Entre dolarización y reformas

El desafío de las empresas argentinas en el horizonte económico

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Vista de billetes de dólares, en una fotografía de archivo. EFE/Sebastiao Moreira
Vista de billetes de dólares, en una fotografía de archivo. EFE/Sebastiao Moreira

La dolarización anunciada por el candidato a presidente Javier Milei, junto con la eliminación de subsidios en energía y transporte, arroja una serie de complejidades en el panorama económico. Estas políticas, aunque buscan estabilizar la economía, amenazan con generar en el corto plazo un fuerte impacto en la demanda local debido al incremento en los costos para los consumidores y empresas.

Es crucial la importancia de considerar los efectos de corto plazo en decisiones de política económica. La eliminación abrupta de subsidios podría generar una contracción inmediata de la demanda, afectando el poder adquisitivo de la población.

El equilibrio de mercado se determina por la interacción de la oferta y la demanda. Si la demanda se contrae y las empresas no pueden adaptar rápidamente sus estructuras de costos, podríamos ver un exceso de oferta, generando una espiral deflacionaria. Aquellos que son partidarios por dolarizar, deben evaluar el impacto de esta medida en quienes representan el motor de crecimiento de un país. Las empresas.

Es necesario realizar un cambio profundo en la economía argentina y hay muchos elementos positivos en una eventual dolarización: estabilidad monetaria, reducción del riesgo cambiario, acceso a mercados internacionales, incentivo a la inversión extranjera en el país (dada la eliminación de la incertidumbre cambiaria). Pero también es importante implementar políticas compensatorias, como un programa de “subsidio por desempleo”, que permita amortiguar el impacto inicial en las familias más vulnerables, no en un extremo que desincentive la iniciativa privada -como sugiere el economista Thomas Piketty implementando un impuesto del 90% para aquellos que más tienen- sino aplicar políticas que permitan paliar de manera momentánea una grave e inevitable crisis económica.

Hoy es justamente el momento donde el estado debe apoyar la iniciativa del sector privado competitivo no prebendario.

No es momento de impuestos, es momento de incentivar. No es momento de extremos ni de aplicar soluciones mágicas. Mucho menos de políticas que han mostrado su fracaso a lo largo de mas de 70 años. De seguir por este camino llegaremos a una desintegración social. Ambas posturas pueden ser entretenidas para un debate abstracto, pero es desconocer la realidad social y la actualidad de las empresas pensar que alguna de estas recetas aisladas brindará la solución.

En este marco, las empresas deberán reevaluar sus estrategias. Mantener o maximizar las utilidades requerirá de una reestructuración en la producción, la eficiencia y la adaptabilidad a esta nueva realidad. La inversión en nuevas tecnologías es crucial. En un marco de apreciación de la moneda y baja pronunciada en la demanda del mercado doméstico, aquellas empresas sin un plan B y sin un esquema exportador actual, se verán forzadas a cerrar sus puertas. El momento de mejorar la competitividad es ahora. Argentina debe inspirarse en el esquema de Japón, Alemania y Singapur, entre otros, ejemplos de que la única forma de salir de una crisis profunda es alimentando los proyectos privados, aquellos que en todo el mundo les ha permitido crecer de manera exitosa y poder sobrellevar sin mayores desequilibrios crisis internacionales.

No debe existir un ejemplo de éxito más grafico a estudiar que el de Alemania de la post guerra.

Las empresas alemanas se concentraron luego de la Segunda Guerra Mundial en la innovación, la calidad y la eficiencia teniendo como resultado final productos con un alto valor agregado, lo que les permitido una meteórica recuperación, y aun hoy a pesar de la fortaleza de su moneda, le permite a Alemania seguir liderando el ranking mundial de países exportadores.

Asimismo, no fue una decisión mágica a través de una sola medida: uno de los pilares fundamentales fue reconstruir el tejido social y las hambrunas.

Argentina tiene aún un alto porcentaje de gente calificada y altamente instruida que va a resultar fundamental en este proceso.

De cara a una eventual apreciación del peso, las empresas que viven gracias al proteccionismo deben reconvertirse. Es momento de entender que no pueden seguir eternamente basando sus utilidades en el subsidio del estado, solo basta con mirar el ranking de las empresas más grandes del país para entender por dónde pasa hoy la matriz productiva y la eficiencia empresarial.

Así como también, aquellas empresas exportadoras que han logrado capturar mercados internacionales mediante el esfuerzo y la innovación, deben seguir incrementando sus mejoras en estos aspectos.

Argentina debe encarar urgente una simplificación de su sistema tributario, logístico y una revisión de la burocracia aduanera para mejorar la competitividad exportadora, entre otras cosas. La cooperación público-privada, la inversión en I+D y una visión a largo plazo serán esenciales.

Este período de reformas presenta también una oportunidad. Es el momento para que Argentina, con una política coherente y la colaboración del sector empresarial, trace una senda de desarrollo sostenible y estabilidad.

Pueden ser muchas las industrias con oportunidades en nuestro país, las alimenticias podríamos afirmar que son una de las industrias que mayor ventaja comparativa tienen.

Estrategias en tiempos de apreciación

Ante la apreciación de la moneda, las empresas argentinas se enfrentan a decisiones críticas. Una estrategia clave podría ser la diversificación de mercados y productos, buscando no solo adaptarse a las variaciones del mercado interno, sino también explorar nichos internacionales.

Como mencionamos anteriormente, invertir en tecnología y formación del capital humano son pasos esenciales.

El conocimiento y habilidades de los trabajadores son fundamentales para la competitividad. La mejora continua y la adaptación a nuevas técnicas y métodos de producción permitirán a las empresas argentinas mantener y mejorar su posición en el mercado.

La evaluación constante de la cadena de valor, identificando áreas de mejora y optimización de recursos, será vital. La implementación de prácticas de negocios sostenibles y responsables, alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, puede abrir nuevas oportunidades de colaboración y acceso a mercados, donde hoy es requisito fundamental para exportar. Cada vez mas las empresas extranjeras auditan los sistemas de trabajo, salarios, y calidad de vida de los empleados de las organizaciones. Ya no solamente es el precio la variable fundamental.

En este contexto desafiante, la creatividad, la innovación y la adaptabilidad se convierten en la moneda de cambio para la supervivencia y el crecimiento empresarial. La historia económica nos enseña que, en tiempos de crisis, las empresas que logran reinventarse y adaptarse son las que emergen más fuertes y resilientes.

Sea quien fuera el presidente que resulte electo, y se produzca o no una dolarización, Argentina va de manera inevitable a una crisis económica sin precedentes. Puede suceder de manera programada, o como es la historia de nuestro país, una explosión y arrancar de cero. El costo del Stop and Go nos ha dejado con empresas no competitivas y la mitad de la población en la pobreza.

Es tiempo de sensatez y no de demagogia.

* El autor es asesor en estrategias corporativas.-

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