La OCDE, una oportunidad estratégica

Reactivar el proceso para formar parte del foro contribuiría a la mejor inserción y promoción internacional de Argentina

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Los países más prósperos del mundo forman parte de la OCDE. En la imagen, un barco contenedor en el puerto de Tokio. EFE/FRANCK ROBICHON/Archivo
Los países más prósperos del mundo forman parte de la OCDE. En la imagen, un barco contenedor en el puerto de Tokio. EFE/FRANCK ROBICHON/Archivo

La adhesión de Argentina a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) debería figurar entre los objetivos diplomáticos de la próxima Administración. La OCDE, cuyo propósito es establecer estándares internacionales de buena gobernanza, agrupa a 38 democracias incluyendo algunas de las de mayor desarrollo económico a nivel mundial y representa el 80% del comercio y la inversión extranjera directa global.

Reactivar el proceso para formar parte del foro contribuiría a la mejor inserción y promoción internacional de Argentina y sería un instrumento para el fomento de la confianza de cara a los mercados y al sistema financiero internacional.

La OCDE, que nace como homologa económica de la Organización el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y sucesora del órgano responsable de administrar el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, fue creada en 1961 por Estados Unidos, Canadá y los países de la Comunidad Europea con el objetivo de definir reglas de libre mercado.

Hoy reúne a los países más prósperos del planeta y se está convirtiendo en un pilar de creciente relevancia en la cooperación internacional. La membrecía se está abriendo escalonadamente a las economías de mercado del mundo emergente y en las últimas dos décadas se han incorporado a 18 países, 4 latinoamericanos, Chile, Costa Rica, Colombia y México.

Sede de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en París(REUTERS/Charles Platiau)
Sede de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en París(REUTERS/Charles Platiau)

La Convención fundacional de la OCDE, a cuyos principios se deben adherir los nuevos miembros, establece como uno de los objetivos centrales el compromiso de trabajar por un orden internacional basado en reglas comunes de buena gobernanza. Asimismo destaca, como requisitos básicos de membrecía, la defensa de los valores democráticos, el estado de derecho, las libertades individuales, la protección de los derechos humanos y, entre otros, el establecimiento de economías de mercado abiertas, sostenibles, competitivas y transparentes.

Desde principios de siglo la OCDE ha tenido vínculos con América Latina en la facilitación del diálogo sobre políticas públicas y la difusión de mejores prácticas en áreas como la inversión, la educación, la inclusión, la lucha contra la corrupción y la política fiscal.

Las primeras gestiones argentinas para ingresar al organismo son de 1997 aunque la petición formal fue efectuada en el 2016 y aceptada en enero de 2022. Como parte de ese proceso, la Argentina se incorporó en el 2017 como miembro pleno a la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE y posteriormente como adherente de las Recomendaciones de Buenas Practicas Estadísticas.

Sin embargo, por el grave deterioro de las políticas públicas y derivas ambivalentes de la política exterior de la Administración Fernández, Argentina perdió, por el momento, la oportunidad de adhesión. Brasil y Perú, en cambio, es probable que sean admitidos próximamente junto con Croacia, Rumania y Bulgaria.

El acceso de Argentina a la OCDE, como instancia de estándares y parámetros para el desarrollo, podría contribuir a potenciar políticas públicas sustentadas en la calidad institucional y la buena gobernanza. También fortalecería la credibilidad política y económica, reduciendo asimetrías con los países más desarrollados. Asimismo, la adhesión, como prisma de inserción global, se traduciría en mayores inversiones directas, mejoras en las calificaciones de riesgo país, reducción del costo de capital y la posibilidad de concretar acuerdos diplomáticos que permitan una expansión geométrica de los mercados y del turismo.

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