¿Tendremos fuerza espiritual para cuidar el tesoro de la democracia?

Al oír al candidato representante de la primera minoría un escalofrío corrió por nuestra piel, trayendo a la memoria los momentos más siniestros de nuestra historia

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El papa Francisco (AP Foto/Gregorio Borgia)
El papa Francisco (AP Foto/Gregorio Borgia)

“…siempre somos responsables de lo que no tratamos de impedir” (Jean Paul Sartre “El existencialismo es un humanismo”, Buenos Aires, Losada 1980)

Los argentinos estamos atravesando una elección presidencial en medio de un proceso inflacionario. Nuestro propósito es para referirnos a la eticidad en la que se desarrolla el primero agravadas por la oscuridad que causa el segundo.

En primer lugar recordemos que la causa subyacente de los procesos inflacionarios siempre fueron debidos al financiamiento del gasto público mediante la emisión de moneda, lo que es capaz de llevar a un estado de hiperinflación cuando la pérdida de confianza en la moneda produce una inflación fuera de control (Thomas Sargent).

Asimismo que la hiperinflación se produce cuando el nivel general de precios sube un 50 por ciento o más y dura al menos hasta que la tasa de inflación descendió por debajo del 50 por ciento y permanece allí o en un nivel menor durante al menos un año.

Algunos datos históricos

Con el retorno a la democracia, el 10 de diciembre de 1983, dio inicio el gobierno de Raúl Alfonsín de la Unión Cívica Radical. Este fue heredero de una importante deuda externa de 45 mil millones de dólares más una importante deuda social. Después de atravesar sostenidas crisis el BCRA se quedó sin reservas y se retiró del mercado cambiario, subieron las tasas y aumento del déficit fiscal. La situación causó graves conflictos sociales que decidieron el adelanto de las elecciones y de entrega del poder lo que se produjo el 8 de julio de 1989 cuando de 460% de inflación mensual en abril había pasado a 764% en mayo. La variación de precios promedio anual fue de 3.079%, registrándose una devaluación también record: el tipo de cambio registró un aumento de 4.771% anual con respecto al dólar.

Menem redujo la inflación por la vía de llevar la moneda a una paridad camibiaria (1 a 1) con el dólar. Pudo sostenerse con recursos obtenidos de la liquidación y venta de las grandes empresas públicas. Ese estado duró relativamente un largo primer período de estabilidad mientras se consumía el patrimonio, pero produjo un atraso cambiario que fue aumentando hasta el fin de esa administración. La “bomba” estallaría en manos de la gestión radical de Fernando de la Rua que tras provocar una crisis renunció. El gobierno breve de Duhalde hizo un ajuste con una fuerte devaluación que provocó una caída de la inflación con recesión y un aumento de la pobreza. A varios años de crecimiento de altas tasas que caracterizaron el gobierno de Néstor Kirchner quien terminó con la deuda externa con el FMI.

El gobierno actual asumió su gestión con una importante deuda pública contraída por el gobierno de Macri destinada a pagar las contrataciones realizadas con el Estado y elevar el nivel de reservas del Banco Central. Fue un préstamo-auxilio del FMI-2018 de un monto de 45 mil millones. El préstamo facilitó su “salida” y entrega de la presidencia a la fórmula ganadora en el 2019 a quienes trasladó esas obligaciones. De eso se trata el acuerdo actual con el FMI del cual tanto se habla.

Este gobierno Fernández-Kirchner recibió la presión de esa deuda y soportó la adversidad de los gastos generados por los dos años de pandemia Covid 19 con más la reducción de los ingresos por causa de la peste, la desocupación y la asistencia de altos niveles de pobreza además de la negatividad de la sequía 2022. Esto provocó un importante déficit fiscal, fuerte emisión y los actuales niveles de inflación mientras que el gobierno sorteó hasta la fecha la falta de control. Así los argentinos llegamos a las elecciones primarias que, como sabemos arrojó, un resultado de tres tercios entre el oficialismo, la oposición y un nuevo partido político.

La agresión pública al Papa Francisco en el marco de la democracia

La Democracia es un tesoro”, dijo el Papa Francisco (y así se titula nuestra nota publicada en enero de 2022) y en el epígrafe de la misma nos preguntamos: “¿Tendremos los argentinos la suficiente fuerza espiritual y moral para preservar el tesoro de la democracia y ponernos de pie?”

En las PASO la primera minoría supera por un dígito a la segunda y esta a la tercera del oficialismo también por poca diferencia. Cuando decidimos escribir esta nota, lejos de cualquier compromiso o interés personal político-partidario fue porque al oír al candidato de la primera minoría un escalofrío corrió por nuestra piel trayendo a nuestra memoria los momentos más siniestros vividos durante la dictadura.

Agravios, improperios, falta de educación y de sentido de un discurso

El candidato a dictador declaró: “El Papa Francisco me parece un personaje de lo peor y de lo más nefasto” …. “Él como jesuita promueve el comunismo, el cual fue un fracaso en lo económico, lo social y lo cultural”, ridiculiza Milei comparándolo con El Maligno, es decir, el demonio. Y en nuestras pantallas lo escuchamos vociferar entre otras cosas que va a extirpar la justicia social y los derechos de los trabajadores y habría afirmado que está en contra de que Argentina sea un país católico, apoya la venta libre de drogas, de órganos o de niños, con el argumento de que son propiedad de los padres.

Y prosigue diciendo José Beltrán que “Considerándose experto en economía, Milei alaba el discurso en esta materia de Juan Pablo II, a la par que arremete contra el pensamiento de Francisco. “¿Qué es la Justicia Social? Es la envidia!”, se llegó a preguntar en un programa de televisión hace tres años. Y continuó: “La envidia es un pecado capital, habría que informarle al imbécil ese que está en Roma, que defiende la justicia social, que sepa que es un robo y que eso va contra los mandamientos”.

¡Voy a cerrar el CONICET!, vociferó hace pocos días. Y así podemos afirmar que “lo siniestro” del personaje contamina la política nacional -más allá de que haya muchas otras patologías en el gobierno y en la oposición que habría que superar como la corrupción estructural, las negligencias y los incumplimientos de los funcionarios.

Pero estas barbaridades del candidato hieren a personas en su dignidad y ofende el sentimiento católico de los católicos, el sentimiento republicano y los valores irrenunciables de la Constitución y de la Doctrina Social de la Iglesia. Por eso, entendemos, no deberían ser toleradas por la Justicia electoral argentina.

Los diarios y la televisión nos transmiten escenas que traen el horror a cada momento. Como cuando vemos las tareas de limpieza étnica de la población de los rohinyá por la policía de Birmania o las masacres en el Congo o el genocidio en Ruanda o las familias huyendo de los pueblos devastados de Ucrania, los bombardeos en Kiev, o cuando nos enteramos que un docente, pastor, sacerdote o pariente abusa a un menor y cuando un premio Nobel denuncia las intolerables desigualdades entre los paises ricos y los países pobres, por citar algunas de las muchas impresiones de horror. El horror se nos sube a la cabeza como cuando nos torturaron en el denominado “Campito” de Campo de Mayo aquel sábado de la Semana Santa de 1977 aunque el horror y el dolor no nos impidió luchar contra la Dictadura y por la Democracia a los pocos días de recuperar la libertad.

Debe saber este Señor que la recuperación de la libertad y la democracia se aceleraron por la resistencia llevada a cabo entre otros pocos grupos por los dirigentes sindicales de la clandestina CGT de la calle Brasil. Por eso siempre tratamos de impedir lo que creemos que se debe impedir.

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