Realismo político para el crecimiento y el desarrollo

Las actuales potencias industriales se desarrollaron aplicando adecuadamente las recetas del proteccionismo e intervención del Estado, subsidiando o eximiendo de tributos a sus empresarios

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El papa Francisco Europa Press/Contacto/Ramiro
El papa Francisco Europa Press/Contacto/Ramiro Agustin Vargas Tabare

El Arzobispo de Buenos Aires Jorge Garcia Cuerva destacó dos verdades que señalaba el empresario argentino Enrique Shaw: la necesidad del desapego del yo personal y del yo social en la vida empresaria, no imponiendo sus propias ideas o las de un grupo; y la segunda referida a la necesidad de “superar la cortina (llamada hoy grieta y que el dignatario calificó de “herida”) que se hace tanto más difícil de levantar entre el empresario y los dirigentes sindicales o trabajadores y poder “establecer el contacto personal de hombre a hombre” (de la homilía Misa 27/8/23, Ntra.Sra. del Pilar).

“Principios para superar los problemas de la economía argentina”, según José Alfredo Martínez de Hoz

Dijo el Papa Francisco y nosotros lo repetimos con particular referencia a la Nueva Democracia que, contra toda adversidad recuperamos junto al pueblo trabajador. “«El pueblo debe hacer memoria» de que todo esto Dios lo ha hecho «en camino» con su pueblo” (Homilía titulada: “Camino y Memoria”, 2016).

En un discurso de la política liberal argentina reconocida por el mundo financiero y bancario “internacional”, un poderoso empresario agrícola ganadero, abogado, docente universitario y economista argentino describió las principales causas de los problemas de nuestra economía en los siguientes términos:

“…un Estado empresario que había asumido funciones correspondientes a la iniciativa privada, que había regulado actividades económicas que debía realizar el mercado a través de la oferta y la demanda, que había intervenido en el mercado laboral estableciendo pautas rígidas para las relaciones obrero-patronales (leyes sobre empleo estable, indemnización por despido, negociaciones colectivas, etc.) y que también había protegido a los empresarios a través de aranceles a la importación de mercaderías y subsidios. Este conjunto de factores había determinado un creciente déficit fiscal, una inflación galopante y una burguesía renuente a invertir, por no tener competencia y por el alto costo laboral producto de la capacidad de presión de los sindicatos. Así habían imposibilitado –afirmó- la modernización y el crecimiento económico del país”. (Felipe Pigna, en El Historiador).

Demolición del Estado y destrucción de empresas industriales

Y agrega Felipe Pigna en el lugar citado: “Para superar esos problemas, propuso una Reforma del Estado (demolición que él comenzó y terminó una década después el segundo presidente de la Nueva Democracia, el agregado en nuestro) que destruyera las características empresariales e interventoras de éste y garantizara la libertad de producción, circulación, precios iniciativa, etcétera… A la vez, para hacer más competitiva la industria, planteó una apertura económica que permitiera el ingreso de mercaderías y así que el mercado determinara qué empresas deberían subsistir por ser capaces de producir bienes baratos y buenos. A esta visión se la denomina “darwinismo social” porque él plantea que el más apto sobrevive y se desarrolla y el otro muere por falta de capacidad para adaptarse al cambio y el progreso. (…) La opinión del establishment internacional le era unánimemente favorable. El banquero David Rockefeller declaró a la revista Gente, el 6 de abril de 1977: ‘Siento gran respeto y admiración por Martínez de Hoz. Es muy obvio para mí, como para todo el segmento bancario y económico internacional, que las medidas de su programa son las indicadas’ (autor cit. op. cit.).”

Este cronista fue alumno y aprobó Derecho Agrario y Minero en la cátedra de José Alfredo con altas calificaciones. Y sabe que, cuando años más tarde siendo ministro, hacía esas afirmaciones no era porque no advirtiera su falsificación de la realidad. Estaba “imponiendo” una idea, cuya aspiración no declarada consistía en un modelo de país para pocos.

El resultado de su gestión fue el deterioro del salario, la quiebra de las empresas públicas y muchas de las privadas, el empobrecimiento general y un descomunal endeudamiento con el FMI (parece casual) de USD 45.000 millones. Con la soga al cuello la inestabilidad se apoderó del gobierno democrático de Raúl Alfonsín que desembocó en la hiperinflación del año 1989. Destino parecido a éste sufrió Fernando de la Rúa cuando le explotó la bomba que le dejó el gobierno ultra liberal de Menem.

Los pibes y pibas que nacieron durante la Dictadura ignoran el brutal despojo del patrimonio nacional, la destrucción de la industria y las desgracias que causaron sus políticas económicas y las del segundo gobierno de la Nueva democracia.

