Siempre es casta contra casta

La gobernabilidad es el todo. El caos es la nada. No tenemos tiempo ni ganas de equivocarnos

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Congreso de la Nación
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Desde que existen los jóvenes, se viene desatando la rebelión contra el Status-Quo. Lo hicieron los jóvenes Moisés, Jesús y Mahoma (por orden de aparición) y los no tan jóvenes Sócrates o Voltaire.

Todos los cambios de era se producen barajando y dando de nuevo. En muchos casos, con violencias extremas -las revoluciones americana, francesa o rusa- otras, son marcadas por la continuidad -la independencia del Brasil o la sucesión de las viejas dinastias europeas o los neo-emperadores del Partido Comunista chino.

En todos los casos, hay un componente de recambio generacional, con aparición de nuevas instituciones y componentes tecnológicos de avanzada (como ahora, la Inteligencia Artificial).

Es decir, la “Rueda con Piñon Móvil” de la historia gira para adelante y para atrás. Mira para adelante y usa los espejos retrovisores para no chocar de atrás. Pero, las castas no desaparecen. Cambian de ropaje y algunos componentes son jubilados, sin su consentimiento y bajo protesta. Cuanto mayor es el fracaso de una camada dirigencial, mayor es el repudio que despierta.

Como diria el pensador Wilfredo Pareto en su teoria de “La Circulacion de las Elites”, todo ocurre alrededor de una mesa de “almorzando con Mirta”, donde los comensales se van rotando, danzando un minue que se va repitiendo, una y otra vez durante décadas.

Hay que entender este fenómeno como necesario e inevitable. Un porcentaje de “viejos sabios” sobreviven en cada tormenta y nuevas hordas se suman hambrientas al festín. Claro que ahora, en Argentina, solo quedan migajas y habrá que tener gran imaginación y coraje para crear riqueza y distribuirla con equidad. De eso dependerá el éxito o el fracaso de la nueva aventura.

Se necesitaran en todo el país no menos de 5.000 funcionarios de alta competencia y honestidad, comprometidos en el intento, solo para que haya alguna chance de triunfar. Este es el punto que deberá considerar la ciudadanía al momento de emitir su voto. No elegirá una persona sino una circunstancia donde la persona es sólo un elemento más.

Por eso los países exitosos son los que saben renovar/conservar un sistema dirigencial que puede aprender de sus propios errores y encontrar los mecanismos para subsanarlos. Es un desafío entre cambio/continuidad que sólo pueden administrar hombres y mujeres con una nueva/vieja experiencia para no derrapar por las banquinas o caer en el precipicio.

La gobernabilidad es el todo. El caos es la nada.

En el mundo actual, la previsibilidad y credibilidad de un país, se mide por el comportamiento de su Banco Central ¿.cómo haremos para recuperar esos valores, si destruimos el nuestro?

La cultura de un país se mide por el nivel se la educación pública ¿Cómo mostraremos con orgullo la nuestra sino reconstruimos la Escuela Pública ?

¿Cómo obtendremos la divisas para crecer y cumplir con nuestras obligaciones sino incrementamos nuestro comercio con China, con Brasil y con todos los paises que quieran hacerlo con nosotros, sin repetir la experiencia “ideologizada” del Kirchnerismo ?

Todos sabemos cual es el mapa interno y externo que tenemos que recorrer y quien dispone de los equipos para hacerlo. La “agenda de la Libertad” es ambiciosa, pero posible, es disruptiva, pero ordenada, es audaz, pero responsable.

No tenemos tiempo ni ganas de equivocarnos.

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