Inteligencia artificial: ¿pausa o regulación?

Las discusiones en torno a ChatGPT y los sistemas de IA más poderosos, ponen de relieve el impacto social de estas tecnologías así como la necesidad de regular su funcionamiento

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OpenAI y ChatGPT (REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File
OpenAI y ChatGPT (REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo)

Un grupo de especialistas y empresarios tecnológicos a nivel global pidieron una pausa en el entrenamiento de los sistemas de Inteligencia Artificial más poderosos, incluyendo Chat GPT, a través de una carta abierta firmada por Elon Musk y otros referentes. Consideran que la IA “está fuera de control” y solicitaron que los laboratorios de inteligencia artificial generativa (IAG) detengan el entrenamiento de los sistemas más poderosos durante, al menos, seis meses. Argumentaron “riesgos profundos para la sociedad y la humanidad”.

Está claro que estos avances son inevitables y nadie los está pudiendo frenar de manera efectiva. No obstante, ¿cuáles son los verdaderos intereses detrás del pedido de pausa en las investigaciones y qué postura ha tomado la comunidad especializada en inteligencia artificial?

El impacto en el empleo debería ser relativizado si se tiene en cuenta la posibilidad de la IA para agregar valor a procesos que siguen posicionando a las personas y equipos humanos en el centro de dichos procesos

Algunos interpretaron el pedido liderado por Musk como una “moratoria” para equilibrar la competencia desenfrenada de las empresas en el desarrollo de la IA, incluso de aquellas compañías más desfavorecidas y también como cierta dosis de soberbia que implica emplazar la democracia y derechos de las decisiones en IA en solo seis meses.

Resulta evidente que todas estas discusiones insinúan la incomodidad dentro y fuera de la industria con el vertiginoso ritmo de avance de la IA. ¿Qué postura han tomado gobiernos y naciones?

Preguntas abiertas

Una de las principales preguntas que ponen en juego los modelos de inteligencia artificial generativa (IAG), es cuánto de estos procesos y tareas pueden ser automatizables y si la IAG puede reemplazar a los humanos a corto plazo. También surgen interrogantes en actual discusión tales como la posibilidad que tienen estas tecnologías de generar contenido sesgado (y su impacto en campos como la política, la justicia, medioambiente, inmigración, economía, etc.), los desafíos éticos (creatividad y propiedad intelectual) y la privacidad.

Al mismo tiempo, el impacto en el empleo debería ser relativizado si se tiene en cuenta la posibilidad de la IA para agregar valor a procesos que siguen posicionando a las personas y equipos humanos en el centro de dichos procesos. Si bien la visión tradicional plantea que muchos puestos de trabajo serían reemplazados por la IA, la realidad es que también muchos de estos puestos serán transformados y reinventados por la IA, no perdidos.

Algunos interpretaron el pedido liderado por Musk como una “moratoria” para equilibrar la competencia desenfrenada de las empresas en el desarrollo de la IA

No se trata de hacer lo mismo con menos gente, sino de hacer más y mejor, de producir con mayor calidad. Es allí donde la IA evidencia sus oportunidades y ventajas competitivas. La clave estará en la demanda real e insatisfecha de estos puestos que requieren mayor capacitación sobre estas herramientas, incluyendo fomentar la creatividad, innovación y trabajo en equipo.

Se requieren respuestas inmediatas sobre estos problemas y hay innumerables discusiones abiertas. Queda en claro que, aun así, no se trata de demonizar ni glorificar los avances de la IA y el ChatGPT, porque los beneficios y los riesgos están a la vuelta de la esquina. Conocer en qué medida las empresas, organizaciones, gobiernos y sociedades están preparadas para estos desafíos y anticipar futuras oportunidades, forma parte de nuestros mayores intereses e inquietudes.

El autor es co-fundador y Chief Data Scientist de 7Puentes

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