara y medible al proceso de transversalización.
Se debe garantizar el empoderamiento de sus protagonistas a través de planes y proyectos que se desarrollan gracias a presupuestos con perspectiva de género. Desde finales de la década de los noventa se identifican diferentes experiencias en la región entre las que destacan las de Argentina y México por sus esfuerzos para incorporar e institucionalizar dichos proyectos con perspectiva de género.
Contar con sistemas de información integrados contribuye a construir una mirada multisectorial de las necesidades de las mujeres y sus familias. Esta información es clave para mejorar la definición de políticas con enfoque de género y el diseño de programas específicos.
Así, los Ministerios de las Mujeres de la región tienen el potencial de volverse grandes actores en la búsqueda de la justicia social y de género.
¿Qué logramos con el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad en Argentina?
El Ministerio jerarquizó las políticas de género y diversidad. Asegura y garantiza los compromisos internacionales asumidos por el Estado Nacional en materia de políticas de género, igualdad y diversidad. Durante la pandemia, la ONU reconoció a la Argentina como el país que más políticas de género impulsó en respuesta al impacto desigual de la pandemia por Covid-19.
Significó un cambio de paradigma en el abordaje de las violencias de género: pasamos de asistir solo en la emergencia a un abordaje integral. La desigualdad y la violencia de género son estructurales y nos llevará muchos años poder construir otra sociedad, con más igualdad y más justicia social. El mejor camino es con un Estado presente, cerca de la gente, con políticas públicas que perduren en el tiempo y trasciendan los gobiernos de turno.
Más de 300.000 mujeres y LGBTI+ lograron salir de situaciones de violencia de género y hoy están fortaleciendo su independencia económica; más de 304 proyectos productivos y más de 100 proyectos comunitarios integrados por personas que atravesaron situaciones de violencia de género y hoy tienen condiciones materiales para fortalecer su independencia económica; 50 equipos interdisciplinarios (integrados por profesionales de la abogacía, la psicología y el trabajo social) en todo el país trabajando en la prevención, promoción y el acceso a la justicia de mujeres y LGBTI+. Se acompaña de manera integral a más de 2.054 personas trans y travestis en el acceso efectivo a sus derechos.
El Plan Nacional de Acción contra las Violencias por Motivos de Género 2022-2024 incorpora 100 acciones de corto, mediano y largo plazo de 20 ministerios y 5 organismos descentralizados nacionales. La erradicación de la desigualdad y la violencia de género requiere el esfuerzo articulado de todos los organismos del Estado. Hoy hay una aplicación y la línea fija 144, gratuitas, para recibir denuncias y consultas en materia de violencia de todo el país, centros de atención para Mujeres y LGTBI+, un Plan Nacional de Igualdad en la Diversidad, un Plan Nacional de acción contra las violencias por motivos de género, la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo y programas para personas en situación de violencias de género y vulnerabilidad.
Otros logros son que las mujeres y LGBTI+ en situación de violencia de género en todo el país pueden contar con acompañamiento psicológico, legal y apoyo económico para fortalecer su independencia económica. Hasta el momento se asistió de manera directa a más de 1 millón 600 mil personas en situación de violencia de género o vulneración de sus derechos.
Muy lentamente los índices de femicidios están registrando una baja: la tendencia iniciada en 2020 continúa en 2021 y 2022 según la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Se impulsó el proyecto de ley para ampliar las licencias por nacimiento y crear otras para distribuir de manera igualitaria el trabajo de cuidado; la ley de aborto seguro redujo la mortalidad materna y la ley de los mil días redujo la tasa de mortalidad infantil a pisos históricos.
Con la ley de cupo laboral travesti/trans el ingreso de travestis y trans se incrementó más de un 400%. Ya se cuenta con DNI y pasaporte no binario. Tenemos ley de equidad de género en medios de comunicación. Desde diciembre de 2019 se crearon 315 áreas de género y diversidad municipales y provinciales en todo el país y 5 provincias elevaron la jerarquía de sus áreas de género a rango de ministerio. Se fortaleció, con financiamiento y asesoramiento, áreas de género y diversidad en más de 166 municipios. Estas estructuras son fundamentales para que todas las políticas y acciones lleguen a cada territorio del país y, además, propongan soluciones a los problemas de cada lugar, contemplando las particularidades del territorio.
Desde la sociedad civil ponemos el hombro y empujamos porque queremos avanzar. A veces llevamos adelante proyectos sin apoyo del Estado, como el Proyecto Maravilla de Mujeres contra la violencia de género –que lleva adelante ACDH con el apoyo del Fondo Fiducuciario de Naciones Unidas para eliminar la violencia contra las mujeres-, para visibilizar temas o generar experiencias piloto que luego aspiramos que se conviertan en políticas públicas.
Todavía falta mucho. Seguimos esperando que el próximo sea un gobierno paritario en el Gabinete de Ministros/as – lo que venimos impulsando desde hace varias décadas sin éxito-, que haya paridad en la Corte Suprema de Justicia de la Nación – que hoy no tiene ni una mujer- y en los tribunales superiores provinciales, que salgamos del triste 10% de mujeres intendentas con acciones afirmativas, que se apruebe la Ley de Cuidados, que se reforme la Ley Antidiscriminatoria, que se apruebe el cupo laboral en empresas para personas con discapacidad, que la pensión por discapacidad y la pensión por VIH sean compatibles con el subsidio que reciben las mujeres en situación de violencia y con un empleo formal digno, que se apruebe la Ley integral Trans, entre otras cuestiones.
Retroceder jamás. El Ministerio es condición necesaria pero no suficiente. El Ministerio es para todas, también para todos y todes. La promoción de una sociedad más justa nos beneficia a todes, no sólo a quienes hoy están vulnerados/as en sus derechos.