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Los otrora ciberdelincuentes y hacktivistas deben ser calificados como terroristas

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Miembros de la Brigada Ezeldín
Miembros de la Brigada Ezeldín al Qasam, brazo armado de (Hamás) DPA

El formato se re-inventó y la actividad de los hacktivistas también, especialmente a partir de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Anonymous, GhostSec, Ghostwriter, Cyberpartisans son organizaciones que han incorporado capacidades de diseño y ejecución de protestas online, campañas de instalación de temáticas específicas y acciones de respaldo y soporte a acciones militares. Esto no es nuevo, pero sorprende que permanezcan activos sitios web afiliados a grupos terroristas como ISIS y cuentas de redes sociales que difunden contenido y su fanatismo extremo.

El último sábado, en coordinación con los salvajes atentados terroristas perpetrados por Hamas, circularon mensajes e imágenes online en redes sociales y videos viralizados de actos terroristas, vejaciones, asesinatos y las dramáticas imágenes de los daños infringidos a las víctimas. Tradicionalmente en las plataformas la sola inclusión de una palabra no aceptada por las reglas de comportamiento de “la comunidad” proceden a dar de baja un video o una cuenta de usuario inmediatamente. Sin embargo, circularon terroristas armados asesinando civiles y mensajes como “somos la gente que anhela la muerte como nuestros enemigos anhelan la vida”.

Típicamente esta sucia actividad de desinformación busca la confusión y afectación del ánimo social, utilizando a manera de arsenal de “munición digital” a la tecnología informática e internet, pero ahora los otrora ciberdelincuentes y hacktivistas deben ser calificados como terroristas.

En abril de este año múltiples sitios web de varias universidades israelíes fueron atacados por el grupo “Anonymous Sudan”. El ataque se instrumentó a través de una técnica conocida como “denegación de servicio”, que generalmente provoca que el servidor de un sitio web no pueda responder a las solicitudes y salga de servicio. Estas acciones formaron parte de una intensa campaña conocida como #OPIsrael en la que activistas, esencialmente piratas informáticos políticos, intentaron atacar objetivos israelíes en Internet.

Una conducta típica de Hacktivismo es una acción propagandística cuya consecuencia implica, por ejemplo, que la cuenta de Facebook del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fuera hackeada, en consonancia con la celebración del Día de la Independencia Israelí. Además, en simultaneo, decenas de ataques sobre objetivos del país se produjeron afectando entidades gubernamentales, servicios públicos, bancos, etc. Los delincuentes, terroristas, conocidos como “Sharpboys” transmitieron contenido de audio en árabe y persa en la cuenta de Netanyahu.

AFP
AFP

Existen indicios de que durante el último Shabat los primeros ataques hacktivistas fueron lanzados por “Anonymous Sudan” menos de una hora después de que Hamás disparara los primeros cohetes sobre territorio israelí. Aparentemente los sistemas de alerta y de emergencia al igual que el periódico Jerusalem Post, fueron blanco de Anonymous Sudan.

Otros grupos, identificados con acciones pro-rusas, iraníes y vinculados a la modalidad de ciber-guerra de guerrillas a favor del grupo terrorista Hamas, supuestamente han dirigido sus hostilidades sobre objetivos clave como la capacidad de generación, provisión y distribución de energía eléctrica y servicios del Gobierno israelí. Ciber-terroristas supuestamente basados en Palestina y otros países afines convocaron a otros colegas a atacar las infraestructuras críticas y públicas israelíes y otros estados aliados. Como en la mayoría de los casos, la clandestinidad habilitada por el anonimato en internet, los hacktivistas engrosan y exageran sus logros y consecuencias de los ataques. Lo incontrastable y subrepticio de sus agresiones tiene como atribución principal la instalación de una épica basada en fake news y la incertidumbre.

En la historia de la humanidad nunca estuvimos tan conectados, a tantos dispositivos y tanto tiempo. Bandas de estafadores, haters y fabricantes de mentiras, son ya comunes en la irrenunciable interacción digital de la vida cotidiana, pero el terrorismo digital llegó y algo debemos hacer.

Ser testigos del estupor, el dolor y sufrimiento de las víctimas indefensas nos debe interpelar inexorablemente y en lo personal mi memoria emotiva me remite a evocar al Tío Jaim, valiente sobreviviente de la Shoa, exitoso hombre de negocios y mejor ser humano residente en el Estado de Israel hasta sus últimos días.

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