En ciencia y tecnología, Milei integra la casta

El candidato a presidente acaba de ingresar a esa “clase especial” que opina y pretende conducir un objeto sin conocerlo. Quiere decir que también es parte de la casta política

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El candidato a la presidencia
El candidato a la presidencia de la Nación por La Libertad Avanza, Javier Milei, en su cierre de campaña. (Foto: Franco Fafasuli)

El señor Javier Milei, en su condición de candidato presidencial, ha generado una enorme preocupación en un sector muy importante de los empresarios argentinos, especialmente de los pequeños y medianos del campo y de la ciudad. A partir de una enorme, aparente, falta de información, sostuvo que, de ser electo presidente, cerraría el CONICET.

O no le interesa la sobrevida de nuestro rol como creadores de riqueza a través del trabajo de compatriotas que en nuestros laboratorios, fábricas, talleres o usinas aplicamos los conocimientos y tecnologías que los científicos y tecnólogos de ese organismo producen para que nuestras empresas transformen en nuevos productos y servicios y así competir en los mercados nacional e internacional. O, lo que es más preocupante, pretende hacer desaparecer la institución para condenar definitivamente a la Argentina a ser un proveedor de materias primas para que sean procesadas en el hemisferio norte sin el agregado de valor por nuestros trabajadores absorbiendo los inventos y las tecnologías de nuestros científicos y tecnólogos.

Nuestro país es el octavo con mayor extensión territorial del mundo y sólo el 30% de su tierra tiene la humedad necesaria para su cultivo. Nuestro campo puede, con el dominio de la tecnología, expandir las tierras cultivables y convertir a Argentina en el proveedor del 40% de las proteínas del mundo. Podemos agregar más valor a esas proteínas con tecnología en el campo y la industria. Necesitamos continuar el desarrollo tecnológico y la innovación para ocupar un lugar central en las economías del mundo porque en las próximas 3 a 5 décadas apenas el 25% de los alimentos provendrán sólo de la tierra, el 75% restante serán producto de esas tierras más ciencia y tecnología agregadas.

Sin ciencia y tecnología desarrolladas con el sostenimiento de los Estados Nacional y Provinciales, nuestras empresas están condenadas, porque la rentabilidad de nuestros negocios, responsables de más del 80% del empleo registrado privado del país, no permite estructurar laboratorios adónde podamos alojar a los científicos y tecnólogos para que creen, innoven y produzcan nuevos conocimientos.

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

El señor Milei evidentemente desconoce que el directorio que conduce CONICET está conformado por 8 miembros; 4 científicos elegidos por sus colegas de las 4 grandes áreas del conocimiento y 4 representantes de partes de la sociedad: 1 por las 24 provincias, otro por las universidades públicas de Gestión Estatal y Privada, uno propuesto por las organizaciones de la Industria (UIA, CGI, CAME, etc) y otro por las del Agro (SRA, FAA, CRA y CONINAGRO), espacio que ocupo yo propuesto por la Sociedad Rural Argentina. No sé si sabrá Javier Milei que el primer Premio Nobel de Medicina de nuestro país, el Dr. Bernardo Houssay fue quien creó CONICET y fue su primer Presidente y lo hizo en una época en que casi ningún político tenía clara la importancia de la ciencia como palanca del desarrollo nacional, pero confiaron en su sabiduría y experiencia. 65 años después de tantos logros notables de la ciencia argentina, afortunadamente pocos lo dudan, aunque queden algunos políticos que siguen sin entenderlo, como lo evidencia este candidato.

El candidato Milei ha dicho en el programa del señor Marcelo Bonelli en Radio Mitre del 19 de agosto de 2023 que todos los investigadores argentinos son “delincuentes”, desconociendo que esos “delincuentes” -a quienes la empresa Bioceres llama investigadores de CONICET- fueron quienes descubrieron el gen que otorga al girasol su capacidad de tolerar la sequía y la salinidad, lo cual dio origen a los famosos HB4 y HB11 que, aplicados a las semillas de trigo y soja, generaron una verdadera “revolución de productividad” en el agro argentino y permitieron incorporar estos cultivos a regiones en las que antes era impensable implantarlos. Para que se informe el señor Milei le proporcionamos la dirección web de esa empresa (https://bioceressemillas.com.ar/tecnologia), una de las innumerables que recibieron la transferencia de las tecnologías desarrolladas en los laboratorios, institutos, universidades, entre otros, donde trabajan los investigadores científicos y tecnólogos argentinos. Le informo al señor Milei que esa empresa cotiza en la Bolsa de Nueva York.

