Luego de que el resultado de las PASO reafirmara el escenario de tres tercios que pronosticaban las encuestas desde hace varios meses en la carrera presidencial, observamos en los medios de comunicación un sin número de análisis que pretendían abordar y conceptualizar la destacada performance electoral del candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei.
En términos muy generales las conclusiones a las que se arribaron en dichos análisis abarcaban distintas concepciones. Por un lado, sostienen que una parte importante del electorado que votó a Milei lo hizo porque siente que el sistema democrático actual es incapaz de satisfacer ciertas demandas que consideran imprescindibles para su vida cotidiana (el llamado voto bronca o decepción).
Para este segmento de votantes, los análisis concluían que las propuestas de Milei los interpelaban de manera directa en sus problemáticas diarias, como consecuencia del discurso del economista que les ofrecía soluciones concretas e inmediatas, cuasi mágicas.
Por otro lado, se consideró que otra porción de los votantes que eligió a Milei comparte con el candidato un fuerte componente ideológico dominado por ideas conservadoras y radicalizadas, de doctrinas neoliberales desde lo económico, pero con un enérgico anclaje reaccionario en asuntos sociales y particularmente con una visión muy negativa del rol del Estado como ordenador social. Cabe aclarar que numerosos integrantes de esta fuerza se autodenominan liberales o libertarios.
Por último, tendremos en cuenta que se ha postulado en distintos medios que el núcleo duro de esta fuerza son los varones jóvenes de diferentes clases sociales, que actuaron motivados por diversas razones, independientemente de sus propios bagajes de vida.
Para intentar fortalecer el análisis decidimos realizar un estudio de campo, basado en una encuesta focalizada en los votantes de La Libertad Avanza, con el fin de refutar o verificar algunas de estas conceptualizaciones.
El “Voto bronca”
El voto bronca o voto castigo está conceptualizado como un voto esencialmente negativo, que pretende cortar un estado de situación vigente, terminar con un proceso de Gobierno y hasta con un sistema político. Y lo cierto es que un 94,3% de los votantes de Milei entienden que el país atraviesa una situación muy mala, y un 74,6% asegura estar de acuerdo con que el Estado debe ser reducido a su mínima expresión.
Pero las contradicciones con los análisis que universalizan el voto a Milei de esta manera surgen al profundizar en las preguntas hacia este electorado. En nuestra encuesta sólo el 15,3% considera al Estado como un “enemigo” y sólo el 7,6% se manifiesta de acuerdo con la eliminación del Banco Central.
Además, el 79,5% está de acuerdo con que sea el Estado quien garantice las jubilaciones, el 66%`opina también que el Estado es el mejor ordenador social y un 60% que el Estado debe garantizar la Salud y la Educación.
El voto ideológico
Si bien no hay, fuera de su propia fuerza, análisis que engloben a la mayor cantidad de votos de Milei como producto de una coincidencia ideológica con el candidato, se hizo mención a la capacidad de “convencimiento” que el economista posee para con sus votantes.
Al preguntar las motivaciones que tuvieron aquellos que lo eligieron como candidato a presidente del país, el 53,1% de los encuestados asegura que sus propuestas le gustan. Sin embargo, al ser consultados por propuestas puntuales la mayor coincidencia, de tan sólo un 31,2% surge del planteo “reducción del 90% de los impuestos”. La “reducción del gasto público” cosechó apenas un 22,2% de apoyo directo y la dolarización un 21,5%. Una nueva contradicción.
El voto joven
Está claro que para conseguir el sorpresivo resultado electoral que tuvo Milei, lo tienen que haber votado mucha gente más que tan sólo “los varones jóvenes”, sin embargo y aunque sus votantes si son en su mayoría hombres el criterio de edad queda desterrado. El candidato de La Libertad Avanza cosechó votos en todos los espectros etarios y de diferentes ocupaciones y clases sociales.
En el estudio que realizamos un 29,7% es empleado privado, un 18,9% profesional independiente y cerca de un 11% comerciante. Personas que se ocupan de su casa, jubilados, empleados públicos, estudiantes y desocupados completan el electorado.
Otros resultados
Se desprende de los resultados obtenidos que ciertos “slogan” y/o consideraciones que Milei impulsa han sido efectivos en su electorado.
En este sentido, el 64,6% de los encuestados (todos votantes de La Libertad Avanza) aseguran identificarse con la frase “los políticos son una casta”. Algo que se sostiene en cierta medida cuando el 15,4% dice haberlo votado principalmente porque “proviene de fuera de la política”.
Otro de los planteos que cosecharon más apoyo fue el de reprimir las protestas sociales, piquetes y manifestaciones, con un 72,9%. Ya se mencionaron las contradicciones en este último aspecto, pero es importante mencionar además y tal vez como uno de los principales empujes electorales que seducen al electorado de Javier Milei es su preocupación por la inflación que aqueja al país entero; un 54,2% entiende a este problema como su principal preocupación, seguido de la Seguridad con un 19,7% y la corrupción con un 12%.
Conclusiones
No existe análisis directo ni uno, o dos, criterios capaces de englobar al electorado de Javier Milei. Sus votantes son tan variados como la sociedad misma. Sin embargo, prevalece en la mayoría de ellos una percepción negativa de la política y sobre todo de los políticos, por fuera del sistema democrático e incluso del Estado (contrariamente a lo que Milei profesa).
El voto bronca, en este sentido, es con los políticos, es con personas y no con “el sistema”.
A la vez, existe un criterio atomizado y casi individualista en cuanto a las motivaciones que sus electores poseen cuando el análisis es más profundo que un simple “me gusta”. Como consecuencia, es tan factible que se produzca una dispersión del electorado de cada a las elecciones de octubre como que se radicalice un sentido de pertenencia para con este candidato.