Escribe Carolina Mantegari, del AsisCultural, especial para JorgeAsisDigital.com
La chispa, la pauta y la literatura siciliana
Fenómeno Milei compite con Bullrich-Mauricio por la representación del cambio que reclama la sociedad. ¿Y si de repente el cambio es Massa?
La chispa
¿La chispa no aparece porque Patricia no prende, o Patricia no prende porque no aparece la chispa?
El problema es siempre la chispa. O su falta. Alberto Pierri, Pensador de Lanús, solía llamarla “la pelusa”. O “la Ferrari”, como la denominan hoy en el PRO.
Es la chispa el origen del conflicto en Juntos por el Cambio. Divergencias de Maxiquiosco entre Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, y Horacio Rodríguez Larreta, Geniol.
La chispa aparece sólo cuando aumentan las posibilidades de ganar.
Pero Patricia, La Montonera del Bien, “no prende”. Sirvió para la odisea de desplazar a Horacio (por instrumentación de Mauricio).
“El que gana conduce y el que pierde acompaña”. Horacio ahora acompaña como un caballero, pero la chispa no la pone. La “Ferrari” la tenía (¿o la tiene?) reservada para su exclusiva epopeya personal. Se supo que, en la noche posterior a la derrota, Horacio convocó a sus tres principales amigos en la parrilla de La Recova. Y que los sorprendió: “Estoy dispuesto a reiniciar la campaña para 2027″.
Trascendió que María Eugenia, La Chica de Flores de Girondo, lo contemplaba con una conmovedora mezcla de admiración, perplejidad y ternura.
La confusión como elemento de trabajo (1)
La confusión es nuestro elemento de trabajo. Lo único que nos queda. Debemos cuidarla.
En “La invención de Milei”, se explicó que Javier Milei, C-Boy (león que vence a la manada de leones) es el “monstruo que se inventó a sí mismo”.
Pero debe aceptarse que Milei fue también un intento de construcción de Sergio Massa, El Profesional. Para dividir a la oposición de Juntos por el Cambio que tenía servida, en bandeja de plástico, como una ofrenda natural, el poder. El objetivo de Massa consistía en perforar la columna vertebral del macrismo.
Pero Milei no solo se emancipó de la ambición indirecta de Massa. Derivó en el Fenómeno Milei que excede al provincianismo cultural argentino.
“Huye de lo que te excede”, aconsejaba Santo Tomás de Aquino (inspirado en los griegos que ya solo lee Alejandro Fantino, Pará Pará).
Massa logró, en efecto, con el Fenómeno Milei (que al final lo excedió) fragilizar al adversario principal. Pero con su crecimiento, Milei logró posteriormente vencer y superar al doctor Frankenstein vocacional que se creyó el inventor.
Confusión (2)
Hoy Mauricio, a través de la ya distante Patricia, supo exterminar a Horacio. Sin pelearse con Milei, ahora Mauricio compite por representar, a través de Patricia, la necesidad de cambio que reclama (o exige) la sociedad.
Inteligente, Mauricio pretendió sumar a Milei para encarar la utopía del cambio (aunque produjera el exterminio de la coalición). Pero ya era tarde. Milei se había convertido, por su cuenta, en el paradigma de la representación.
Crecía Milei exponencialmente mientras Patricia y Mauricio se empeñaban en pulverizar cotidianamente al kirchnerismo. Sin rozar, siquiera, a Milei, quien justamente los había desplazado. La ilusión del cambio le pertenecía claramente al Fenómeno.
Y cuando casi vencida Patricia decide pulverizar a Milei también es tarde. Para fragilizar a Milei y mostrarse más sólida, Patricia recurre entonces a Carlos Melconian, Académico del Suburbio. Resulta Melconian de utilidad para demoler el esquema de dolarización y la brutalidad de la motosierra de Milei. Pero no alcanza.
Tampoco le alcanza a Patricia con la humanista incorporación del filósofo Santiago Kovadloff. El Predicador del Country.
Confusión (3)
Patricia pretende asociar frontalmente a Mauricio en la difícil exterminación de Milei. Pero Mauricio -si bien se resigna a continuar con Patricia- prefiere estar espiritualmente cerca de Milei. Es quien lo reivindica y legítima. A los efectos de apoyar a Milei, sin decirlo aún, en la segunda vuelta de noviembre. La de Milei contra Massa (Patricia se encuentra signada por la sospecha de quedarse afuera).
