Cuenta regresiva para las elecciones y los inversores lo saben (o lo que es aún más importante, lo sentirán en sus carteras). Y si bien la probabilidad de que la definición final llegue dentro de poco menos de un mes hoy es baja, ese domingo -al menos- dejará sólo dos opciones y una carrera corta (pero vertiginosa) a un nuevo gobierno.
En este marco, la agenda promete ser intensa y dinámica. Sin ir más lejos, varias son las fechas ya marcadas en el calendario que se deben tener en cuenta tanto de la coyuntura externa (que se enfrenta a la recta final del año) y no hay dudas, de la local.
Acá las políticas lógicamente marcarán el paso, y todo lo que desde ellas se dispara (o dispare). En este sentido, resultados de debate, encuestas, y hasta la evolución del día a día de las reservas, la inflación y el dólar -o en especial, la brecha si no se cuestiona que el tipo de cambio oficial se mantendría estable al menos hasta mediados de noviembre- serán dato para el mercado. Al igual que, los resultados de las renovaciones de deuda y la evolución del stock -sobre el que pesa una fuerte incertidumbre-, las medidas que se anuncien (o incluso no se hagan), y hasta el armado del equipo una vez definido el presidente…
Un amplio universo de datos, noticias y más que presionará (seguro) sobre la volatilidad de los activos de riesgo local, y obligará a una gestión activa de las carteras de inversiones si uno busca maximizar las oportunidades que existan.
Obligará a una gestión activa de las carteras de inversiones si uno busca maximizar las oportunidades que existan
En concreto, un escenario que no fue fácil las últimas semanas -y basta ver las cotizaciones-, y que tampoco se espera lo sea en las próximas. Incluso los inversores se deben preparar para un verano en donde el descanso en las playas o montañas necesitará combinarse con alguna mirada a las posiciones financieras.
Y, por ende, un plazo bastante mayor al que sólo resta al 22 de octubre, lleva a plantear algunas recomendaciones básicas -pero claves para los próximos meses:
Conocerse. De forma simple y breve, significa entender (y no mentir) al evaluar la aversión al riesgo. En otras palabras, el rechazo y lo que genera el quedar “atrapado” en situaciones de potenciales pérdidas de los ahorros. Una forma de autoevaluarse, y recomendación básica (y hasta obligatoria desde el lado de un asesor financiero) es conocer el perfil de inversor que identifica a cada uno. Un test de pocas preguntas lo definirá, y evitará a nivel general quedarse con inversiones que no dejen dormir de noche, en especial en una coyuntura donde las expectativas pueden ir virando de forma muy rápida.
Diversificar. Forma parte del ABC de las finanzas, y busca reducir el riesgo de una cartera. Con racionalidad, evitar colocar los ahorros sólo en un activo, sino diversificar en varios instrumentos (y/o sectores) que además podrá potenciar la ecuación riesgo-retorno de la posición. Acá, y en particular para quien comienza a invertir o el capital no es muy alto, una buena opción son los Fondos Comunes de Inversión. Con una suma quizás no muy abultada, se puede por ejemplo “comprar” una canasta que contiene varios bonos o acciones (o hasta bonos y acciones).
Con una suma quizás no muy abultada, se puede por ejemplo “comprar” una canasta que contiene varios bonos o acciones
Fijar un objetivo. Esta es una condición básica en cualquier coyuntura que uno comience a invertir, pero en tiempos como los esperados puede decirse que debe tener aún mayor fuerza. La posibilidad de fuertes variaciones en los precios de corto plazo es un dato a la hora de si se está pensando en invertir para las vacaciones de este verano, para comprar un auto o para la jubilación (incluso si lo que se busca es no perder con la inflación en los días hasta que tenga que pagar la tarjeta). Este objetivo será un gran determinante de los instrumentos que pueda sumar a la posición.
Asesorarse. Mantenerse informado y, de ser necesario, recurrir a un asesor financiero podrá marcar la diferencia en los próximos meses. La dinámica de la coyuntura necesitará de estrategias de gestión activa, ya que podrá ir dando oportunidades -sean para obtener una mejor rentabilidad, o bien evitar pérdidas importantes-.
Bonus track. Manejarse con stop order en las posiciones financieras es un dato útil para optimizar el manejo de las inversiones, en especial, en periodos de alta volatilidad.
En conclusión, habrá que ocuparse (no preocuparse) si lo que uno busca es hacer rendir los ahorros, pero lo importante es entender que las opciones están y que sólo hay que buscarlas.