Abrazo al cielo

Fede fue un guardián de la democracia. A 40 años del retorno de la democracia, Federico la defendió y la honró hasta su último aliento y doy fe de eso

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La despedida de Cata Delía al fiscal Delgado

Hace una semana, justo el sábado pasado, a los 54 años Federico Delgado, el fiscal delgado para los argentinos, el profesor Delgado para sus alumnos, el autor Federico Delgado para sus lectores, papá para Tomás, Juan y justo, marido para Ivone, Fede para los amigos y colegas, mi compañero de vida, de libros de textos, de notas de programas, de este programa de radio y de proyectos de todo tipo. Mi confidente, mi amigo del alma se nos fue. Y una parte de mí se fue con él y al mismo tiempo una parte de él se quedó conmigo.

Por eso hoy no me sale hablar como periodista. Es imposible, casi no puedo hablar sin llorar. Voy a hablar desde el lugar de la amistad, pero honestamente estoy tan triste que las palabras casi no me salen así que discúlpenme. La noche anterior a su partida, la del viernes, me quedé dormida mientras nos escribíamos mensajes con Fede, Le mandé una foto nuestra en nuestro rinconcito de charlas de los últimos años, que es el pastito de la placita que está enfrente a la TV Pública. Siempre elegíamos algún lugar donde nos dé el sol en la cara. Le dije, con esa foto, que cuando todo esto terminara y él saliera de su enfermedad y de sus dolores, íbamos a retomar nuestras charlas al sol sobre cómo el mundo se va al carajo, que era nuestro tópico preferido cuando no hablábamos de trabajo. Su respuesta a ese mensaje llegó a la mañana siguiente, el sábado unas horas antes de que muriera y me decía: “No te olvides de hacerlo, castor”. Después me escribió “yo me duermo” y una dos horas más tarde se durmió y ya no se despertó.

El martes sus seres más queridos nos despedimos en el Varela Varelita, su lugar en el mundo, el bar que hubiera elegido Fede para tomar un último café. Ahí estaban la leona de su mujer, sus hijos maravillosos (Tomás, Justo y Juan) mis nuevos hermanitos, como decimos con Tomás. Su hermano Gabriel, su cuñada y sus sobrinos amados Jorgito y Marchu, sus pollos y amigos de la Fiscalía N°6, y un montón más de gente querida de distintos círculos. La foto de ese día en el Varela Varelita y los mensajes de despedida de los diarios en las redes en los teléfonos dicen mucho de cómo era Fede.

Fede fue una persona que vivió mil vidas en una y que dejó huellas imborrables en todas. Como fiscal federal Fede intervino en las causas por crímenes de lesa humanidad sobre el robo de bebés durante la última dictadura, y los cometidos en los centros de detención clandestina del Primer Cuerpo del Ejército, en las que los su responsable fueron juzgados y sentenciados. Fue el fiscal de muchas de las causas judiciales más pesadas y conocidas en las que estuvieron involucrados instituciones y hombres poderosos como Julio De Vido, Ricardo Jaime, José López y Daniel Angelici. También los escándalos por el pago de sobornos en el Senado, en el gobierno de De la Rúa, y el megacanje de Domingo Cavallo, las tragedias de Once y de la fiesta electrónica Time Warp, el secuestro del padre de Carlos Tévez, las coimas de Odebrecht y también las causas que involucran a Cristina y a Néstor Kirchner por conflicto de intereses entre sus negocios privados y la función pública, y a Mauricio Macri por presunto lavado de dinero.

El fiscal federal Federico Delgado
El fiscal federal Federico Delgado

Con cada uno de sus trabajos Federico Delgado, Fede para mí, honró su cargo y la democracia argentina, incluso cuando su compromiso le costara las cosas más valiosas. En sus tres libros “República de la impunidad y Justicia” y “La cara injusta de la Justicia” que es el que escribimos los dos, quedaron escritas muchas de sus verdades, entre ellas, la forma en que la familia judicial maneja la vida de los tribunales con sus propias normas y castiga a los que no quieren ser parte, como le pasó a Federico. Por seguir el camino de la ley y la autonomía que juró honrar cuando lo designaron como fiscal, Fede sufrió jefes que no solo no apoyaron su trabajo, que hizo con mucho esfuerzo, sino que lo castigaron. Sufrió superiores que trataron de torcer su voluntad de todo tipo de maneras, sufrió sumarios administrativos que presentaron en su contra y causas penales infundadas que progresaron, a pesar de lo que dice la ley. Sufrió mucho, especialmente durante el macrismo, causas armadas en su contra. Una, por ejemplo, fue una denuncia en su contra que hizo el entonces juez Claudio Bonadío tras una presentación del jefe de la AFI durante el macrismo Gustavo Arribas y otra que tuvo el juez Marcelo Martínez de Georgie tras una denuncia de Jorge “El Corcho” Rodríguez, también otro investigador de Federico por ese entonces.

En su libro “Injusticia” hay un fragmento que encapsula parte de la historia de Fede y de la historia reciente del estado de terapia intensiva en la que está el Poder Judicial argentino y la soledad con la que trabajan funcionarios judiciales como él. Dice así fue en ese fragmento: “Salvo la voluntad personal de no ceder ante las presiones, no hay mecanismos institucionales para enfrentar esos problemas porque la cuestión no son las personas sino que existe una estructura pensada para que la justicia no hagan justicia. En los casos que involucraron a grandes empresarios funcionarios y jefes de gobierno, el sistema judicial se puso en marcha para aplicar la ley de tal modo que no se cumplió el mandato de hacer justicia que juramos respetar en la Constitución Nacional. Como fiscal fui y soy testigo del fracaso de la ley como medio para conseguir soluciones justas porque nuestra Justicia muchas veces trabaja para darle impunidad a los poderosos”.

Fede no fue solo un gran fiscal, un gran escritor, un gran profesor, un gran mentor, un gran divulgador, un gran jefe, un gran compañero, un gran padre, un gran maratonista, un gran jugador de tenis, un gran alumno, un gran ciclista, un gran tío, un gran marido, un gran hermano, un gran amigo, una gran persona. Fede fue un guardián de la democracia. A 40 años del retorno de la democracia Federico la defendió y la honró hasta su último aliento y doy fe de eso. Por eso no solo vive en el corazón de los que tuvimos el lujo de compartir la vida con él sino también en nuestra historia la historia de la Argentina y espero que como ciudadanos como oyentes de este programa, del que él formaba parte, honremos en vida. El ejemplo que nos dio, y a vos Fede espero que te llegue todo el amor que te mandamos que te mando donde quiera que estés te voy a extrañar como a nadie abrazo al cielo.

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