En tiempos de incertidumbre económica y restricciones en el acceso a los dólares, la salud se convierte en uno de los sectores más afectados. El endurecimiento del control a las importaciones por parte del Banco Central de la República Argentina ha dejado en evidencia las consecuencias negativas que esto acarrea para el ámbito médico, y en particular, para los tratamientos de fertilidad asistida.
Como profesional de la salud, es inevitable ocultar la preocupación que surge a raíz de las limitaciones impuestas por el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA). Estas restricciones están obstaculizando el ingreso de insumos fundamentales para la medicina, lo cual tiene un impacto directo en la eficacia de los tratamientos de fertilidad.
La reproducción asistida y las trabas en las importaciones
En el ámbito de la fertilidad, el 85% de los insumos que utilizamos son importados: no solo elementos como pipetas o placas, sino materiales claves para el éxito del tratamiento, cuya falta puede afectar negativamente la conservación de los embriones, entre otros procedimientos.
Es inevitable ocultar la preocupación que surge a raíz de las limitaciones impuestas por el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA)
Los medios de cultivo son sustancias esenciales en las cuales se depositan los embriones durante su desarrollo fuera del cuerpo del paciente. El tiempo de duración de estos medios de cultivo es muy corto, y si las importaciones se retrasan, los medios de cultivo vencen y no pueden utilizarse, lo que condiciona la posibilidad de realizar los tratamientos de manera adecuada. Además, debemos destacar el riesgo asociado al uso de medios de cultivo “caseros”, que algunas clínicas están implementando como reemplazo debido a la dificultad de adquirir medios de cultivo importados. Esto pone en peligro la efectividad de los tratamientos de fertilidad.
Otro ejemplo crítico es la carencia de progesterona, una hormona esencial para preparar el útero y facilitar la implantación del embrión. Sin embargo, debido a las dificultades en la importación, ciertos tipos de progesterona, como la intramuscular o la subcutánea, ni siquiera están disponibles en el mercado. Esta limitación impacta negativamente los resultados clínicos de los tratamientos y pone en riesgo el éxito de los mismos.
El 85% de los insumos que utilizamos son importados: no solo elementos como pipetas o placas, sino materiales claves para el éxito del tratamiento
Las restricciones a las importaciones tienen consecuencias directas en los tratamientos de reproducción asistida. Esto implica que muchas personas se vean obligadas a repetir los procedimientos una y otra vez, lo que genera un aumento en los gastos para las obras sociales y prepagas, así como un desgaste físico y emocional para las personas que están en tratamiento y una carga económica para las familias que buscan hacer realidad su proyecto de tener hijos. Es un círculo vicioso que daña gravemente al sistema de salud en su conjunto.
El consenso: una prioridad
Es urgente la implementación de nuevas medidas que permitan liberar las importaciones de insumos médicos. Es necesario lograr un consenso entre la Cámara de Comercio, la Cámara de Clínicas de Reproducción Asistida y la Cámara de Importadores de Insumos Médicos para garantizar el acceso a los insumos necesarios y poder responder adecuadamente a las necesidades de las personas que buscan formar una familia.
El bienestar de las personas y la salud de la sociedad en su conjunto deben ser prioridades fundamentales. No podemos permitir que las restricciones a las importaciones comprometan la calidad y efectividad de los tratamientos de fertilidad asistida. Es hora de realizar acciones concretas y buscar soluciones que promuevan el acceso equitativo a la atención médica y aseguren el cumplimiento del derecho de cada individuo a formar una familia.
El autor es Presidente y Fundador de WeFIV, Centro de Fertilidad y Reproducción Asistida