¿Cómo sería la política sin sobres? Cuando asumí un cargo en el gobierno de ´Carlos Menem al poco tiempo nos enviaron un sobre con unos dólares, que supuestamente implicaban un complemento al salario oficial. Era una discusión entre pocos, la mayoría no se daba por enterado del obsequio, les alcanzaba con disfrutarlo. Algún periodista debería reconstruir el relato de esos tiempos, era el principio de la corrupción de la política, eran pasos demasiado meditados para convertirse en casualidad. Los que veníamos de otros tiempos nunca lo habíamos imaginado, porque antes se arriesgaba la vida, ahora solo la moral y sin duda la misma dignidad. Si hasta el golpe militar la política impedía los negociados, ahora era necesario asociarla para juntos -empresarios, sindicalistas y políticos- ocuparse de saquear las arcas del Estado. El verdadero Estado somos todos, lo triste es que hace tiempo no hay quienes expresen las necesidades del conjunto entonces resulta usurpado por burócratas disfrazados de revolucionarios y operadores de negocios simulando ser políticos.
La gran transformación del tiempo de Menem fue convertir cánones en coimas sobre empresas que generan ganancias y subsidios en jugosos retornos en compañías que generan pérdidas. Privatizar facilitaba robar, ya no se trataba de un funcionario responsable, ahora eran respetables ingresos de una empresa que se había apropiado de lo que era de todos. Menem y Néstor Kirchner se pusieron de acuerdo para destruir YPF iniciando una de las peores miserias impuestas utilizando de pantalla la digna historia del peronismo. Luego Néstor duplicó el juego, explotación del vicio de los débiles donde no deja de existir el retorno. Cuando Mauricio Macri, acompañado de dirigentes cercanos, me preguntó qué pedía para ingresar al PRO respondí sin dudar: “Si prometen devolver el juego de Palermo a las instituciones de bien público para que ayuden a los que están en situación de calle me afilio hoy mismo”. Estaba pidiendo que devolvieran una de las coimas “privatizadas” para endulzar a políticos y a empresarios.
El juicio que acabamos de perder como nación tiene que ver con un invento de Néstor para hacerse de una parte de YPF a través de un testaferro. La fachada habla de los derechos humanos y la realidad, de grandes fortunas mal habidas. Han inventado centenares de “curros”, hasta algunas universidades zonales que no guardan ni nivel intelectual ni razón de existir. El cuento es acercar la universidad a los humildes, la realidad es alejarla del nivel de exigencia que todo saber merece, creando refugios para sus militantes rentados. La destrucción de los ferrocarriles es el más atroz ejemplo de irresponsabilidad y la pretendida “dolarizacion”, una humillación de la patria que no se le ocurriría a ninguno de nuestros hermanos del continente. Entre el nefasto médico Lotocki y el patético economista Milei hay demasiados parecidos como para no ser un signo de esta etapa histórica. No tener moneda es no tener bandera, dejar de ser patria para convertirnos en colonia.
Un cretino indigno de respeto escribió “Robo para la corona” hasta que lo convirtieron en activo partícipe de parasitar lo colectivo. Él también, como les sucedió a tantos otros supuestos “militantes”, quedó sometido al silencio de los empleados bien rentados. La dignidad exige rebeldía pero denunciar al otro es una perversa manera de ocultar las miserias propias.
Nadie se atrevió a evaluar la fortuna que costó la campaña del último oferente a destructor del Estado, demasiados empresarios sueñan con una colonia sin regulaciones donde puedan terminar de humillar a los humildes. En esa atroz tarea participan camporistas y macristas y también los nuevos que prometen acelerar el retorno al feudalismo, camino en el cual estamos hace tiempo. Debemos aclarar que el nervio de “la casta” son los empresarios, siendo socios principales los sindicalistas y los políticos coimeros solo una dependencia obediente de los mismos.
La política es un arte, hoy degradada en manos de economistas y encuestadores, de coachings, de analistas y acusadores profesionales en cantidad, quedando pocos con intención de pensar. Reivindico a Carlos Pagni que fue capaz de dialogar con el Padre Pepe y también, con mi odiado personal, Loris Zanatta. El Padre Pepe es un ejemplo de solidaridad desde la fe, Zanatta es un experto en populismo, palabra que utilizan con el oscuro objetivo de devaluar lo popular aislando al indefenso devaluándolo en consumidor. Siempre contrapongo a Zanatta con Raanan Rein, un intelectual de mirada pacificadora, que refiere a los pueblos sin agradar demasiado a las empresas. El italiano estuvo edulcorado, no insultó a “sus obsesiones” de siempre que lo convirtieron en famoso, el catolicismo y el peronismo, se tomó un descanso de su empleo con los poderes de turno.
Creo recordar el título de un libro de Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo y si sustituimos “izquierdismo” por “kirchnerismo” nos queda clara la razón del peronismo perdiendo casi todas sus provincias; destaco también el aporte de la manga de rentados que incapaces de cambiar la mediocridad de sus consignas repiten patéticas monsergas sin reconocer los resultados . Las palabras de la señora Carlotto me dieron vergüenza ajena porque los derechos humanos deben pertenecer a la sociedad toda y no a una secta que los utilizó como cobertura de otros objetivos.
La despreciable “casta” nació con Menem, se consolidó con los Kirchner, se institucionalizó con Macri y hoy pretende consagrar a su mejor candidato, un ignorante que logró ocupar el lugar vacante en expresar el hartazgo y la rebeldía. Los kirchneristas gestaron una falsa izquierda que culminó su ciclo dando a luz dos derechas y estas no son falsas, son verdaderas. Todo comenzó con unos dólares y hoy existen miles de coimeros pero también hay millones de subsidiados, de pobres que cortan las calles. Lo que se inició con unos sobres, inauguró el ciclo donde la ganancia se distanció del esfuerzo y la producción. Es bueno recordar que el verdadero liberalismo incita a la generación de riquezas y a la libre competencia sin embargo su degradación, es el triunfo de la intermediación y los intereses financieros. Esa dupla siempre genera miseria. Menem destruyó el Estado, los Kirchner sembraron miseria y grieta, Macri endeudó en dólares sin razón y nos dejó prisioneros, los inútiles de hoy agudizaron todas las miserias. Si la política es digna uno vota abrazado a la esperanza, ahora solo lo hace huyendo de los miedos.