Y no es el único caso. Apolo Biotech (https://apolobiotech.com.ar/) es una empresa de base tecnológica, creada por investigadores de CONICET, quienes generaron una tecnología que propone un cambio sustancial en la forma de manejo de cultivos en agricultura. Esta tecnología se basa en moléculas de ARN para generar memoria y capacidad de respuesta en las plantas, sin la generación de un OGM (Organismo Genéticamente Modificado). Ellas se basan en compuestos bioquímicos de muy bajo impacto para el ambiente y la alimentación; son moléculas que se degradan en el ambiente sin causar daños. Una nueva revolución verde sostenible en puertas nacida en el seno de los Institutos de Investigaciones de CONICET.

Pocos días atrás se presentó la última Empresa de Base Tecnológica (EBT), GALTEC, incubada en los Laboratorios de CONICET y cuyos productos prometen revolucionar las tecnologías para enfrentar el cáncer, las enfermedades autoinmunes e inflamatorias. Una más de las 55 empresas de base tecnológica nacidas en nuestros laboratorios, la inmensa mayoría de ellos compartidos con las universidades argentinas, públicas y privadas. En 2022 CONICET facturó a 1285 PyMEs y realizó más de 15.000 Servicios Tecnológicos de Alto Nivel (STAN).

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¿Sabe el candidato que Vaca Muerta no existiría sin la existencia de Y-Tec, mega laboratorio creado por CONICET e YPF en los alrededores de La Plata, para dar sustento tecnológico al complejo proceso productivo que en esa cuenca hidrocarburifera se lleva a cabo? Seguramente tampoco sepa que allí se desarrolló toda la tecnología para producir baterías de litio y así dejar de exportar el mineral para que el agregado de valor se haga en las potencias industriales del Norte.

Seguramente el Lic. Milei también desconozca que CONICET integra y dirige la Red de Seguridad Alimentaria (https://rsa.conicet.gov.ar/) junto con INTA, INTI, CNEA y universidades, que da respaldo científico a organismos, empresas y terceros países sobre la inocuidad de los alimentos que produce nuestro país, tal como lo exige la Organización Mundial del Comercio. Y esa red en los últimos años ha producido más de 50 informes técnico-científicos, a partir de sus casi 50 grupos integrados por más de 400 investigadores y expertos.

Sostienen algunos cientistas sociales que uno de los éxitos comunicacionales del candidato Milei es haber llevado adelante una verdadera cruzada contra las “Castas” políticas. El Diccionario de la Real Academia Española entre las 5 acepciones que otorga a la palabra Casta, define: “f. En algunas sociedades, grupo que forma una clase especial y tiende a permanecer separado de los demás por su raza, religión, etc.”. Pues bien, podríamos decir que uno de los caracteres de la casta política es el de hablar, gobernar o conducir sobre un fenómeno determinado sin conocerlo. Por lo tanto, señor Milei, lamento informarle que en temas de ciencia y tecnología usted acaba de ingresar a esa “clase especial” que opina y pretende conducir un objeto, sin conocerlo. Quiere decir que usted también es casta política.

Soy productor agropecuario, industrial, docente y directivo universitario y servidor público en CONICET (Ad-Honorem) y me pongo a su disposición para explicarle en todas esas condiciones por qué acaba de cometer un grave error diciendo, sin conocer en lo más mínimo de lo que está hablando, que hay que cerrar CONICET y que la investigación científica argentina no tiene productividad y que los investigadores argentinos son unos delincuentes. Si usted quiere lo espero en CONICET, el día que su abultada agenda se lo permita. Puede serle muy útil para conocer cabalmente el país y el Estado que pretende gobernar.

*El autor es director de CONICET en representación del sector agropecuario; vicerrector de la Universidad Nacional del Chaco Austral - UNCAUS y ex ministro de Educación Ciencia y Tecnología de la Nación.

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