La batalla del Norte Grande

Las provincias del norte representan 7 millones de votos, casi un “segundo conurbano” en donde la performance de Milei fue avasallante en las PASO

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Javier Milei en La Rioja
Javier Milei en La Rioja

A escasos 40 días de las elecciones generales del próximo 22 de octubre, son pocas las certezas que ofrece un escenario cargado de tensión e incertidumbre en la que la percepción generalizada es que “todo puede pasar”. Si bien la elección es, sin dudas, de final abierto, con una definición que pareciera encaminarse inexorablemente a un balotaje, hoy lo único que parece claro es que hay un gran favorito a vencer.

Tras su sorprendente performance en las PASO, que superó todos los pronósticos y expectativas, el “fenómeno Milei” está lejos de desinflarse. La victoria en las primarias no fue finalmente tan contundente en las urnas como en el plano simbólico, desde donde se proyectó su imagen como gran ganador de la contienda. Una percepción que no solo impactó en amplios sectores de la opinión pública que buscan un cambio profundo en el país, sino también en un sistema político que avizora una profunda reorganización tras la irrupción del libertario y en el establishment económico y financiero local e internacional, que pasó de mirar con desconfianza al economista a buscar un acercamiento.

Lo cierto es que las encuestas -aún con las limitaciones metodológicas de esta herramienta en el clima actual- muestran a Milei por encima de su performance en las PASO: entre el 34% y el 36%, según el relevamiento. Si bien a priori pareciera estar muy cerca del 40%, para evitar un balotaje debiera no solo perforar ese techo, sino obtener una ventaja de diez puntos respecto al segundo más votado. Un escenario que, al menos por ahora, parece poco probable. Es que en el escenario de los tres tercios que emergió tras las primarias, y aún con más de 10 millones de argentinos que no fueron a votar o lo hicieron en blanco, la gran dificultad que enfrentan los candidatos es encontrar los segmentos de votantes en los cuáles pueden crecer.

Si bien gran parte de la atención estará puesta -como es habitual- en el conurbano bonaerense, por su relevancia en el padrón electoral y el peso de las estructuras territoriales de los partidos tradicionales, las provincias del denominado “Norte Grande” se han convertido así en el escenario de otra gran batalla.

Se tratan de casi 7 millones de votos, un “segundo conurbano” en términos de peso en el padrón, en el que la performance del candidato libertario fue avasallante, rompiendo con la hegemonía del PJ en territorios donde otrora los jefes territoriales del peronismo conseguían victorias aplastantes. No es casual, por ello, que tanto Milei como Massa estén dedicando parte de sus esfuerzos a esta zona del país: en el caso del libertario, para no perder los votos conseguidos en las PASO, en el caso de Massa, para poder crecer de la mano de los caciques locales.

Sergio Massa en Tucumán
Sergio Massa en Tucumán

Basta analizar los resultados en algunos de los principales distritos del norte grande para entender su potencial relevancia de cara a las generales. Por ejemplo, en Tucumán, el distrito con mayor peso electoral de esta región, con un padrón de 1.320.000 electoral, Milei ganó con 342 mil votos, frente a Massa, que cosechó 313 mil. Una diferencia exigua pero, que si se compara con lo ocurrido en las elecciones provinciales celebradas apenas 2 meses antes de las primarias, arroja algunos datos tan sugestivos como sorprendentes: Osvaldo Jaldo, con Manzur como su jefe de campaña, triunfó con 500 mil votos. En otros distritos la tendencia fue la misma: por ejemplo en Salta, Milei ganó con 318 mil frente a un Massa que apenas obtuvo 155 mil, pese a que en mayo Gustavo Sáenz, había conseguido su reelección con 338 mil votos; o Formosa, donde Massa tuvo 147 mil votos y Milei 80 mil votos, pese a que Insfrán fue reelecto en junio con 235 mil votos.

No llama la atención, en este sentido, que el “ministro candidato” haya elegido a Tucumán para el relanzamiento de su campaña presidencial, acompañado por 13 gobernadores, incluyendo a todos los mandatarios peronistas y aliados del norte grande. Si bien no debe perderse de vista que las elecciones provinciales tienen una dinámica propia que no puede trasladarse automáticamente al plano de una elección nacional, la preocupación de Massa es que los gobernadores -y las estructuras territoriales que lideran- jueguen a fondo en las generales.

La percepción de que si ganara Milei, crítico feroz de la coparticipación, no solo pierde Massa sino también los gobernadores que, en varios casos, dependen muy fuertemente de las transferencias nacionales, parece haber facilitado este realineamiento después de los roces por el pago de la suma fija de 60 mil pesos anunciada por el ministro. No solo está la foto de ayer en Tucumán sino también algunas reacciones como las del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, quien al analizar las consecuencias de un hipotético triunfo de Milei para su provincia, amenazó incluso con renunciar a la gobernación que acaba de ganar.

En las filas de La Libertad Avanza, aún en el marco de una campaña que continúa evidenciándose como poco estructurada y por momentos anárquica, este tema parece estar entre las prioridades. En la agenda del propio candidato no solo hay visitas programadas para Jujuy y Salta, sino que se espera con optimismo el desembarco en el país de Guillermo Francos, quien renunció a su cargo en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para sumarse a la campaña como responsable de las relaciones con las provincias, y quien sería en caso de un triunfo libertario, el futuro Ministro del Interior.

Así las cosas, la campaña acelera de cara al 22 de octubre y se juega en varios escenarios, entre ellos en las provincias como las del norte grande, donde Milei demostró que es un fenómeno que trasciende ampliamente el carácter “metropolitano”. El objetivo de los principales candidatos es asegurarse un lugar en la segunda vuelta, donde aún todo puede pasar, incluso ver a “vencedores vencidos”.

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