Carta a mi padre, José Ignacio Rucci

El secretario general de la CGT y estrecho colaborador de Juan Domingo Perón en los tiempos de su retorno a la Argentina, fue asesinado por la guerrilla dos días después de que el General ganara las presidenciales por abrumadora mayoría. El homenaje de su hija, a 50 años del atentado

José Ignacio Rucci junto a sus hijos, Claudia y Aníbal

Hoy hace 50 años que no estás. No es cierto... ¡estás! ¡Qué loco!, hasta yo me confundo.

No estás, tal vez, en muchos de los que deberías estar. ¡Pero en mí estás siempre!

Estás en ese colibrí que todas las mañanas picotea el malvón en la ventana de mi cocina. Estás cada vez que escucho a Serrat (¡que tanto te gustaba!). Estás cada vez que paso por RutaSol, donde íbamos a comer asado en familia. Estás cada vez que comemos fideos tirabuzón, tus preferidos... ¡Estás cada vez que juega tu San Lorenzo!

Estás en cada uno de mis hijos, siempre, en cada pregunta de ellos sobre vos; en el más chico, que juega al fútbol. Y cada vez que nombran su apellido, te recuerdan. ¡Estás!

Pude estar poco tiempo a tu lado, sólo 9 años, los más inocentes. Me hicieron crecer de golpe. De niña a mujer en un abrir y cerrar de ojos.

Claudia Rucci tenía 9 años cuando su padre fue asesinado, el 25 de septiembre de 1973

Cuando te fuiste, soñé durante muchos años que la casa se derrumbaba y que yo estaba adentro. Me despertaba pensando que debía sacar esos ladrillos que nos cubrían, que ese sueño quería decir algo y que yo tenía saber qué. No sabía qué, pero sí sabía que no podía quedarme bajo los escombros. ¡El mensaje era claro! Y así fue...

Pude entender, actuar, perdonar, buscar mi felicidad como ser único, sin mochila, sin odios ni rencores... Eso me hace feliz. Mirá viejo, a esta altura te lo tengo que decir: justicia, cero; amor, ¡un montón!

Pero la Argentina, viejo... Si te levantás, ¡te volvés a morir! Tu sangre derramada se fue transformando en… ¡no sé qué!

Aunque no lo creas, en esta Argentina que supimos conseguir, matan a los pibes para sacarles un celular o las zapatillas mientras esperan el bondi, muchos trabajadores en blanco no llegan a fin de mes y siete de cada diez pibes son pobres.

Claudia, José y Aníbal Rucci

Muchos se hacen los distraídos, ¡la pucha! Eso sí que duele. Eran de los tuyos. ¡Los de Perón! Aunque no lo creas… Se callan frente a un pibe que el día que en el Congreso de la Nación -cuando te homenajeaban- salió con que “él prefería homenajear a Tosco”... ¡se callaron! Cagate de risa... ¡No se animaron a defenderte!

Así estamos acá, viejo. De Perón, nada. De unidad nacional, nada. De promover trabajo genuino que dignifique, nada. De movilidad social ascendente, nada. De derecho a la educación pública de calidad, nada. De salud pública de excelencia, ¡nada! Eso sí, cada burrada que hacen la hacen en nombre de Perón, de Eva... Y ¡sarasa! Y algunos hasta se atreven a nombrarte...

Ninguna buena noticia viejo. Acá todo para atrás. Pero tranqui, ¡la vamos a seguir luchando! Junto a los que sueñan la misma Argentina que vos soñaste. Porque por suerte, para muchos, tu vida no fue en vano. Y aquí estaremos juntos poniéndole el pecho. ¡Se te ama viejo! ¡Se te extraña! ¡Seguí acompañándonos desde arriba!

Hace 10 años, placa en homenaje a José Rucci en el 40 aniversario de su asesinato