La numerología marca hoy -17 de septiembre- a Milei con 38 puntos, seguido por Massa con 32 y tercera Patricia con 25. Entonces Patricia puede atravesar un ciclo extravagante. Después de haber sido el instrumento para exterminar a Horacio pasa a ser la penúltima exterminada por el Ángel Exterminador.
A quien Mauricio se propone ahora exterminar, a través de Milei, es al enemigo real. A Massa. La postrera invención del populismo kirchnerista.
¿Y si el cambio es Massa?
En la coyuntura, mientras Milei y Patricia compiten por la hegemonía del cambio para la primera ronda de octubre, Sergio inexplicablemente se proyecta.
¿Y si de repente Sergio es el cambio? Se trataría de otro milagro. Como haberse resignificado en candidato competitivo. O llegar, algo detonado, a la frontera de agosto. El milagro que le falta consiste en despojar a Milei y a Patricia de la paternidad del cambio.
Sergio captura parte de centralidad desde el estancamiento del gobierno a la deriva de La Doctora (que preside Alberto, El Poeta Impopular). Ilusión que, en la práctica, como gobierno ya no existe. Un fantasma.
Hoy conduce Sergio como un Artista (circense) de Variedades, desde las alucinaciones del ministerio de Economía. Con inflación extraordinaria, falta de reservas, «riesgo de país» terrible, y con pronósticos estratégicamente sombríos.
Pero igualmente el Artista de Variedades se la rebusca para mantener latente la expectativa del milagro. Mantiene resignados, en el bolso, a los tiburones de la Federación de Peronismos Provinciales, Sindicales y Municipales. Sin siquiera quererlo en la Federación deben aferrarse, en defensa propia, a los artilugios de Sergio.
Literatura siciliana. Lampedusa
Quien entiende el juego del cambio es, en efecto, Axel Kicillof, El Gótico. Sabiamente Axel, bastante golpeado por la doctora Preska, propone dejar de cantar las canciones viejas “que conocemos todos”. Tienen que componer canciones nuevas.
Pero Máximo Kirchner, En el Nombre del Hijo, no lo entiende. Máximo compite ideológicamente con Axel por la consideración perversa de La Doctora.
A quién debería consultar Máximo es, en realidad, a la señora Florencia Kirchner. La hermana es culta de verdad. Florencia podría ilustrar a Máximo sobre la sentencia más clásica de la literatura siciliana. Indica que para permanecer “es necesario que todo cambie”.
Para que todo siga exactamente igual (leer a Giuseppe Tomasi di Lampedusa).
Entonces de repente es Massa el que se propone como el cambio mientras se desgastan mutuamente Patricia, la afectada, y el favorito, el Fenómeno Milei.
Final con pauta
Los grandes medios -Clarín y La Nación- no son actores de reparto. Son protagonistas que encabezan el elenco y aspiran a dirigir la obra.
Cunde la atmósfera de pánico entre el esplendor de la incertidumbre. Las alternativas emergen desoladoras.
Milei amenaza con arrancarles la institucionalidad sustancial de la pauta publicitaria. Entre la pauta o la vida, los empresarios siempre escogen la pauta.
Entonces en los dos grandes medios (de pólvora mojada) se espantan por el monstruo que ayudaron a gestar. Está Milei mucho menos “chiflado” de lo que creían. Lo celebraban como una pintoresca atracción mediática. Como presidente nunca.
Mientras Patricia no prende, comparativamente Sergio se les presenta como más permeable. Aunque los economistas de la casa lo masacran. Por ahora. Pero se les puede entrar -sospechan- a través del 5G. Martincito, como don Jorge, se emocionan. Saben que Massa sabe de qué se trata. Habla un perfecto español. Con menor acento mejicano que el de Milei.
Y que Massa también trafica (como Bullrich y Milei) la modernidad ajada del capitalismo.
El problema es que Massa arrastra, en el combo, la representación del mal. O del kirchnerismo. La Doctora con la brigada ligera de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Inquieta, hasta el temor, en Nación y Clarín, el poder de decisión que La Doctora pueda mantener en un gobierno real de Massa.
Pero les entusiasma la posibilidad de que sea precisamente Massa el único que pueda terminar con La Doctora.
“No puede Sergio sorprendernos ahora con la lealtad”.
Continuará