“El avance tecnológico siempre puso a prueba la notable capacidad de los individuos y las sociedades para adaptarse al caos de la transición y sobrevivir a lo que los economistas llaman “destrucción creativa”, sostiene Ian Bremmer, el reconocido analista internacional.
¿Qué es esa destrucción creativa? es lo que estamos viviendo. Es cuando una gran innovación cambia el modelo de negocio transformando todo: las técnicas de producción, de comercialización, el producto, la relación con el consumidor y, sobre todo, a los líderes que tienen la habilidad de la conducción en ese camino desconocido.
En procesos económicos complejos y de alta incertidumbre como el que atravesamos, se genera una combinación de posturas de defensa, aversión al riesgo y dificultad en la toma de decisiones. Aún en una matriz productiva tan heterogénea como la argentina, existen sectores como la energía, la minería y la economía del conocimiento que trascienden el contexto. Es más, estas industrias son las que están generando modelos que desafían las turbulencias e incluso proyectan a mediano y largo plazo.
Esas compañías coincidieron en un primer concepto: las tradicionales cadenas de valor debían transformarse en alianzas colaborativas constituyendo nuevos acuerdos que no sólo permitan satisfacer una demanda, sino que debían originar nuevas ofertas, desarrollar, crear. La tradicional cadena de valor donde cada eslabón ponía su parte dejó paso a un colectivo de colaboración integral.
Como si fueran organismos vivos, estas estructuras trabajan en redes, modifican sus esquemas de negocios con agilidad, cambian la lógica y cooperan entre diferentes segmentos, para liderar procesos de innovación y potenciar el talento.
Una gran innovación cambia el modelo de negocio transformando todo
Los ecosistemas dinámicos son relevantes en el mundo por los avances tecnológicos, pero también por la globalización de los negocios y por el impulso que hoy la colaboración entre empresas que impulsan alianzas estratégicas con otras compañías, startups, sus proveedores, clientes e incluso con las comunidades en las que interactúan. Es el modo que los habilita a crear sinergias y recursos complementarios.
En estas redes, cada integrante y cada núcleo obtienen más respuestas para sortear la inestabilidad macroeconómica. Si bien los sectores que mencionamos lideran esta tendencia, existen ecosistemas positivos en todas las actividades, y eso explica la resiliencia de las empresas argentinas ante las distintas crisis que atravesamos en las décadas recientes.
Un ejemplo concreto de compañías tradicionales puede ser la alianza a la que llegaron Coca-Cola y Arcor hace algunos años, para trabajar de manera conjunta en el desarrollo de nuevos productos y para abordar cambios de demanda hacia las alternativas saludables que demanda el mercado. No solo crearon innovaciones aplicadas a la industria alimentaria, sino que también crearon un fondo de inversión para emprendedores en proyectos de biotecnología aplicada, tecnologías agropecuarias y medioambientales, dando también espacio a fintech, comercio electrónico y otros proyectos.
Incluso en distintas escalas, la receta del éxito para un ecosistema dinámico tiene que ver con un objetivo en común. El acceso a recursos y necesidades complementarias entre empresas permite a las organizaciones intercambiar, capacidades y conocimientos que no poseen internamente y que no son el core de su organización.
El enfoque sustentable permite predecir si el ecosistema puede ser exitoso, cruzado con variables más cuantitativas como los niveles de inversión, fusiones, adquisiciones, y la escalabilidad de proyectos.
Lo que está claro es que ha cambiado el paradigma: vamos hacia la generación de valor en un contexto de cambio creciente, que requiere de flexibilidad y dinamismo de los entornos empresariales para acelerar la adaptación y la generación de valor. Del mismo modo, vivimos un punto de inflexión a partir de una nueva geopolítica mundial que necesita de lo que produce nuestro país: energía, litio, alimentos, conocimiento.
Vamos hacia la generación de valor en un contexto de cambio creciente, que requiere de flexibilidad y dinamismo de los entornos empresariales
Tenemos una gran oportunidad y los ecosistemas dinámicos se vislumbran como una estrategia esencial para motorizar el crecimiento, así como también acelerar la adaptación y la generación de valor de cara al próximo ciclo político que resetea el clima de negocios y puede transformar esta gran incertidumbre en expectativas.
El próximo 1 de noviembre en el 13 Foro Abeceb, se abordará estos temas tan relevantes con líderes de relieve internacional como Mariano Rajoy, Mauricio Macri, Martín Migoya, Ian Bremmer, Bisila Bokoko y Marcos Bulgheroni, entre otros.
Aprender, debatir e involucrarse son aspectos fundamentales para que desde todos los sectores colaboremos en dinamizar los nuevos negocios, la economía, la innovación y el cambio social en Iberoamérica.
La autora es Presidente y CEO de Abeceb, consultora de economía y empresas