“Capitalismo social e industrialización para el crecimiento económico y para el progreso humano” (Paulo VI E. <i>Populorum progressio</i>)

Como esta nota debe ser necesariamente breve no podemos reproducir las críticas de la Iglesia Católica al mundo donde reina el capitalismo salvaje, así llamado para diferenciarlo del capitalismo social (ver San Pablo VI, op. cit. y Concilio Vaticano II). Remitimos a la DSI y en especial a la Carta apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco. Sí vamos a mencionar dos de los principios que este último enunció “La realidad es superior a la idea” y su coherencia con las enseñanzas de Chang y “La unidad es superior al conflicto”.

“La realidad es superior a la idea”, en <i>Patear la escalera </i>y <i>La economía comestible</i> de Ha Joon Chang

En nuestra nota del domingo pasado en este medio de la mano del economista Ha Joon Chang de University of Cambridge creímos encontrar coincidencias con los principios liminares del pensamiento del Papa Francisco y en especial de esta regla enunciada en sus años de profesor en el Colegio Máximo de San Miguel y décadas después siendo Papa Francisco, en Evangelii Gaudium Nro. 231 in fine, 2013).

El mundialmente reconocido economista explica, sin pelos en la lengua, cómo los países que son potencias industriales, en los últimos siglos se desarrollaron aplicando adecuadamente las recetas del proteccionismo e intervención del Estado subsidiando o eximiendo de tributos a sus empresarios. Inglaterra y Estados Unidos son casos paradigmáticos en los siglos pasados y Corea del Sud hoy (sobre esas premisas de estar en el subsuelo es uno de los más desarrollados del mundo). Esa es la realidad que prevalece sobre la idea; una realidad que se transforma y en una etapa posterior de su crecimiento económico, esa idea de “protección” debe ser reemplazada por las premisas opuestas de libertad de comercio y mercado libre. Con lo cual se entiende que no se puede hablar de libre comercio o libre mercado en términos absolutos. Se trata de verdades relativas.

Qué se esconde tras el silencio de los candidatos presidenciales

Es inaudito que durante un proceso electoral presidencial argentino actual, tan largo y aburrido, en lugar de detenerse en cuestiones banales no se debatan estas cuestiones centrales como ¿Qué hacer para fabricar baterías de litio para los nuevos vehículos eléctricos que el mundo desarrollado precisa? ¿Con quién asociarse en ese desafío? Si tenemos la segunda reserva mundial de litio, los equipos técnicos y científicos para extraerlo, el conocimiento tecnológico para elaborarlo y producir la batería. ¿Por qué invitamos a las multinacionales de los países fabricantes de automóviles para que vengan, lo extraigan y se lo lleven a centavos de dólar la tonelada y en su país, con su tecnología y mano de obra, fabriquen las baterías que nos venden después a nosotros como un auto-parte del vehículo?

Esa vía frena el desarrollo, impide el crecimiento y la grandeza. Un aumento no significativo de los impuestos a las exportaciones y unas pobres regalías a las provincias no lo justifican. Es hora de examinar a fondo si esas decisiones políticas y de empresarios argentinos están contaminadas y ver la realidad desde diferentes perspectivas para abonar un diálogo fecundo.

“La unidad es superior al conflicto”

En la XIII Jornada de Pastoral Social en Buenos Aires, en el año 2010, el arzobispo Bergoglio desarrolló el principio “la unidad es superior al conflicto” que amplió siendo Papa en el 2013 en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (Alegría del Evangelio), desarrollo del punto que hicimos en nuestro artículo en Infobae, 16 de May. 2021. Para entablar un diálogo que supere los conflictos y conduzca a la unidad en democracia debe partirse de la premisa de la primacía de la voluntad del pueblo.

Y para entablar un diálogo fecundo -como dice el Arzobispo de Buenos Aires- hay que “curar la herida” que sufrimos los argentinos.

Superar “la cortina”, “herida” o grieta que nos divide y hablar “de hombre a hombre”

La semana pasada en la Parroquia Nuestra Señora del Pilar el Arzobispo de Buenos Aires, primado de la Argentina Monseñor Jorge García Cuerva en la misa que concelebró con Monseñor Poli en ocasión del traslado de los restos del empresario argentino Enrique Shaw a esa Parroquia se preguntó: ¿Qué significa la vida y el testimonio de Enrique Shaw para nosotros en nuestra Argentina 2023? Y leyó dos de sus textos conteniendo dos ideas fundamentales.

La primera referida a la necesidad del desapego del yo personal y del yo social en la vida empresaria, no imponiendo sus propias ideas o las de un grupo; y la segunda referida a la necesidad de “superar la cortina (llamada hoy grieta y que el dignatario calificó de “herida”) que se hace tanto más difícil de levantar entre el empresario y los dirigentes sindicales o trabajadores y poder “establecer el contacto personal de hombre a hombre”.

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